POR LA BOCA MUERE EL PEZ.


Debo confesar que me he vuelto adicto al BOE.  Al menos, al ejemplar de los sábados.  Y ello por un par de razones.  La primera, la de intentar tener una información veraz e imparcial de lo que nos deparó el último Viernes Negro.  La segunda, que de momento, su consulta es gratuita.  Y nada más.  También es verdad que en el ejemplar del sábado no está todo lo tratado en el Consejo de Ministros, pero como suele decirse…, lo que no está escrito, no ha pasado.

¡Y cuántas cosas están escritas y tampoco pasan!  Y al revés, pasan y no están escritas..  Pero bueno, para esto están los jueces, además de para otras cosas –como el caso de Publio Cordón, por ejemplo-.

Mi lectura es superficial, también tengo que decirlo.  Considero que de hacerlo de otro modo, puede acarrear graves daños a la salud.  Ya me pasó cuando la época de Rodríguez, Zapatero para más señas, y los primeros sablazos a la integridad de la función pública, con aquel primer recorte del cinco por ciento. 

Aquella vez el decretazo  dejaba bien clarito de que sólo dirigía las tijeras hacia la administración estatal, pero la lectura que se hizo fue que todos pasaban por el aro. ¿Por qué hacer plenos extraordinarios para aprobar medidas si éstas eran de obligado cumplimiento? ¿Por qué los trenes de la Comunidad de Madrid lograron otros recortes?. Y durante todo aquel tiempo no hubo sindicato alguno que abriera la boca.  ¿Será que a ellos no les recortaron?.

Visto lo anterior, los noventa y tantos folios de esta última ocasión no me han preocupado mucho, que digamos.  ¿Quién sabe si voy a interpretar blanco y la mayoría leerá verde, ocre o marrón? ¿Acaso quien soy yo para interpretar un Real Decreto, si quienes cobran por las interpretaciones, muchas veces tampoco se ponen de acuerdo? ¿Se han preguntado por qué las sentencias judiciales muchas veces no son unánimes? ¿Qué garantía nos ofrecerá entonces un tribunal unipersonal?

Partiendo de la premisa  que abusar de determinada lectura del BOE puede causar grave daño a la salud, habrá que buscar alternativas más beneficiosas dentro de la misma publicación.  Así, volviendo la vista atrás, cuando los brotes verdes eran una obsesión del presidente de entonces, en la misma publicación de los recortes del cinco por ciento, a unos folios de distancia, se publicaba un anuncio sobre la licitación de unas obras de reforma en el bar del Congreso, valoradas por diez millones de las antiguas y añoradas pesetas.  Mientras a unos se les recortaba, a otros se les maquillaba el bar.

 Y lo del bar, te llama la atención.  No la reforma, sino qué hacen en él.  O más bien, qué no hacen en el hemiciclo.  Da vergüenza ver el hemiciclo casi vacío.  Vergüenza y otro fraude.  ¿Acaso hay diputados de primera y diputados de segunda? ¿Se les reducirá su parte proporcional de no asistencia?

Esta vez no es que haya encontrado aún ningún dato digno de mencionar, aunque dos reales decretos me han llamado la atención.  Cuando toda España –casi toda- está inmersa en una crisis catastrófica, y coincidiendo con el viaje del rey con un grupo de empresarios a Rusia, se publica un Real Decreto concediendo la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil al presidente de la empresa nacional de Ferrocarriles Rusos RZhD, y todo ello, por dar prueba de “Su Real” aprecio.  La misma condecoración que en el año 2006 recibía la autora del libro “Los presidentes en zapatillas”,  “por sus méritos y por su contribución al proceso democrático en España”.  Y eso que es funcionara del Estado, aunque eso sí, en aquel momento su libro aún no se había publicado  ni en su blog aparecía  la entrada de “Una noche de insomnio”.

Con una página de diferencia, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica le fue concedida al presidente de Renault-Nissan Alliance, en atención a los méritos y circunstancias que en él concurrían. Y uno se queda tan pancho. ¿Qué méritos pueden concurrir para dar tan una condecoración de tal magnitud, sin que los medios de comunicación no se hayan hecho eco de ellos?.  Por de pronto, por mis comentarios para con la monarquía ya me veo lejos de condecoración alguna. ¡Que le vamos a hacer!.

Y todo este preámbulo viene a cuento con el título.  O al revés.  El BOE sirve como la visión del momento que nos da un periódico local.  Nos acerca a la realidad y es una referencia para los historiadores.  Y ya sabemos que la historia no es la Historia, sino historias particulares de cada uno.  Historietas, más bien.  Necesidades de que muchas mentiras, muchas injusticias, muchas carencias, queden para la posterioridad como   lo contrario de lo que en realidad fueron.  Libros, autobiografías, y demás versiones de la realidad misma, necesitan de más libros, más autobiografías y más versiones para que, algún día, algún aséptico pueda escribir algo más parecido a la realidad.

El ministro Cristóbal Montoro lo es de Hacienda y de las Administraciones Públicas, mucho antes que descubrieran que no había fondos para pagar los salarios de los funcionarios.  Y uno se pregunta, si no lo sabían ¿por qué juntaron Hacienda y las Administraciones Públicas?.  

Y más preguntas se le ocurren a uno.   ¿Acaso no hay dinero para pagar los sueldos de los funcionarios, pero sí lo hay para pagar a los diputados y senadores, a los embajadores, a los rescates bancarios, a los viajes al extranjero en primera clase de los eurodiputados y demás?.

Y es que por la boca muere el pez.
Y por esto mismo, quien esto escribe, cada vez más lejos de una condecoración al mérito civil.

PUBLICADO EL 23 JULIO 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

LA MONARQUÍA Y SU PRESUPUESTO


Que la monarquía española está pasando por un mal momento, nadie lo pone en duda.  Que el resto de los españoles lo están pasando mucho peor, tampoco se podrá negar.  Ante estas premisas, que la  monarquía se reduzca su presupuesto en un siete por ciento, no me parece ni justo ni noticia, sino todo lo contrario.

Y lo contrario es injusto.  Pero no con la monarquía, sino con el resto de los españolitos y asimilados.  No entraré en cuestiones de si monarquía o república. Al menos en este escrito.  No entraré en cuestiones de si el sueldo de rey es mucho o poco. Al menos en este escrito.  En cambio si que opinaré y criticaré el que se tenga que pagar unos sueldos por “representación” a otros miembros de la familia real y por supuesto el sueldo al príncipe heredero.

Y me explico.  Y lo mejor es hacerlo con ejemplos.  El rey deberá ser considerado como un alto –el más alto- funcionario del Estado. Partiendo de esta base, ¿se imaginan que un cirujano que tenga que ir a una conferencia, reunión de trabajo o cursillo de reciclaje,   le pagaran los pasajes y la estancia de su mujer y de sus hijos? Seguramente todos estaríamos de acuerdo que aquello no era ni justo ni legal.  Y si no que se lo pregunten al anterior presidente del Consejo General del Poder Judicial.

Y hay más. ¿Se imaginan que  un profesor de universidad, que por licencia, indisposición o por encontrase de viaje de placer cazando orangutanes, no pudiera dar clases durante una semana,  y que  mandara a su hijo a sustituirlo en   sus clases?

Inimaginable, ¿no?.  Y más aún.  ¿Se imaginan al presidente de la república de cualquier país democrático, dejar a su conyugue que codirigiera los destinos del país? Inaceptable, también.  ¿Nos imaginamos que las arcas de un municipio o de una comunidad autónoma tuvieran que hacerse con los gastos de mantenimiento de un palacete para que los hijos ya casados y por tanto, emancipados, del alto dirigente nacional pudieran ir de vacaciones?. 

Si somos capaces de calificar de absurdos los supuestos anteriormente descritos, ¿por qué no somos capaces de dar el mismo calificativo cuando el sujeto de la oración es la monarquía española?.  Que el jefe del Estado tiene que tener un sueldo nadie podrá objetarlo.   Pero la jefatura del Estado es unipersonal.  Y si por su edad o por sus condiciones tiene que delegar, deberá delegar en alguien investido de cargo o empleo.  En otro cargo de la administración, o en otro empleo de la misma.  No en su familia.

Y como no tendría que delegar en su familia, no tendrían porqué recibir asignación alguna para asistencia a ningún acto protocolario.  Es más, de asistir, deberían satisfacer el pago proporcional de su plaza, asiento, alojamiento y menú.

Y si el rey, por enfermedad, tuviera que permanecer algún tiempo de baja, como alto funcionario del Estado que es,  también tendría que ver sus retribuciones disminuidas  en su parte proporcional como cualquier otro empleado español.  Y así podríamos empezar a hablar de igualdad.

De igualdad y de justicia. Es ilógico, irracional si cabe, que en el siglo XXI, superados muchos tabúes, con tantos aires de progreso y tantas decisiones que se han llegado a tildar de antinatura, nadie, ni los que se dicen derechas, ni los que presumen de izquierda, hayan tenido la mínima conciencia, o simplemente decencia, de superar agravios sociales dignos de siglos pasados.

Tampoco es de extrañar.  Si no han sido capaces de mandar a los tribunales a los causantes de tanto robo bancario,  de tanto expolio de las arcas públicas y de tanta falta de credibilidad de las administraciones, ¿cómo preocuparse de un tema del que –de momento- nadie había levantado la liebre?.

Suerte que siempre habrá algún juez  -no todos-, algún fiscal –no todos-, alguna formación política y sindical –no todos- que entenderá que algunos de estos timadores de guante blanco, deberán figurar como sujetos en los primeros y últimos renglones de una sentencia condenatoria.

Mientras, un pensionista y un empleado en activo más, podrán disfrutar de un sueldo gracias a este sacrificio real –o imaginario- en unos presupuestos. 

Otro día, el Consejo de Estado.

PUBLICADO EL 20 JULIO 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

¿HACEMOS UN CORRALITO?


Y el título no es broma.  Sólo es adelantarnos a los acontecimientos.  Hasta ahora, quienes dictan nuestro futuro son los mercados, la prima alemana y los bancos españoles.  En nuestras manos está vengarnos de nuestros banqueros y de nuestros gobiernos.  Al fin y al cabo, sentenciados y embargados ya lo estamos.  Que nuestra ejecución sea más lenta o más rápida depende de nosotros.  La vaselina hace tiempo que ya no se nos usa.  Y a pelo, cuanto antes mejor.


¿Por qué el Banco de España compra dinero en los bancos extranjeros a un precio que hace subir la prima alemana, mientras los bancos españoles nos pagan nuestros ahorros con un cero zapatero?  ¿Por qué no dejamos nuestros ahorros al Banco de España directamente, a mitad de lo que paga en el extranjero?

Prefiero no recibir contestación  a estas incógnitas.  De recibirlas seguro que me dirían que nuestros bancos no tienen ya nuestro dinero y que nuestros ahorros no sirven para solventar nada.  ¿Qué ocurriría si hoy mismo fuéramos a sacar nuestros ahorros de los bancos?  Sencillamente, el banco tendría que cerrar las puertas por falta de liquidez y  el Estado, como garantía,  tendría que hacerse responsable de abonar aquellos dineros.  Eso sería lo lógico.  O al menos, en la empresa privada funciona así.  La empresa cierra,  FOGASA se hace cargo de las nóminas impagadas, y el acreedor busca algún embargo con que subsanar los déficits.

Pero seguramente, con los bancos no pasaría lo mismo.  El banco cerraría las puertas –provisionalmente, claro-, el Estado no podría hacerse cargo de las  garantías, las empresas no podrían pagar los salarios porque sus dineros estarían en los bancos, los fondos extranjeros irían a parar a los bancos y no al Estado, un Real-Decreto nos impondría mayores sacrificios, impuestos y recortes y todo ello, sin vaselina.

Pero el orgullo sigue siendo mala compañera.  Si todo esto, de todos modos va a ocurrirnos el año que viene o el próximo, ¿por qué no adelantarlo?

El director del banco central alemán advierte al Gobierno español que se deje de monsergas y que pida el rescate del país.  ¿A qué espera nuestro Gobierno? ¿Esperan como Zapatero que aparezcan los brotes verdes? ¿Acaso creen que los bancos utilizarán los dineros extranjeros para potenciar el consumo?¿Acaso creen que las familias españolas van a despilfarrar en consumo si no tienen dinero para lo más elemental?

¿Dónde está la visión de futuro?                         

Y de soluciones, dos.  Una, salir del euro.  Hacerle un corte de mangas a la economía europea encabezada por Alemania, y decirle, ¡ahí os quedáis!. Dos, buscar mercados en otros lugares, Norte de África, Sudamérica, Rusia y Asia.   

Y en cuanto al consumo interior, volvernos autárquicos.  ¿Cuánto campo menorquín no está aprovechado?  ¿Cuánto parado propio no podría emplearse en el campo?   Se terminarían las excusas del sobre coste del transporte, de los intermediarios, de las islas mayores, etc.

Y con los banqueros… ¿qué hacemos con los banqueros?.  Pues nada. Nada, porque no existirían los bancos.  El Estado sería el único banco.  ¿Acaso no pretendían éstos hacerse con el Estado?  El amago de imputar a algunos banqueros no cuela.  Es solo una cortina de humo.  ¿Alguien sabe realmente la maniobra de Rodrigo Rato? ¿Alguien entiende el porqué una persona tan inteligente se ha visto con este marrón? ¿Lo llegaremos a saber algún día? ¿Será la versión económica del 23-F?.

A un asesino, se le  encierra.  Pero con una banda de asesinos, se negocia.  Una empresa sin fondos, se va al garete.  Un grupo de empresas, se nacionaliza.  Tal vez, la solución a la crisis, pase por esto mismo, por mandar al garete a todo lo que huela a dinero.  Y con el “corralito” puede incluso que hagamos un servicio al Estado. 

Y sin saberlo.
Y sin cobrarlo.

PUBLICADO EL 16 JULIO 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

CUANDO NO, ES SI. CUANDO SI, ES NO.

“Bienaventurado el día  en que desaparezcan los viernes en el calendario de los políticos” 
  Don Federico de Mô


Cuando mis escritos me superan, recurro a Federico.  Don Federico de antaño, Federico a secas, con los nuevos tiempos.  O con los recortes.  Aunque el que le recortaran  a uno el “don” sería lo de menos.  El problema empieza cuando este “don” se da a diestro y siniestro, y algunos nombres “siniestros” por aquello del dinero o de unas elecciones, avanzan de página en los medios de comunicación.

Y esta semana ha sido una de éstas en que he tenido que recurrir a Federico.  Hacía tiempo, años tal vez, que no llamaba a  mi asesor-colaborador en temas de opinión.  Esta semana los temas se me han desbordado.  Por una parte, el presunto anuncio de tranquilidad del ministro para con Bauzá con respecto al IVA turístico y la zancadilla posterior de su aumento.  Por otra la presencia del rey en el Consejo de Ministros del viernes.  Los recortes anunciados en el Congreso.   Y la folklórica aparición de los recortes en la esfera municipal.

De los recortes a los funcionarios uno ya no comenta, porque ellos son los culpables de los males habidos y por haber.  O al menos desde que Zapatero, presuntamente con la intervención de algún asesor bancario, así lo decidieron.  Y como no, con la ratificación actual del PP. 

Pero los recortes a los funcionarios son sólo una parte del iceberg.  Una cortina de humo.  En esto, tanto el PP como en el PSOE aúnan esfuerzos, presuntamente claro.  No es que sobren funcionarios.  Sobran eso sí, los funcionarios. O al menos, aquel espécimen en vías de extinción, tal y como se implantó en su día.  Y eso es lo que no se dice.  Y eso es lo que nadie quiere entender. 

El funcionario por definición intrínseca, sería aquel trabajador que sería el garante de que la administración actúa de una forma  imparcial y además, actúa acorde a la ley.  De allí, la responsabilidad, tanto administrativa como penal, de las actuaciones de los funcionarios.  Pero ya se sabe, hecha la ley, hecha la trampa.  Y aquí entran en juego, los políticos.  Como el funcionario de turno –o alguno de ello- no trabajaba a la carta, se inventaron las empresas públicas y los asesores y demás puestos de confianza.  Éstos y no otros, fueron quienes desvirtúan o desvirtuaron el espíritu de los funcionaros.  Hasta aquí, lo teórico.

La práctica en cambio nos presenta a una administración con algunos funcionarios y empleados públicos a dedo y como no, las ansias de los actuales gobernantes de mantener la potestad de seguir dictando a la carta.  Y parece ser que para conjugar ambas presencias, algún asesor habrá propuesto seguir con el desprestigio del funcionario.  Así, al funcionario, además de servir como cortafuegos ante el resto de la sociedad trabajadora,  se le aventura una carrera de sumisiones y de lealtades de tiempos pretéritos.  Ahora, sólo faltará aplicar el término depuración, y el círculo se habrá cerrado.

Pero no.  El miedo no está en el miedo del funcionario depurado, sumiso o de exagerada lealtad.  El miedo viene por cuanto  el hermano del hermano, el amigo del amigo, el cuñado o quien sabe quien, que hasta ahora aplaude a rabiar toda la envidia hacia el funcionario, pretenda entrar en la administración.  El miedo es que elección tras elección, no tan sólo se renueven los cargos de confianza, sino la de todos los funcionarios, desde el conserje hasta el profesorado de escuela.

Pero el tema del funcionario, no vende.  Al menos, para su favor.  Lo que sí vende, son las decisiones y los costes que repercuten en el ciudadano.  Y el coste del funcionario es mínimo.  Los bancos, esos sí se llevan las mejores posiciones, los mejores y mayores agujeros.

El desempleo, el IVA, las desgravaciones, las pensiones….  Aquí sí que hay movimiento.  Y aquí es la presente tajada. El presente recorte.  Mayor recaudación.  Pero mal asesorada.  Mayor recaudación, menos consumo.  Menor consumo, menor recaudación.  Al final, empate.  Pero da igual.  Lo que importa ahora, no es recuperar posiciones –Europa nos ha dado otro año de plazo-. Lo que importa ahora, es recaudar para las condiciones del aval bancario.  Y en esta estamos.

El rey preside el Consejo de ministros. Es una forma galante de decir que apoya las medidas.  Que está con el Gobierno.  ¿Afectarán los recortes  a los presupuestos de la Casa del Rey?, presuntamente no.

 Los favores se pagan, dirán algunos.  Y las cortinas también.  Y las cortinas de humo, haylas.   Y una de dos, cuando Rajoy adelantó las medidas en el Congreso, o bien se dejó algunas o las aparcó para cuando se presenten aún mayores recortes.

Habló de la reducción del número de concejales.  No se habló aún del número de ayuntamientos.  Pero la guinda, hubiera sido la reducción del número de parlamentarios autonómicos.  Y la guinda de las guindas –vaya frase- hubiera sido la eliminación del Senado.  ¡Vaya si hubiera ganado enteros!. 

Y dineros.  Y las bolsas subiendo, el IBEX por las nubes, manifestaciones a favor…., una orgía electoral.  Pero no.  Rajoy no lo dijo.  Sus ministros tampoco. ¿Falta de coraje o simplemente no estaba en los planes?.  Por no tener, ni tuvo coraje de eliminar la paga extra de sus señorías. 

Sólo fue  una sugerencia.  O una amenaza.   Una dosis del mismo jarabe.  De un jarabe que no cura, sino que letarga.

Decía al principio que esta semana había recurrido a Federico, pero he mentido.  Intención tenía.  Necesidad más bien.  Pero como aprendiz a político, he vuelto sobre mis pasos.  Al llegar a estas líneas, ya no ha sido necesario.  Con tanta noticia no ha sido difícil.  Al menos, una versión de ella. Una posición en ella. 

No obstante, recibo su llamada.  Le comento lo escrito.  Me riñe.  Me advierte, más bien.  Me aconseja.  Nunca deberé admitir la mentira.  Nunca deberé retroceder sobre mis pasos.  Eso, si quiero ser político.

.-Y no dar la culpa a los bancos. – le respondo.
.-Vas aprendiendo. 
.-¿Me contratarán de asesor?
.-Hay muchos aspirantes antes que tú.  No tienes padrinos, no tienes carnet, y tampoco te has definido políticamente.

.-Pero si he dado siempre mi opinión.  Y la he cambiado muchas veces.  Y lo que he dicho blanco, luego he dicho negro.  He dicho si, y luego no. 

.-A veces hay que decir, no.  Y luego decir si.

PUBLICADO EL 14 JULIO 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

MOTIVOS PERSONALES U OTROS.


¿Por qué los llamamos personales cuando los motivos son otros?  Tras la supuesta dimisión de la consellera de Sanidad “por motivos personales” se me activa el gusanillo de matizar la frase elegantemente utilizada por muchos titulares de la clase política, tanto actuales como pretéritos.


Muchas veces –y la de la ex – consellera Casto tiene todos los números de ser una de ellas-, una dimisión viene a ser la salida elegante al cese.  O te vas, o te echo, parece que le viene a decir su jefe.  Más aún cuando  en la toma de posesión de su sustituto, el discurso viene a ser la antípoda de lo actuado hasta ahora.  Diálogo le encargó el jefe del ejecutivo al nuevo conseller Mesquida.   Eficiencia antes que recortes, proclamó el nuevo conseller.


Pero el caso balear es  uno más.  Otros calificativos pueden acompañar las dimisiones.  Una “dimisión irrevocable” será sinónimo de que la dimisión ha sido decisión –esta vez, sí- propia del titular de la cartera.  Incluso, este calificativo de “irrevocable” sería aviso hacia su jefe de que no insista, que está todo decidido.


Una “dimisión por asuntos familiares” también viene a ser una decisión tomada por el propio titular de la cartera en el que otros intereses –esta vez familiares- han pesado más en la balanza de los intereses.  Los “motivos de salud” también entrarán a formar parte de estas verdaderas decisiones personales propiamente dichas.
Pero la mayoría de dimisiones no suelen ser por voluntad propia.  Simplemente porque  a nadie –a no ser que las circunstancias les obliguen a uno-  le debe apetecer abandonar una ocupación te tanta responsabilidad, por decir algo.

Lo que más me ha extrañado en esta última dimisión ha sido que no ha habido titulares de la misma.  Lo lógico hubiera sido titulares tales como “El conflicto médico provoca su primera víctima”, “médicos 1, consellera 0”, “Crisis en el Consolat de la Mar”.  “Bauzá rectifica y sacrifica a Castro”, etc.  Pero no, la información ha sido insípida, como si un pacto entre Govern-médicos-medios de comunicación dejara el titular a expensas de lo publicado en el BOCAIB.


Y en este caso habría bastante que analizar.  Primeramente, que la decisión de un Consell de Govern no es de una consellera sino, o bien del colectivo o de su presidente, que es quien marca el paso y la dirección del gobierno.  Así, lo más lógico es que, vista la presión del colectivo médico, se decidiera cambiar de táctica, y por no ser elegante el rectificar públicamente, se sacrifica al titular de la cartera y tan felices.  Así aparecen las medallas al mérito y sacrificio en el desempeño de responsabilidades políticas.

Segundo.  Que por las mismas razones que cuando hay que cambiar de rumbo se sacrifica al copiloto, de haber no estado de acuerdo este último con las decisiones de su jefe, también habría desaparecido del mapa político con anterioridad, lo que da la imagen de que los ministros-consejeros son meros instrumentos a quienes sacrificar a las primeras de cambio.

Tercero. Y no menos importante, es la presión que puede efectuar un colectivo cuando sus funciones no son fácilmente suplantadas por una bolsa de trabajo.  Si el conflicto lo hubieran efectuado enfermeros o mejor aún, auxiliares de enfermería, el ejecutivo no hubiera cedido.  Y no hubiera cedido porque en las listas del paro hubiera encontrado a centenares que hubieran acudido rápido a suplantar a aquellos huelguistas.  En el caso de los facultativos, la cosa cambia.


Igual pasó con las últimas oposiciones a IBSALUT, por cuanto a las auxiliares de enfermería se les obligó estar en posesión del certificado de catalán, mientras a las enfermeras se les dio una prórroga de varios años, y a los médicos se les eximió de él. Y es que la pirámide siempre se sustenta por una base amplia, pero cuando ésta se invierte, toda ella fracasa.  Y esto lo podríamos transpolar a cualquier otro sector de la sociedad. Como en realidad se viene haciendo.

Cuarto y no menos anecdótico, es que cuando se utiliza a un miembro del colectivo para dirigir al mismo, muchas son las ocasiones en que la operación es abortada.  Da la sensación como si el elegido vendiera al colectivo para bien posicionarse.  O al menos, las soluciones esgrimidas parecen salidas desde fuera del mismo.  Una incógnita.  Pero no una, sino muchas.


Quinta y última, da la sensación de que hay un uso y abuso de los titulares de las carteras.  De un usar y tirar. De un clínex, vamos.  De unas meras marionetas, que sólo se mantienen quienes más saben nadar y guardar la ropa.  O quienes menos decisiones toman.

PUBLICADO EL 10 JULIO 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

OTRO PRINCIPIO DE JULIO


Si echáramos mano de la memoria y de la estadística, veríamos que al inicio  de las vacaciones de verano, del éxodo de centenares de miles de familias en busca de unos días de asueto, lleva aparejada una subida en los carburantes, en el gas y en la electricidad.  Tampoco es de extrañar si a ello, le unimos alguna sorpresa al regreso en forma de ERE, o simplemente encontrarse uno con las puertas del lugar de trabajo cerradas o con el cambio de la actividad. 

Por de pronto, ya hemos conseguido que el negocio de las farmacéuticas –o de los laboratorios- no se retraiga.  Y eso gracias a nuestra participación en los costes –uno ya no sabe si de producción o de comercialización- de los medicamentos.  Por una parte, hay que reconocer que el anterior sistema era demasiado bueno para sobrevivir en una época de crisis.  Por otra parte, la prisa suele ser mala consejera.

Y esta es la sensación que deja el primer y único anuncio.  Todos pagan –casi todos-.  Y unos más que otros.  O al revés. Unos menos que otros.  Nunca me han parecido equitativos, justos o como deban calificarse, los porcentajes aplicados por tramos.  Siempre se deja a una parte, en inferioridad de condiciones. 


Se ataca al pensionista, pero se le resguarda en el diez por ciento con un máximo de una horquilla que varía de los ocho a los sesenta euros mensuales según la renta.  Perfecto.  Pero  ¿por qué un pensionista que gane noventa y nueve mil euros anuales tiene que pagar igual que uno que no llegue a los veinte mil euros? ¿ O por qué un pensionista que gane cuatro veces más que un activo tiene que pagar veinte euros máximo si el activo, cobrando cuatro veces menos tiene que pagar el doble? ¿Quiénes son los pensionistas que ganan más de un millón de pesetas mensuales?  Siempre, siempre, los mismos nombres.  Y a la pobre viuda de un trabajador cualquiera, le suben mil pesetas al mes y le quitan mil quinientas de medicinas. ¡Vaya chollo!.


Y seguimos con la sanidad.  Menos personal sanitario y más atención en menos tiempo.  Los números les deben cuadrar a la perfección por aquello de ratios y demás fórmulas matemáticas. No lo dudo. Lo que dudo es que en la práctica el sistema no se colapse. Y ya se sabe, siempre pagan justos por pecadores.


Y la enseñanza. Si hay que aplaudir la relación de las becas con el expediente académico, se aplaude.  No puede ser de otra manera. No hay porqué subvencionar a mediocres en la universidad, en la pública claro.  Que de la privada, hablaremos otro día.  Del mismo modo, si hay que recriminar la política de menospreciar la labor de apoyo para los menos preparados, se recrimina. Menos profesores, más alumnos en clase, mayor conflicto.  Menos profesores de apoyo, mayor fracaso escolar. 


Pero el fracaso escolar así como la atención médica universal, no aparecen en la lista de prioridades.  Las prioridades parecen ser otras.  Y más rentables.

Y siempre la conclusión nos conduce a una vía sin salida.  Sin salida porque la puerta de escape siempre está cerrada a cal y canto por los oídos sordos de quienes deberían escucharnos. ¿Por qué recortamos en educación, sanidad y pensiones y no recortamos en beneficios bancarios, políticos y deportivos?  ¿Por qué cuando una empresa finiquita no se la nacionaliza y el Estado asume la productividad como lo ha hecho con la crisis bancaria?


Llega uno a la conclusión de que el Estado no existe.  Existe una confederación de negocios –eléctricas, bancos, laboratorios, …- quienes manejan el cotarro.  Y prueba hay de ello.

Hace un tiempo, relativamente poco, en que dio la sensación de que los primeros recortes iban dirigidos a estos abusos.  Los medicamentos genéricos, fueron prueba de ello.  El Estado y las Comunidades Autónomas dejaban de subvencionar las especialidades farmacéuticas si había genéricos a menor precio.  Así, un enfermo crónico como el que suscribe,  pasó de tomar Diován 160 mg a tomar Valsartán 160 mg, que es el mismo principio activo del que está compuesto el primero.  Y más barato. Hasta aquí, todo normal.  ¡Menos el negocio de los laboratorios y demás!.

Al cabo de unos meses, me vuelven a dispensar el Diován 160 mg.  Uno, a ello le da dos versiones. O tres.  O bien el genérico ha aumentado de precio –por aquello de la oferta y la demanda- o bien lo ha disminuido el no-genérico.  Otra opción más macabra sería la vuelta a tras de lo dicho, por presiones de algún sector.  Lo cierto es que ahora, si aumentan el porcentaje de pago por parte del usuario, habrá que ir regateando precios, nombres y demás.  Y eso siempre que la dispensación permita la elección del mismo. 

España ha ganado la final y ha vencido a Italia.  Nadie se acuerda en estos momentos de las primas millonarias de nuestros futbolistas. Ni Hacienda obtendrá ningún pellizco de ellas.  Son trampas legales en las que el legislador no ha querido entrar.  ¿Quién se atreverá ahora a criticar  las primas? ¿Quién se atreverá a decir que el jugador de la selección ya cobra por ganar y no sólo para jugar? ¿Se acordarán de aplicar la misma canción que se aplica para criticar al funcionario de a pié?


Pero mientras haya divertimiento, no hablaremos de crisis.  Mientras haya vacaciones, no hablaremos de crisis.  La crisis volverá cuando la normalidad vuelva a nuestras vidas, a nuestro cotidiano ir y venir.  Principalmente, cuando este ir y devenir no tenga sentido, cuando no tengamos a donde desplazarnos.
Mientras tanto, bienvenido sea el mes de julio.  Con sus subidas, con sus recortes, y con sus idas y venidas.

PUBLICADO EL 5 JULIO 2012, EN EL DIARIO MENORCA

ENTRE LOS CUATRO GRANDES


A veces las imágenes nos engañan.  Y de no hacerlo, somos nosotros quienes no creemos lo que ven nuestros ojos.  Y es que hay ocasiones en que el titular de la noticia parece más morbosidad que realidad.  Me refiero a la imagen que la pasada semana dio media vuelta al mundo. Digo media exagerando, claro.  Europa no llega si quiera a esta mitad, pero bueno es que al menos, algunos se lo crean.
Merkel, Hollande, Monti y Rajoy fotografiados juntos con un pie de foto que venía a decir que las cuatro grandes economías europeas se habían reunido para  establecer los mecanismos con los que reflotar la Zona Euro.  Y uno, aún inocente, buscaba al quinto en discordia y no.  No había quinto.  Los cuatro  eran todos los que eran y Rajoy estaba entre ellos.  ¿Y si hubieran sido tres? ¿Estaría España entre ellos?

Si en su día, cuando Zapatero se sentó entre los veinte más grandes del mundo, el descojono fue monumental   ¿qué decir ahora?.  ¿Cómo creerse uno que España, con los bancos rescatados, con el Estado bajo control de los organismos europeos, con el Gobierno bajo las directrices de la señora Merkel, seamos consultados junto con Italia, para reflotar la Zona Euro?.

Y si España de verdad estuviera entre los cuatro más grandes de Europa…. ¡como deben estar los demás europeos!.  Pero dinero, hay.  Flujo, movimiento, circulación del mismo, tal vez no, pero lo que es dinero, seguro que hay.  Al menos, en algunos bolsillos.  Y despilfarro también.  Ah, y no culpen de ello a los funcionarios. Culpen si acaso a sus señorías.

Cuando Esperanza Aguirre dijo aquello de quitar diputados autonómicos, del Senado incluso, y de reducir coches y demás, no agradó.  Tampoco agradó cuando el Parlamento Europeo en el mes de abril votó una enmienda para restringir los vuelos en primera clase de sus señorías.  Según los datos que  corren por Internet, sólo cuatro de sus señorías españolas votaron a favor de volar en  clase turista.  Del resto dos se abstuvieron y los restantes –mayoría, eso sí- votaron a favor de seguir gastando seiscientos cincuenta euros por trayecto, en vez de los setenta y cinco euros de haberlo hecho en turista.

Y sólo son números.  Pero aunque suene mal, son número en mayúscula.  Un trayecto de ida y vuelta en Bussines Class da para pagar un maestro de escuela durante casi un mes.  El sueldo de varios portamaletas y abre-puertas familiares de sus señorías, servirían para mantener abierto algún quirófano, y no digamos si juntáramos el sueldo, dietas y gastos de representación de sus señorías europeas.


Y eso que uno no se atreve a mencionar a los bancos y a sus señorías los banqueros.  Porque uno ya no sabe si de verdad hay cuatro poderes –por aquello del cuarto poder de la prensa- o si este supuesto cuarto poder es el quinto, o simplemente algún banquero es el cuarto.  Y digo “algún banquero” porque no creo que todos sean tan afortunados.  O al menos  no todos lo han conseguido.


Y los bancos lo tienen bien.  Demasiado bien.  Al menos, su rescate lo pagaremos entre todos con la subida del IVA,  con el recorte de los sueldos, con la supresión de las desgravaciones y con la subida de impuestos y abaratamiento del despido y de las prestaciones sociales.  Y aún así, querrán que los ciudadanos de a pié sigamos hipotecándonos, paguemos comisiones y mantengamos las jubilaciones de sus señorías intactas, aunque para ello tengamos que trabajar hasta los setenta y tantos años.
Y aquí es cuando entran en juego las reformas de cada viernes.  Y dado que se prevén muchas y duras, y antes que se les terminen las ideas, voy a proponer una que, muy por seguro, aún no se le ha ocurrido al funcionario de turno.  Y digo funcionario y no político, porque si Zapatero tenía  una legión de seiscientos asesores, seguro que el actual Gobierno, con tanta reforma, debe necesitar muchos más que los seiscientos de los antiguos sociatas.
Y la propuesta que le planteo es sencilla y eficaz.  Y sobre todo, gratuita.  Gratuita porque no pretendo gratificación alguna.  Además, aunque se la pidiera, seguro que legislarían para confiscármela, vamos, que antes que me la confisquen se la ofrezco yo mismo.   Eso sí, con una condición: que en la próxima reunión con la señora Merkel, sólo aparezcan en la fotografía de rigor Rajoy y Merkel.  Con el pie de la fotografía uno ya se siente satisfecho.  Y sin retención alguna en cuenta.


Ah!. Se me olvidaba la propuesta.  Es sencilla. Y real.  Le propongo  al funcionario  asesor de turno, que haga llegar la idea a su superior, de que para disfrazar la  eliminación de las pensiones, lo más fácil es dar un giro de ciento ochenta grados a la ley y punto pelota.  Me explico.  Al alcanzar la edad de los dieciocho años los españoles de a pié y los asimilados, empezarían a cobrar la pensión de jubilación, hasta una edad que ustedes elijan –al menos podrán decir que algo habrán decidido-, veinte, veinticinco, ect.  Después de los veintitantos o la edad que sus señorías elijan, pues a trabajar…  A trabajar toda la vida. 

Ah!.  ¡Y se ahorrarán las pensiones de viudedad!
Como ven, legislar es muy fácil. 
Y en tiempo de crisis, más aún..


PUBLICADO EL 1 JULIO 2012, EN EL DIARIO MENORCA.