RECICLAR: ¿ECOLOGÍA O ECONOMÍA?


Hubo un tiempo en que lo verde, vendía.  Y no eran precisamente los guardias civiles ni el verde OTAN, sino los llamados ecologistas.  Con el tiempo, el concepto de ecología fue calando en la población, y  de aquella protección a los pájaros y de los ecosistemas, pasamos al reciclaje actual.  Reciclar, palabra políticamente correcta y que nos empuja a procesar los materiales usados para la recuperación para un nuevo uso.

Y es así como se disponen de una serie de  contenedores  de variados colores,  para depósito de los desechos que nosotros mismos creamos.  Las botellas de vidrio en uno, los botes de plástico en otro, el cartón y papel en el siguiente, y porqué no, el aceite en el suyo propio.   Y tan felices.

Y uno que empieza a acercarse a la cincuentena, se acuerda de sus años pre-mozos, en los que en el colegio se hacían recolectas de papel entre el vecindario, para costearse el viaje de fin de curso.  Y se acuerda que aquellas revistas usadas y aquellas hojas de periódico se pagaban a dos pesetas el kilogramo.  ¡Y ahora las tiramos en un contenedor cuadrado  y azul! ¡Y gratis!.

También en mis años pre-mozos, los cascos de los refrescos tenían su precio. Precio que primero depositabas en el colmado y que te iban descontando en las próximas compras, siempre previa entrega del casco vacío.  ¡Y no digamos la alegría cuando encontrábamos alguno de vacío….!.¡Y nadie se atrevió a decirnos que estábamos reciclando! ¡O que éramos ecologistas!.
Y es que en aquellos tiempos ni reciclábamos ni éramos ecologistas, sencillamente éramos pobres y necesitábamos primeramente no derrochar el dinero, y si había posibilidad, hacernos con unas pesetas.  Parecía como si las palabras reciclar y ecología, no se hubieran inventado todavía.

Ahora, varias décadas después, y aunque seguimos siendo pobres, reciclamos y somos ecologistas.  Y activos.  Tan activos que recogemos el cartón, el cristal y los plásticos para las empresas de reciclaje.  Y gratis.  E incluso pagando.

No se atreva a recoger revistas, diarios ni cartones para venderlo en una de estas empresas, porque no se los aceptarán.  Los costes de manipulación y el transporte encarecen un producto no rentable, le dirán.  En la península ocurre lo contrario. O no. Mafias organizadas –o grupos de gente sin recursos- recogen cartón y revistas de los contenedores azules, para malvenderlos a diez céntimos el kilogramo de los primeros y a once los segundos.  Y los folios impresos…, pues a veinte y pocos.  Pero esto está prohibido.

Y cuando hay prohibición, es porque algún derecho ajeno queda vulnerado. Así pues, el reciclaje tiene su destino.  Un destino que no alcanza su destrucción controlada sino todo lo contrario, su venta.  Cartón, vidrio, cristal, materiales de desecho, todo tiene su negocio.  Y con donación a domicilio.

Y la ecología no se para aquí, no. Centros comerciales declaran la guerra a las bolsas de plástico por su impacto en la naturaleza.  Agendas locales 21 regalan “paneres” para sustituir las bolsas. ¡Como en mis años pre-mozos! .  Pero los mismos centros comerciales no las sustituyen por bolsas biodegradables, ni de papel, ni nada parecido.  Las sustituyen previo pago de cinco pesetas.  Y es que si uno paga, es como si tuviera bula en este país.

El agua otro tanto.  Se descubren los nitratos y se aumenta el precio de la embotellada.  Y si acudes mucho al grifo, se te dispara la factura de una forma uniformemente acelerada.  Y como lo que entra, sale, pues doble factura y penalización al canto.

En cambio si el televisor se estropea o un circuito hace un mal contacto, reciclamos la placa entera.  Ya no nos preocupamos de detectar el fallo, de sustituir la pieza o simplemente darle algún toque de atención,  que ponía las pilas al televisor de la primera y segunda cadena.  Ahora todo son circuitos y placas madres.  Ya no hay ni válvulas ni lámparas que sustituir.  Y si las hubiera,  tampoco serían rentables.  Entre el transporte, el material, la mano de obra, la disponibilidad, el beneficio industrial y el beneficio del Estado, puede uno comprar la mitad del aparato nuevo.

Y es que hoy en día, somos conscientes y  reciclamos.  Pero no ahorramos.  En mis años pre-mozos, reciclábamos  sin saberlo  y además,  ahorrábamos.

PUBLICADO EL 29 ABRIL 2012, EN EL DIARIO MENORCA

NI MONARQUÍA NI REPÚBLICA

Hasta hace poco, me hubiera definido como monárquico por exclusión. Por exclusión o la elección de entre lo malo, lo menos malo. Pero ahora, visto lo visto, uno ya no puede identificarse con la monarquía, al menos con la que tenemos en España. La abdicación en la persona del príncipe era la opción que hubiera fortalecido a la monarquía cuando la credibilidad empezaba a hacer mella. Y nuestro rey, desaprovechó la ocasión. Y no ahora, sino hace algunos años.

Hace décadas que se rumoreaba con los negocios –siempre presuntos- del monarca. Hace tiempo que se rumoreaba de algunas –presuntas siempre- aventuras amorosas. Hace tiempo que se rumoreaba de presuntas irregularidades –por llamarlo de alguna forma- en el tema del 23-F. Pero en estos últimos años el miedo, el respeto institucional, el culto a la persona del rey, ha dado paso a la búsqueda de la verdad, a dejarse uno de hipocresía y a decir las cosas por su nombre.

Recientemente se han publicado libros -bastantes libros- en los que la monarquía, y especialmente su majestad el rey, son protagonistas necesarios para seguir la trama de los mismos. Incluso hay en los que se analizan pensamientos y frases de miembros de su real familia. Esto, unido al morbo del populacho, los avatares de la crisis y la maduración del pueblo español, han hecho el resto.

Pero el resto no hubiera existido si antes no hubiera existido una prepotencia o provocación –siempre en el buen sentido de la palabra, si es que existe- hacia la impunidad de la institución.

¿Para qué sirve la monarquía?. Hasta hace poco, representaba sin duda la garantía de unidad y de perseverancia de la justicia ante cualquier atropello que el político de turno quisiera imponernos. Pero los avatares de la vida ha puesto a miembros de ella en la misma tesitura que cualquier político corrupto ante la justicia. Los avatares de la vida han hecho que muchos problemas de alcoba salgan en tertulias televisadas y en los escaparates de las librerías. ¿Entonces, para qué nos sirve la monarquía? ¿ O somos acaso nosotros los que sí servimos para la monarquía?

Pero no hay que salir del fuego para meternos en las brasas. La república como sistema de Estado tampoco representa mucha diferencia con la actual monarquía. Solamente la democratización de la elección. Y su renovación cuando procede. Y inexistencia de prebendas para familiares. Y ya es mucho. Pero tampoco es solución.

Y no es solución porque el político seguirá estando a la exposición de proposiciones indecentes. Y la siempre potencial no neutralidad política del titular de la misma, podrá afectar al buen desarrollo del gobierno de la nación.

Ante la tesitura de elegir una u otra, existe la opción de renegar de ambas. Y es fácil. ¿Qué necesidad tenemos de mantener a otra institución –llámese monarquía o república- si el presidente del Gobierno, sea cual sea su color político, puede representar nuestro país-estado-nación o como quiera llamársele, ante los demás, siempre bajo el mandato soberano del pueblo y de sus representantes en las Cortes? ¿Porqué añadir otras elecciones, sueldos y representaciones, simplemente para ejercer de portavoz de una representación reunida en Cámara y trasladada mediante ley?.

Pero la monarquía aún tiene solución. Y la solución pasa por contratar a una persona impoluta. Sin pasado del que arrepentirse. Sin hipotecas que le agobien el futuro. La abdicación del rey en su hijo Felipe sería, ese sí, un gran servicio a la monarquía. Y por añadidura, también a España.

Estas últimas semanas han sido nefastas para la real familia. Podríamos decir que el tiro, les ha salido por la culata. Ni hubo solución con Argentina, ni hubo trofeos con elefantes. Todo un fiasco. Al menos, un cambio, revitalizaría la institución, y dejaríamos de ser el hazmerreír de Europa y de América Latina.

P.D. ¿Qué modelo de muletas habrán promocionado para la ocasión? ¿Acaso llevará un mp5 incorporado? ¿O será una tablet?.


PUBLICADO EL  21 ABRIL 2012, EN EL DIARIO MENORCA

ASPANOB

El título es corto, sí, pero el concepto es muy amplio. En sólo siete letras centenares de historias personales están resumidas en ellas. Historias de niños enfermos, de padres y madres angustiadas por el devenir que les deparará aquella maldita y terrible enfermedad. Historias de las dobles insularidades, de la siempre centralización de las administraciones, de la mayor importancia que se dan a los conceptos de incidencia y de la racionalización del gasto antes que valorar los desarraigos familiares y toda la afectación en el entorno familiar que se produce.

Veinticinco años son muchos o pocos, según se mire. Este es el caso de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Baleares (ASPANOB) que se creó en 1987 en torno a un grupo de padres que se unió con la intención de trabajar para mejorar la calidad de vida de todos los niños enfermos de cáncer de Baleares. Y es en este veinticinco aniversario cuando la crisis hace mella en ella.

Sus pisos de acogida en Palma y Barcelona, sus apoyos psicológicos, sus programas de soporte escolar, sus ayudas económicas a las familias, su servicio de atención social, su programa de respiro familiar, ocio y tiempo libre y tantas y tantas actividades y ayudas solidarias para con los familiares y niños, están en peligro. Están en peligro sencillamente por cuestiones económicas. Cuestiones presupuestarias o de liquidez en cuanto al pago de las subvenciones públicas y por supuesto por la disminución de las privadas y particulares.


Desde hace varias semanas vienen publicándose cartas de apoyo a ASPANOB por esta misma causa. Y todas ellas de agradecimiento. Y no puede ser de otra forma. Conocí a ASPANOB gracias a la gestión y apoyo de la enfermera sra. Ignacia a consecuencia del ingreso hospitalario de uno de mis hijos en Son Dureta. Y hace de ello casi siete años. Gracias a ellos pudimos entrar en un piso de la calle Valenzuela, enfrente mismo de Son Dureta. Nuestro caso, por suerte nada tenía que ver con esta maldita enfermedad, pero te imaginas cómo deben de pasarlo los que, por desgracia, sí la sufren.

Desde aquellas fechas nuestra familia es socia de ASPANOB. Pero es sólo un grano de arena. Minúsculo grano. Y un minúsculo grano no hace arenal, pero miles y miles sí. Como los apoyos. Y ahora, en este punto es cuando lo políticamente correcto queda aparcado, al menos en lo que resta de artículo. Y soy consciente de ello. Y por eso mismo, por mi conciencia, levanto la bandera de decir las cosas por su nombre. Y por sus apellidos si fuera el caso.

ASPANOB suple o intenta suplir los déficits que nos ocasiona la siempre presente doble insularidad que padecemos los ciudadanos menores, de segunda división o simplemente de las islas distintas de Mallorca. ASPANOB suple o intenta suplir los déficits de apoyo escolar que sufren los niños que tienen que estar largos periodos de tiempo ingresados en el centro hospitalario sin poder seguir con programa oficial de enseñanza. ASPANOB suple o intenta suplir las necesidades económicas, psicológicas y demás dramas familiares que conlleva esta maldita enfermedad.

Y frente a ello, frente a todo lo que aporta ASPANOB desinteresadamente en beneficio de los ciudadanos de Baleares, da la sensación de que tiene que competir con todas y cada uno de las asociaciones que se acercan a las administraciones en busca de subvenciones. Es como si en el reparto –y de cada vez de menor cuantía- todos empezaran con las mismas condiciones. Y no es así, no. No debería ser así.

Por muy importante que para algunos sea el deporte, la cultura, la ecología, el estudio de los tomates, de la lagartija moruna o de las preferencias sexuales de un grupo de Kenia, pongamos por caso, más importante tiene –tendría- que ser la ayuda a los niños con cáncer de Baleares y a sus familiares. Y ello es un tema que nos incumbe a todos. Tanto de ideología de derechas como de izquierda, tanto a ricos como a pobres, tanto a menorquines como ibicencos. Y mallorquines. Tanto a políticos como asalariados y parados. Pero claro, los mallorquines -afortunadamente para ellos- no lo viven con tanta insularidad ni con tanto desarraigo desarraigados. Y los políticos están en Mallorca. Pero también los hay en Menorca e Ibiza. ¿Acaso no cuentan?

Parece como si para los políticos, una subvención a una obra cultural les suponga publicidad, relacionarse con el evento, asistencia a las representaciones y demás. Parece como si para los políticos la asistencia a una obra social como la que nos referimos es este escrito, puede ser interpretada como a la confirmación de la existencia de unos déficits de la administración misma, de la existencia de que el estado de bienestar no es tal, de que hay familias que lo están pasando muy mal. Y esto no es bueno en tiempo de recortes, sobre todo si estos recortes afectan a la labor social.

También es verdad que los actuales gobernantes no tienen culpa de cómo hemos llegado a este punto, o no toda, pero sí, la del actual reparto. O de la lentitud y de la prioridad del mismo. Si hay dinero para Kenia o para el Congo, pongamos por caso, antes, tiene que haber dinero para los que vivimos en Baleares. Si hay dinero para el futbol, baloncesto o cualquier otro deporte, antes tiene que haber dinero para la Sanidad y la Educación y todo lo relacionado con ella. Si hay dinero para amigos de tal o cual asociación, antes tiene que haberlo para, por ejemplo, ASPANOB.

Y guste o no guste, esta es una causa solidaria. Y nadie, ningún político, ninguna asociación subvencionada o en vías de serlo, será capaz –públicamente, al menos- de negarlo. Y si lo fueran, ellos mismos se calificarían –y descalificarían-….

Y si necesitan dineros, pues sólo falta informarse un poco. El ministerio de Luis de Guindos ha adquirido dieciséis bonsáis japoneses para el Jardín Botánico de Madrid por valor de doscientos mil euros. La Mesa del Congreso de los Diputados ha autorizado un gasto de ochenta y dos mil euros destinados al retrato de José Bono. Y podríamos seguir preguntándonos muchas cosas más. Por ejemplo, cuanto costó el viaje del rey a la última cacería…etc, etc… Y eso que estamos en crisis.


La crisis, no es económica. La crisis es de valores.


Suerte ASPANOB. Seguro que entre todos, lo conseguiréis.

Y gracias.


PUBLICADO EL 23 ABRIL 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

DIEZ CÉNTIMOS

Debo reconocer que soy de los que caminando por la calle, y aún sin estar pendiente de la mirada al suelo, si diviso alguna moneda, por pequeña que esa sea, la recojo. También hay que decir, que actualmente el número de las perdidas ha bajado notablemente –o al menos, el de encontradas-.

Pero hoy no voy a hablar –escribir más bien- del número de las perdidas, ni tampoco de las encontradas. Simplemente de las ahorradas, o lo que es lo mismo, de las dejadas de perder.

Desde que empezó la crisis, o mejor dicho, desde que la crisis me tomó a mí –tampoco me refiero a la de los cuarenta años- he cambiado hábitos y adoptado algunas modificaciones estructurales a fin de menguar dichos efectos.

Primeramente incidí en cuestiones donde el ahorro se hizo notar en mayor medida. Los recibos de los seguros del automóvil, de la vivienda, de decesos fueron los que en mejor medida salieron beneficiadas por la crisis, y por la competencia entre las compañías. Los trasvases de planes de pensiones, de nómina y de contrato de telefonía, otro tanto. Pero no fue suficiente.

La crisis no tocaba aún fondo y las medidas económicas tomadas en el ámbito familiar aún no observaban brote verde alguno, sino todo lo contrario.

El dicho de que “a perro flaco todo se le vuelven pulgas” se hacía patente. Ya no se podría recortar si no era a base de recortar derechos personales. Y ello no era contemplado en el ambiente. De momento, al menos.

Había pero, que tomar más medidas de ajuste, testimoniales tal vez, que no afectaran a los derechos, y en cierta manera, aportaran el famoso granito de arena, del que siempre nos han hablado.

Dichas medidas no ayudarán a crear empleo, sino más bien todo lo contrario, pero ayudarán en algo, a la economía familiar. ¿Cómo compaginar economía con trabajo? Difícil. ¿Eh?.

Y el granito de arena empieza con el pan nuestro de cada día. Efectivamente, con el del desayuno, por ejemplo.

Al inicio de la crisis, mi economía doméstica restaba un euro diez céntimos diarios por la compra del pan. Eso hacía unos cuatrocientos euros anuales.

A mitad de la crisis, sustituí aquellas dos barritas de pan por una baguette de a un euro, para de pronto abaratarse a cincuenta céntimos la pieza, lo que representó un ahorro anual de más de doscientos euros. Pero la crisis, continúa.


La crisis continúa y los recortes salariales se imponen. Y los gastos, aumentan.

El instinto de supervivencia se resiste a alzar bandera de rendición y sigue con sus tejemanejes. Actualmente, de la baguette de a cincuenta céntimos pasamos a la de a cuarenta. No es mucho, pero es un capricho. Incluso podríamos llegar a la de a treinta y nueve céntimos, o lo que viene a ser a tres euros y medio más de ahorro anual. Pero eso lo dejaremos para más adelante.

De momento es como un capricho como si cada día encontrara diez céntimos sobre la acera, bajo ella o en medio de la calzada. Diez céntimos diarios son treinta y tantos de euros anuales. Y aunque ello no represente ni el recorte del salario de un mes, puede representar la inversión en la compra de un décimo de lotería de Navidad o del Niño. Una inversión por el simbólico precio de diez céntimos. Una ilusión, una….

Y eso sólo por comprar pan. Luego viene la compra del aceite, del azúcar, de las patatas, del pescado…… ¡Que nos de al menos para comprar un décimo de cada terminación…..! ¡ Al menos, algo nos tocará!.

Si al final…., la crisis nos volverá más espabilados, más ahorradores y menos tiquismiquis.



PUBLICADO EL 10 ABRIL 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

EL BESO DE JUDAS

En estos días santos se suele hablar del propósito de enmienda. También suele ocurrir en las fechas próximas a la Navidad. No en vano, son periodos de nacimiento, muerte y resurrección. De cambio, más o menos orquestado. De renovación del espíritu y de bautismos con la nueva luz y la nueva agua. De limpieza al fin y al cabo.

Limpieza de corazones y de mentes. Sobre todo de mentes. Como si de un borrón y cuenta nueva se tratara. De arrepentimiento. De un arrepentimiento sincero, que brote espontáneamente del dolor, antes de la confesión y perdurable tras recibir la absolución. Y universal. Aunque es difícil, muy difícil hacerlo perdurable. Y sincera.

Jesucristo tuvo palabras muy duras sobre la obligación de huir de las ocasiones de pecar. Llegó a decir que si tu mano te es ocasión de pecado, te la cortes; y que si tu ojo es ocasión de pecado, te lo arranques; pues más vale entrar en el Reino de los Cielos manco o tuerto, que ser arrojado con las dos manos o los dos ojos en el fuego del infierno.

Federico aparece cuando menos se lo espera uno. Su ausencia se hacía notar. Ausencia en las confrontaciones electorales, en las victorias, en el cambio… Y su presencia, también. Se presenta un algo dolido. Y con motivo. Suele coincidir con un personaje –personajillo, más bien, por lo de la estatura, vamos- que le saluda de forma efusiva –falsamente, claro está-. Y a sabiendas, le devuelve el saludo por cortesía. Su saludo es también falso, y no le importa. Hace tiempo que la realidad le enseñó a dorar la píldora y a medicarse con las pastillas milagrosas que combaten este mal societal. Sabe que cada saludo efusivo es un beso de Judas. Sabe que cada silencio, también lo es. Sabe que su lengua viperina no hace más que lanzar veneno hacia su persona. ¿Y qué puede hacer uno contra la voluntad del prójimo?, se pregunta.

Y sus raíces le imponen cordura. Dar la otra mejilla, sin duda. Pero no nos engañemos. Dar la otra mejilla no es un acto de cobardía, ni de abulia. Tampoco lo es de caridad, al menos para él. Simplemente, un acto inteligente, razonado, premeditado. Ambos conocen la falsedad propia, aunque el primero es posible que desconozca la de Federico. Y eso ya no es problema de Federico, sino el suyo.

Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó con el ejemplo de su vida y de su muerte, que la actitud del cristiano ante el hombre enemigo debe ser la de no resistirle para así vencer el mal con el bien. (Rom. 12,21). Pero el dar la otra mejilla debe entenderse en el contexto del discurso de la Montaña en que Jesucristo reforma la ley judía del talión. (Mt 5,38-42). Dar la otra mejilla representa la rebelión del ofendido hacia el golpe sufrido. Sin duda, será el agresor quien quede en evidencia. Será el mal quien se delatará por si mismo. E incluso el golpe dado con el dorso se convertirá a la palma, y dolerá más al agresor que al ofendido.

“Si alguno te requisa por una milla, vete con él dos”. El judío debía ayudar al romano en su carga, pero sólo una milla. Si era en más de una, el romano sería castigado. Así, Jesucristo nos invita a que pacíficamente hagamos ver a nuestros enemigos la injusticia que se está cometiendo.

Jesucristo cuando es procesado en el sanedrín y un soldado le da una bofetada, no le presenta la otra mejilla, sino que le dice: “Si he hablado mal, muéstrame en qué, y si bien ¿por qué me abofeteas?”. (Jn. 18, 22-23).

Más claro lo deja Santo Tomás de Aquino cuando al hablar de la legítima defensa nos dice que “si para defenderse se ejerce una violencia mayor que la necesaria, se trataría de una acción ilícita. Pero si se rechaza la violencia en forma mesurada, la acción sería lícita…, y no es necesario para la salvación que se omita este acto de protección mesurada a fin de evitar matar al otro, pues es mayor la obligación que se tiene de velar por la propia vida que por la de otro”.

Cada vez más, se identifica al personajillo de marras. Por sus obras, los conoceréis. Para Jesucristo está claro: las obras, los hechos, las actuaciones concretas… Es decir, sus discípulos no se investían de palabras grandilocuentes, ni de figuras que atrajeran por su verborrea o por una apariencia deslumbrante…. El criterio de verificación eran sus obras… Oír no sólo lo que dicen, sino mirar cómo viven, como actúan… Porque, como dice Jesús, al árbol se lo conoce por sus frutos… Quien tiene el Evangelio en su corazón, actuará conforme a lo que dice el Evangelio… En cambio, quien actúe, juzgue e invite a actuar y a juzgar desde criterios distintos al evangelio, no es un discípulo de Jesús y, por tanto, no merece ser escuchado y, menos aún, seguido.

Y el personajillo de marras es de los segundos, de los que no se merece ser escuchado ni menos aún, seguido. Él y sólo él quedará en evidencia. Él y sólo él se delatará, por sus obras, por sus acciones y por sus omisiones. Y como él, todos los personajillos y personajes que hacen del mal su único método de actuación.
Y frente a ellos, paciencia y prudencia. Paciencia para esperar que ellos mismos se delaten. Prudencia para que en el camino de la espera, no obremos el mal que tanto daño nos haría.

Y para terminar, Federico me guiña el ojo. Y termina la sentencia ya no con una cita bíblica, sino más bien un refrán popular que también tiene que ver con tanto Judas que corre por nuestras sociedades, “ a cada cerdo le llega su San Martín”.


La lección está aprendida. Ahora sólo falta la práctica.


PUBLICADO EL 4 ABRIL 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

RESCATANDO LA MEMORIA HISTÓRICA

Que nuestro suelo es rico en historias nadie lo duda. Historias que se escribirán en singular y otras en plural, tanto en mayúsculas como en minúsculas. Una y otras variadas. Nuestra historia, al fin y al cabo. La historia de las futuras generaciones. Y la de quienes nos precedieron. O su presente.

La historia de hoy viene ya de algunas fechas. Y de bastantes pocos años. En Mahón, y tras unas recientes obras de rehabilitación en la calle de San Jorge, resurgió de sus orígenes una textura años olvidada.

Eran, son, unas franjas transversales con los colores de la enseña nacional. Las franjas cruzan a ambos lados de las aceras, tanto al inicio como al final de dicha calle, como delimitando el tramo de la misma, pero no. No delimitan, sino que guían. Sí.

La memoria, la poca memoria histórica que me queda, me hizo remontar a aquellos jóvenes años de la mili, de a primeros de los ochenta. Allí, en el Cuartel de Santiago, del entonces Regimiento de Infantería Mahón 46, coincidí con un soldado de origen gallego, el cual me comentó una vez -y de eso ya hace una treintena de años- que su abuelo, un alto funcionario del antiguo Ministerio de Obras Públicas a finales de los años cuarenta o principios de los cincuenta, por aquel entonces había viajado en varias ocasiones a nuestra isla para visitar a su hijo –tío del compi de mili-, a quien el destino también trasladó a cumplir sus deberes patrios en suelo menorquín.

Y aunque la historia del tío pudiera ser más interesante para los localistas, ya que conoció a una chica de familia mahonesa, se casó, se reenganchó en el ejército y a mediados de los años cincuenta pidió destino hacia la península en donde formó una extensa familia, lo importante para la historia lo desarrolló su abuelo. O al menos, para la historia de hoy.

Aquellos años cincuenta eran tiempos difíciles. También eran tiempos de esperanza. Entre lo uno y lo otro, no era de extrañar que se dieran situaciones de exaltaciones al régimen. Lo que vendría a ser el actual “quien no llora no mama” o el de “quien no corre, vuela”. O lo del carné del partido, vamos. Y el abuelo del soldado Torrado, en eso, debía prometer.

Y tanto que debía prometer, que aquí quedaron sus huellas de identidad. Treinta años son muchos años, si, pero a veces los caminos vuelven a reencontrarse. Su nieto, el soldado Torrado del llamamiento 5º/80 siguió también con su historia personal. Y con la de los demás.

El destino lo llevó a opositar a la administración central y en su momento logró plaza en el Ministerio de Fomento. Varios destinos y varios ascensos en el escalafón de la administración han hecho posible que desde hace unos años esté trabajando en el negociado de archivos en la Subdirección General de Estudios y Proyectos, dependiente de la Dirección General de Carreteras. Y ha sido precisamente allí, donde las barreras de la memoria se le abrieron más rápidamente.

Indagando entre bocadillo y café, localizó no hace mucho un polvoriento legajo en el que se encontraban las causas perdidas de aquellos años cincuenta. Cual no fue su sorpresa que archivado con el epígrafe 1949-52-MOP/3257 encontró el proyecto ideado por su abuelo. Allí, en poco más de cuatro folios mecanografiados a una cara y con el típico color azulado de aquellas letras copiadas en papel calco, se dejaba constancia de la exaltación del espíritu nacional, así como las pruebas realizadas en la calle de San Jorge en la ciudad y plaza de Mahón.

Y el desaguisado es fácil. El abuelo del soldado-funcionario Torrado había diseñado que la señalización horizontal de los pasos de peatones fueran con los colores de la enseña nacional, el rojo y el gualda. Pero no contento, para que perduraran en el tiempo y ninguna inclemencia pudiera deteriorarlos, diseñó que se hicieran con material de obra. Coincidió que en la ciudad y plaza de Mahón, por aquellos tiempos estaban con las tareas de replanteamiento de la calzada de la de San Jorge –acababan de renovar el pavimento con hormigón en la calle de San José- y se aprovechó la coyuntura para realizar la textura.

Las primeras impresiones fueron satisfactorias. Prueba de ello es que durante años ha permanecido impoluto. Pero no siempre las cuentas salen como uno desea. El resultado no trascendió a la península debido a que este tipo de material necesitaba de la presencia de un sustrato colateral hormigonado. El auge del diseño urbano había introducido el riego asfáltico como elemento más rápido y más económico de los empleados hasta el momento.

Y así fue como aquella exaltación del espíritu nacional quedó perpetuada en la calle de San Jorge de la ciudad y plaza de Mahón, y en un legajo polvoriento en el archivo de una dirección general del Ministerio de Fomento.

La duda, ahora que comparte señalización horizontal homologada, es saber si se mantendrá perpetua en el tiempo, o por el contrario, si la memoria histórica le pasará factura.

PUBLICADO EL 1 ABRIL 2012, EN EL DIARIO MENORCA.




*El día 1 de abril, Menorca, dado sus antecedentes británicos, mantiene vigente aún la tradición del día d'enganyar, lo que vendría a ser el día de los santos inocentes español. Este escrito viene a dar testimonio de ello, y así, sólo decir que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.