DÍA DEL TRABAJO. Y DEL PAGADO, SI ES POSIBLE


Si les digo que este año el día del sorteo de la lotería de Navidad –o el siguiente-  es el día del trabajo, me leerán  extrañados, pero puedo asegurarles que ni estoy borracho ni es que en el  Consejo de Ministros  del viernes pasado sus señorías hayan cambiado la fecha, no,  pero las cosas son como son y no de otra manera. Que antes, el día del trabajo se celebraba el primer día del mes de mayo, coincidiendo con la festividad  de san José Obrero, pues sí.  Y tanto este año como el que viene, también. Que antes, el día siguiente al del sorteo extraordinario de la lotería de Navidad, se le llamaba el día de la salud, pues también.  Pero las cosas cambian.

Y mucho que cambian.  Si el día de la salud –salut tinguem-  lo instauramos primeramente cuando al día siguiente del sorteo del Gordo de Navidad, consultábamos las listas que aparecían en Es Diari, con el tiempo y la aparición de Interne en nuestros domicilios, este día adelantó en una su jornada. En la misma tarde el 22 de diciembre ya eran muchos los comentarios de quienes no habíamos  sido agraciados con la Lotería quienes nos deseábamos salud, porque la resignación nos hacía apreciar la importancia de ésta frente al consumismo y derroche de un premio monetario ganado en un sorteo.

Este año 2012, una vez superadas las dos amenazas catastróficas que nos daban por muertos –una el miércoles 12 y otra el viernes 21-, hemos retocado el calendario popular y hemos devuelto el sentido de la realidad a esta fecha.  Y no es que no deseemos tener salud,  es que también deseamos tener trabajo.  Porque la salud es todo, sí, pero el trabajo ya hace mucho.  Y si se cobra además por él, mucho más.

Y no hay que engañarse por mucho que sea Navidad.  Hay muchos trabajadores que, aún trabajando no  cobran. No cobran y cada día deben de presentarse al trabajo, trabajar y ver como la empresa hace sus pinitos para no cerrar, aunque a costa de su trabajo, de su dedicación y de su complicidad.  Habría pues que añadir al título del día del trabajo, la coletilla del trabajo “pagado y cobrado”.

Pagado y cobrado, porque tal como están las cosas no basta con emitir la orden de pago, sino que la entidad bancaria correspondiente tiene que abonarlas en la cuenta del beneficiario.  No sea que con tanta comisión y con tanto impuesto, uno se quede sin el abono por aquello de salvar la banca. 

Además, pagado porque la salud no andará sola.  También es cierto que si gozamos de buena salud, no tendremos que añadir coste alguno, pero por poco que nos descuidemos ya nos mandan la ambulancia previa bajada de bandera.  Económica si, y de momento sin kilometraje. 

Pues lo dicho, feliz día del trabajo pagado.
Ah!.  Feliz Navidad.

PUBLICADO EL 26 DICIEMBRE 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

FELIZ NAVIDAD

BON NADAL
FELIZ NAVIDAD



ECONOMÍA, UNA CIENCIA INEXACTA.


En mis tiempos de estudiante me decanté por la rama de las ciencias, sencillamente porque a  mí, las letras no me iban.  Se hablaba entonces de las ciencias puras, y como no, del término de ciencias exactas.  Tan exactas que incluso cuando el catedrático de matemáticas señor Pons nos demostró –bajo la influencia de  nuestra ignorancia- de que tres era igual a cuatro, incluso quedamos sorprendidos.  Ahora, treinta y tantos años después, las matemáticas siguen siendo exactas.

Lo que ya no sigue siendo tan exacto es la economía. O no lo es, o el titular de la cosa  intenta demostrarnos de nuevo que tres es igual a cuatro.  Y nuestra ignorancia ya no es la misma. Mayor o menor, quizá, pero no la misma de hace treinta y tantos años.

Nunca he entendido cómo es posible, que lo privado sea más rentable que lo público sin menoscabar los derechos de los usuarios.  Ejemplos los tenemos por activa y por pasiva. ¿Cómo es posible que un servicio perteneciente a la administración pública, pase a manos privadas y nos digan que lo hacen por ahorrar costes a la administración? ¿Quién puede creerse que un servicio que tiene su coste en personal y además se le añade la ganancia empresarial, salga rentable a la administración al estar en manos privadas? ¿Nadie ha pensado que aquel beneficio empresarial redundaría en las arcas públicas y por ende, en el bolsillo de todos los contribuyentes?.

La excusa sin duda será que el personal de la administración cobra mucho y que está sobredimensionado.  Y si lo primero no es cierto, lo segundo es cuestionable. ¿Por qué no lo adelgaza la administración y se queda con el beneficio empresarial?

La respuesta siempre se dirige hacia el concurso de amistades o familiares peligrosos o políticos.  Suenan ya nombres de empresas y nombres de entidades bancarias que están detrás de los movimientos sanitarios en la Comunidad de Madrid. Y de familiares cercanos a dirigentes nacionales. Presuntos nombres, sin duda.  Supuestos –sus puestos-  claro.

Y después de la Sanidad, vendrán las pensiones, jubilaciones y demás.  Y la culpa la tiene la universalidad del todo.  La ineficacia del término justo.  Lo políticamente correcto. El que dirán.  ¿Por qué el Estado no perfeccionó el sistema de las pensiones haciendo que cada uno cobrara sobre lo que aportaba? ¿Por qué se hizo una “caja única” y  no se hizo una caja para cada uno de los trabajadores? 

¿Qué hubiera sido más justo, que cada uno ganara sobre lo que iba colocando a “su fondo estatal” o esperar a  que alguno aporte dinero para nuestra jubilación? En cambio, el Estado sí que favorece el negocio a las entidades bancarias en el tema de los planes de pensiones. ¿Por qué siempre que hablamos de dinero, tanto con gobiernos de derechas como de izquierdas,  aparecen los bancos?

¿Cómo puede ser que un negocio con tanto beneficio como es el caso de las Loterías, esté pendiente de venta? ¿Cómo puede ser que se luche contra la economía sumergida  y se siga permitiendo la contratación laboral por un mínimo de dos horas diarias?

Es verdad pero, que hay mucho trabajo sumergido.  Trabajo y economía. Economías que no cotizan y que evaden el fisco. Pero en algunos casos, son la válvula que mantiene la paz social. ¿Ha pensado alguien en las consecuencias que puede conllevar un ataque directo y en masa a la economía sumergida, sin dejar posibilidad alguna de encontrar trabajo dignamente remunerado?

Y es que el fisco también está mal organizado.  La cotización por módulos ayuda a ambos.  El empresario sale beneficiado y la administración se relaja, tal como ocurre en los acuerdos judiciales, en el que perjudicado siempre gana menos.  En el fisco, es el asalariado quien pasa por la lupa del filtro.  Ahora, los dos mil quinientos euros son la barrera de la afloración.  Y del negocio.  El ingreso bancario en cuenta ajena lleva aparejado la comisión bancaria pertinente.  Y los bancos, siempre presentes.  Y rescatados.

Y el resto, naufragados.  Y es que la economía, no es exacta.
O al menos, no es justa.  Aunque para decir esto, haya que pagar tasas judiciales.

PUBLICADO EL 19 DICIEMBRE 2012, EN EL DIARIO MENORCA

O FALTAN JUECES O SOBRAN DELINCUENTES


O las dos cosas.  Lo cierto es que delincuentes hay muchos. Demasiados. Y no tan sólo del que hurta una chaqueta en el comercio o que trafica con drogas, no.  También los hay de los llamados de  “guante blanco”, de los que llevan traje y corbata, maletín, chófer y teléfono de última generación.

Cuando los medios de comunicación  nos dan la buena nueva de que tal o cual empresario, político o familiar real son investigados, imputados o procesados,  nuestra faz adquiere otra tonalidad y muy por seguro que  nuestro ritmo cardiaco se agita y brinca como si de un jovenzuelo se tratara.  Y es que no es para menos. 

Nos hemos hecho a la idea de que en España todo es posible.  Y que ya nada volverá a ser como antes.  Por eso cuando un juez decide mandar entre rejas a algunos de estos intocables –y no por ser pordioseros precisamente- la ilusión aparece en nuestros rostros.  Pero jueces hay pocos e intocables  muchos.

Y la independencia judicial no es que esté  en juego, sino que se juega con la solvencia del mismo.  Y de cada vez, más.  La siempre excusa del coste y ahora de la crisis, hace que la existencia misma  del tercer poder de Montesquieu dependa de los otros dos poderes.  Los presupuestos emanados del Ejecutivo y aprobados por el Legislativo pueden condicionar y mucho las decisiones y controles que deban ejercer desde los tribunales.  Las leyes emanadas del Legislativo van a favorecer o perjudicar también a los delincuentes.  Y cualquier decisión que favorezca a los delincuentes, perjudica al resto de ciudadanos.

Prueba de ello la tenemos en las sentencias dictadas tras  acuerdo entre el representante del ministerio fiscal y la defensa.  La escasez en los recursos de los juzgados obligó en su día a protocolizar resoluciones rápidas por acuerdo entre las partes.  Y es esta carrera contrarreloj la que hace posible que una condena que en un principio –y con el Código Penal en la mano- representaba seis años de reclusión en una cárcel,  se conviertan en una moratoria condicionada de sólo dos años. 

Y los otros poderes hacen posible que los ciudadanos honrados, paguemos también  la defensa de los delincuentes.  Que una cosa es tener derecho a la defensa y otra muy distinta es que la víctima de un delito tenga que pagar con sus impuestos la defensa de oficio de su agresor.  Y sus tasas judiciales. 

Ante un juez, el delincuente siempre jugará con ventaja.  La víctima, como mucho, logrará que la verdad aflore y una compensación estimada a su pérdida.  Al delincuente, por muy mal que le vaya, sólo se le impondría  el máximo permitido y no más.  Y no siempre.  La mayoría de ocasiones, la falta de pruebas, el trato con la acusación, o la interpretación misma, hará que salga más beneficiado que perjudicado.

El concepto de proteccionismo legal español, tampoco es que favorezca demasiado a la reducción de las estadísticas.  Tanto el procedimiento penal como el procesal mismo   alargan en demasíe los plazos para enjuiciar y emitir sentencias.  En la dilación en cuanto a los trámites es donde suelen aferrarse los llamados buenos abogados y sus poderosos clientes.  ¿Qué diferencia hay –además de los honorarios- entre un abogado de renombre  y otro del turno de oficio? ¿Por qué los imputados famosos contratan a abogados de renombre y  no del turno de oficio? ¿Acaso la inocencia no se puede demostrar con un licenciado recién salido de la universidad?.  ¿Acaso no es la culpabilidad la que tiene que demostrarse?

¿Será la plantilla del Estado quien necesitará más fiscales de categoría a fin de meter entre rejas a los delincuentes adinerados?  ¿Por qué el fiscal depende jerárquicamente de un poder distinto al Poder Judicial?  ¿Qué interés puede tener el Ejecutivo en marcar las directrices de la acusación pública?

¿Es justo que los adinerados puedan alargar los procesos judiciales mientras que los asalariados no podamos presentarnos como acusaciones particulares por falta de recursos? ¿Seríamos más europeos si existiera un Código Penal Europeo? ¿O preferirán hacer un código para cada comunidad autónoma?

¿Disminuirían las estadísticas en cuanto al número de delitos si las sentencias fueran más rápidas y duras? ¿Subiríamos o bajaríamos de posición en la lista de  países corruptos si hubiera más delincuentes famosos entre rejas?  ¿No nos avergüenza ir detrás de Grecia, Portugal e Italia en grado de corrupción?  O lo que es lo mismo, que Chile, Uruguay y Chipre sean  más honrados que nosotros.  O que nuestros políticos y empresarios.

Otra cosa muy distinta será el porqué de la diversidad de interpretaciones que se dan en los casos judiciales.  De ser justos, de ser correctas, no habría lugar a segundas lecturas, ni de apelaciones ni recursos aceptados.  Ahora se pretende la reducción de éstas con la imposición de las tasas.  Luego, ya no serían necesarias.  Los errores judiciales quedarían para el recuerdo.  Siguen faltando jueces, fiscales y sobre todo preparación en la interpretación.

Y siguen sobrando presuntos culpables.

PUBLICADO EL 14 DICIEMBRE 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

TRABAJAR MÁS Y COBRAR MENOS


La receta parecía bendecida por todos los agentes sociales, excepto los trabajadores, claro.  Gobiernos y empresarios aplaudían la solución dada al problema.  Díaz Ferrán en sus buenos tiempos había dado con la receta para reactivar la economía de nuestro país.  De no haber sido él, presumiblemente  lo habría dicho Doña Merkel u otro más iluminado, quien sabe.  Lo cierto es que entre todos lo pusimos en práctica, excepto los desempleados y jubilados –en cuanto a trabajar más, se entiende, claro-.  Y en esto estamos.

Entre todos, pero no todos.  Presumiblemente, presuntamente, supuestamente y más mentes habidos  y por haber, muchos autores de la receta no se la aplican a si mismo.  Sino todo lo contrario.  Cobrar más y trabajar menos, al menos es lo que uno puede llegar a pensar cuando millones de euros se localizan en cuentas extranjeras y en domicilios particulares tras las inspecciones y  detenciones   de tantos facultativos económicos que extienden y entiende de la receta económica. Ya lo dice el refrán –que no Ferrán- “en casa del herrero, cuchillo de palo”.

En los talonarios se han encontrado matrices de más medicamentos con receta para la crisis. Abaratar el despido y el consiguiente cierre de  empresas.  Eximir la responsabilidad en las quiebras y posterior dejadez en el pago a los proveedores.  En las mutuas europeas también encontramos facultativos con estos talonarios mágicos.  La inyección europea a los bancos arruinados, rescatados  y demás, es prueba de ello. 


Y de médicos contra la crisis, hay muchos.  Y con muchas especialidades.  Y los recortes no les afectan.  Este es el problema. Sobran iluminados y faltan electricistas. Y mecánicos.

El rey entra en el taller y sale como nuevo.  Esta vez con una probable incapacidad laboral transitoria de un mes.  De baja, vamos.  Al menos, hasta su próximo cumpleaños.  Su suerte es que todo queda en la Familia.  De este modo lo que se le retenga por la incapacidad laboral transitoria, el Estado podrá abonárselo al sustituto por  aumento de la carga de trabajo.  Y hablando de Familia, quien parece que ha vuelto a la misma ha sido el duque consorte Iñaki –¿o debería haber dicho el consorte de la duquesa?-, quien por cierto vuelve a figurar virtualmente en la real página web.

Ya lo dice el slogan de que todos vuelven por Navidad.  Quienes no han vuelto este año han sido la mula  y el buey que daban calor al pesebre.  Y como los recortes nos afectan a todos, quien esto escribe ya ha presentado  un ERE  a Papa Noel.  Y los motivos, varios.  Económicos, por supuesto.  Y  por miedo.  Miedo a que en aquellas horas se presente en casa algún inspector de empleo y me empapele por contratar a un bombero en horas nocturnas sin haberle dado de alta en la SS.  ¿Cómo hacerle entender que no era un bombero con barba blanca, ni el deshollinador,  sino sencillamente Papa Noel?  ¿Cómo me va a creer si es el inspector es monárquico?

Y los Reyes Magos, otro que tal. ¿Cómo le hago entender al inspector de marras que aquellos encaramados en escaleras no son albañiles ni electricistas disfrazados de sevillanas ni de árabes conversos, sino que son los Magos de Oriente –o de Occidente-?. ¿Cómo me va a creer,  si me topo con un  inspector que profese la religión republicana?

 Ya estaba preparando el terreno de otro ERE por aquello de que los gastos del transporte nos ahogan y muy posiblemente tampoco aparecerían por mi casa sus majestades, los de Oriente,  cuando las alegaciones presentadas por los sindicatos reales me han tirado al suelo tanto memorándum. Eran astrónomos, sí.  Magos, de acuerdo, pero de Lepe. Sí, sí, de Lepe. O por su contorno. ¿Cómo privar la ilusión  –del último año ya- cuando el gasto de transporte se ha reducido?  Ahora sólo faltará esperar la resolución judicial al respecto.  La interpretación, mejor. El fallo, vamos.

Y es que fallos, también los hay.  E interpretaciones.  Mientras, los poderes de Montesquieu nunca habían sido tan independientes como ahora.  El blindaje que ellos mismos se han impuesto supera cualquier desavenencia política. Todos a una, y una para todos, al más puro estilo de los mosqueteros.

Y ahora, a estas alturas a nivel suelo, ni los mosqueteros ni Robin Hood, ni los antiguos comuneros de Castilla están para  trotes de levantar espada ni estandarte para enderezar el camino al que  los grandes –en minúscula  y no precisamente nobles-, nos han guiado. Empujado.  Metido, más bien.

Y si esta herencia de Montesquieu en algunos casos significa que algunos de estos ilustres imputados pasen algunas noches entre rejas y no más –uno puede llegar a ser iluso, o tonto, pero no ambos a la vez-, bueno es para el populacho.  Y por ende, para los demás poderes de un Estado ya maltrecho.

Y siempre les quedará la opción del indulto. O de una amnistía fiscal. O de presentarse a las elecciones.  O...

PUBLICADO EL 6 DICIEMBRE 2012, EN EL DIARIO MENORCA.

Compuesto y sin novia, Mas o menos


Las resacas electorales ya no son lo que eran.  De ganar todos hemos pasado al opuesto.  Ya no se gana, sino todo lo contrario, se pierde.  Lo vimos en las generales y locales donde hubo un claro vencedor.  Y unos claros perdedores.  En las catalanas, por aquello de querer ser diferentes, también lo fueron incluso en la resaca.

En las catalanas pudiera ser que ganaran los catalanes, pero quien perdió fue sin duda Arturo Mas.  Aún ganando, perdió.  Y de mucho.  Perdió escaños y años de gobierno.  La jugada del adelanto le costó un fuera de juego.  Y tarjeta.  De momento, amarilla, pero todo madura.  O se pudre antes, que es peor.

Los números, como el algodón, no engañan.  Y los recuentos, menos.  Una mayor participación en relación con las anteriores ya dice mucho.  Mucho más dirá si  la consulta llega a ser del SI o del NO, siguiendo los ejemplos ya históricos de los referéndums de Franco o de la OTAN. 

Y los números, o sea los votos, han hablado.  Otra cosa será la composición del Parlamento.  Y eso que los más de dieciocho mil votos del partido denominado Pirata no han conseguido representación.  Que si no, ya me dirán.  Pero lo cierto es que con los números en la mano,  en la provincia o circunscripción de  Barcelona han sido más –con acento- los votos emitidos a los partidos no cesionistas que los que se han dirigido hacia los que dicen estar a favor de la independencia.  O de la autodeterminación, que suena menos duro.  Y eso que un millón de votos se quedaron en sus casas.
Y es que suponiendo que se llegara a la consulta popular – o impopular, que sobre gustos no hay nada escrito- la participación sería mayor. Mucho mayor. Y la distancia entre los unos y los otros, diferenciada.   Ya  no habría marcha atrás.  O se rompía o se firmaba el contrato de convivencia.  Para lo bueno y para lo malo.  En la crisis y en la opulencia.  En la corrupción y en el decoro.  En España o en Suiza, dirían otros.

Dejemos a Suiza y la siempre presunta evasión de capitales para los expertos de Hacienda y de los juzgados, si es que  pueden con todos.  De momento nos centraremos en Barcelona.  ¿Qué ocurriría si las otras tres provincias catalanas eligen  la independencia y Barcelona apuesta por seguir siendo catalana y…. española?  ¿Se opondrá el Muy Honorable y demás a la libre voluntad y decisión de una parte de su comunidad, de seguir participando del destino de España?

La experiencia nos ha enseñado que los demócratas solemos serlo de cara a la galería.  De puertas hacia adentro, la teoría suele cambiar hacia una praxis que nada tiene que ver con libros de texto ni de tratados de buenas costumbres.

Los resultados también pueden interpretarse de otra forma. La verdad –una verdad- es bien distinta.  Y ellos lo saben.  Un millón seiscientos mil votos se decantaron por los políticos que hicieron su proclama por la independencia.  Otro millón seiscientos mil votos se quedaron en casa y no se pronunciaron.  Y dos millones de catalanes con derecho a voto dijeron todo lo contrario, o al menos, votaron a los partidos que nada dijeron de fraccionar España.

Esta vez, Mas ha ido a menos.  La suma se ha convertido en resta. Y el resto, ha sumado.

PUBLICADO EL 1 DICIEMBRE 2012, EN EL DIARIO MENORCA.