LAS DOS CARAS DE LA SEMANA

                 El título de hoy podría llevar a error si la mente nos mantiene enclaustrados en la monarquía y sus iconos.  Podría haber sido el reverso y el anverso de las monedas con las caras de los dos reyes Borbón, pero sin duda resultarían demasiadas caras y de difícil interpretación.
Y por suerte –o por desgracia- hay más noticias que las del relevo institucional. Una semana convulsa, sin duda. Pero con algunas buenas noticias. Al menos, una.  Una niña de nueve años  dona la cantidad de dos mil doscientos cuarenta euros al Instituto de Investigación Sanitaria Incliva de Valencia, para destinarlos a la investigación del cáncer en mujeres jóvenes.  Los medios de comunicación poco eco hacen de la noticia.  Y no es titular. Ni tan solo suplente.
La Roja pierde las primas de setecientos mil euros por cabeza -y todo lo que ello representa- y es portada titular en todos los encuentros periodísticos.  Las camisetas caen en bolsa y se deprecian a la mitad de precio, las cabezas de turco se resisten a ser degolladas, y las aguas turbias preparan las siempre ganancias colaterales en río revuelto.
El examen realizado en el Instituto Santa Eulalia de Mérida entra en el terreno de juego en posición de extremo y pone a  prueba a los extraordinarios alumnos de cómo disuadir a un compañero para que no vote a Podemos.  Eso sí, en el inglés de Shakespeare.  Como si fuera un TIL a lo extremeño, pero con premio extra.

Y de premios anda la cosa.  Fuera del coliseo ya se comenta en público foro el tema del aforamiento.  Demasiados foros y aforados, dirán otros.  Extensibles a sus consortes y descendientes, dirán unos.  ¿Por qué tanta prebenda para quien no tiene ya –ni ha tenido, salvo alguna actuación concreta-  poder de decisión?
Volviendo al inicio, e intentando no caer en el error de difuminar entre tanta chapuza noticiera, el motivo del escrito, retomaré el recuerdo de la Primera Comunión.  El recuerdo de la niña de nueve años no se difuminará en el tiempo.  Al menos para ella.  Ni regalos ni vestidos como de novia, ni nada que se les parezca, serán retórica.  El verdadero espíritu cristiano aparece de tanto en tanto. 
  La renuncia y dación de lo material, tendría que haber  sido la mejor noticia de una  semana convulsa entre banderitas, vasallos, espabilados y demás.  O al menos, haber sido noticia.
Ahora, sólo faltará que el fisco y su  impuesto de sucesiones y donaciones no se fije en ella, en sus padres.  Y en los que a ella le donaron.

O que al  menos, puedan desgravar por ello.

PUBLICADO EL 26 JUNIO DE 2014, EN EL DIARIO MENORCA.

DESDE LA EMOCIÓN EN EL RECUERDO….


Juan Carlos  al ser proclamado rey,  quiso marcar –necesitaba marcar- una separación entre el anterior régimen y lo que sería su reinado.  Tuvo trabas desde el primer momento, pero fue superándolas con gran astucia, no en vano, su futuro estaba en juego.  “Desde la emoción en el recuerdo a Franco, ¡Viva el Rey!” espetó Rodríguez de Valcárcel, en el momento mismo de la coronación.

Hoy el futuro de la monarquía vuelve a estar en la cuerda floja, y Felipe VI es llamado a tomar el relevo.  Necesitará también él, marcar diferencias con su antecesor.  Y ahora es el Gobierno de turno quien, desde otra emoción en el recuerdo, protege en exceso al anterior rey.

¿Por qué tanta necesidad de protección? ¿Cuál es la amenaza de la que se le tiene que proteger? ¿Qué necesidad tiene de ser aforado? ¿Qué decisiones va a tomar en el futuro que le hagan  potencialmente  destinatario de citaciones ante un tribunal?  

Y no tan sólo la protección jurídica, sino que se decreta también su estatus, sus privilegios, su tratamiento y como no, la de su consorte.  Y eso que muchos auguran unas presencias separadas, distanciadas oficialmente ya de puertas hacia fuera. Y mantener este doble juego, cuesta dinero.

La proclamación será un acto austero -económico faltaría añadir- para no enfadar a las masas tan golpeadas por la crisis.  Hasta aquí todo correcto.  Y así se empieza, dando ejemplo y bajando al populacho.  Rechazando la corrupción y a sus protagonistas.  Disminuyendo corte y manteniendo alejados ciertos tipos.   Sí, pero sus actos serán estudiados y analizados con lupa. No basta serlo, necesitará parecerlo, demostrarlo y convencernos.

La proclamación hoy según los pronósticos, vestido de uniforme del Ejército de Tierra con el fajín recién estrenado de Capitán General, es un paso atrás.  O al menos no es un paso adelante.  Un rey –hoy en día- lo es  -debería serlo- de todos los españoles.  Un rey de los republicanos, de los monárquicos y de todos los demás.  Y además, es rey de los militares y también de los civiles.

Un acto laico quita boato y rompe la reminiscencia divina de una monarquía anacrónica y la hace más cercana.  Vestido de civil, conectaría mejor –aunque sólo fuera por cuestión de estrategia de imagen-  con esta parte de la sociedad española que tiene puestas sus esperanzas en que el nuevo titular de la Jefatura del Estado sea capaz de devolver la credibilidad en las altas instituciones del Estado.

Le ha faltado un asesor sin emoción y sin recuerdos.

¡Suerte, Majestad!
PUBLICADO EL 19 DE JUNIO DE 2014, EN EL DIARIO MENORCA.

¿REPÚBLICA O MONARQUÍA?


Que la monarquía, como sistema de Estado es anacrónica y carente de un espíritu democrático, nadie puede negarlo.  Que hoy en día, la jefatura de un Estado recaiga sobre un cargo vitalicio, hereditario, con  inviolabilidad penal de su titular y con prevalencia del hombre sobre la mujer, por mucho que esté escrito en una constitución, sigue careciendo de espíritu democrático.

Que el espíritu democrático nada tiene que ver con la legitimidad democrática, refrendada en las urnas, también es cierto. 

Que la república es un sistema en la que todos pueden llegar a la jefatura del estado mientras que en la monarquía nos está vetada a todos, también es cierto. Pero no olvidemos que la república está presidida por un político. Y eso ya no es tan bueno. O al menos, la experiencia así nos lo indica.

Y no tan solo por un político, sino por el partido que lo sustenta.  Sus amigos, sus contratos, sus familias. Toda una corte....

Y los españoles somos muy pícaros, muy tendentes a la estafa y al desaguisado, y necesitamos de alguien que nos controle y nos vigile.  Un alguien ajeno a las decisiones y voluntades de cada cuatro años.  Un alguien que no pueda comprarnos el voto, ni que nosotros podamos comprarle a él.  Ni los bancos, ni las eléctricas, ni las petroleras, vamos.  Y eso ya es difícil.

Además, para qué sustituir una figura por otra.  ¿Por qué no hacer que el mismo presidente del gobierno sea el presidente de la república?  Pero no, la cuestión es mandar, tener poder y chupar del bote. Y cuantos más, mejor.

¿Por qué todos quienes se manifiestan por una república no lo hacían años o meses antes? ¿Por qué no crear un partido republicano que se presente a las elecciones con el programa de promover una república?

Porque saben que España no quiere una república.  España tiene demasiados malos recuerdos de las intentonas.

Pero los españoles también tienen derecho a decidir. 

España también le gustaría algunos reajustes en la monarquía. 

Que el rey, fuera rey, pero ni consortes ni padres ni abuelos, ni yernos ni hijas.  Que de inviolabilidad, nada de nada. Ni aforados ni protegidos.  Tampoco en los políticos, que quede también claro.  Y eso ya es más difícil.

Habría que romper muchas estructuras, muchos esquemas, y ahora, precisamente ahora no es el momento.

Y si todos que vociferan esperaron a que el viejo monarca abdicara, ¿por qué no dar una oportunidad al joven rey Felipe VI?. 

Tal vez, el futuro nos depare algunas sorpresas.

De momento prefiero la sencillez de Letizia.

PUBLICADO EL 12 DE JUNIO DE 2014

UN REY EMÉRITO


La primera reacción que tuve al oír la noticia de que el rey Juan Carlos I abdicaba, fue el que la imputación de la princesa Cristina era un hecho.  La noticia parecía darse en dosis controladas para que el resultado tuviera un balance positivo  para la monarquía y no tan sólo de pletórica alegría de sus lacayos.
Primero fue el presidente del Gobierno quien trasladó la noticia a la ciudad y al mundo.  España entera reaccionó como se esperaba.  A los pocos minutos miles de wassaps saltaron de móvil en móvil en un país que demostró no estar falto de imaginación.  Al menos, el pueblo español, abatido y arruinado moral y económicamente, mantenía un hilo de esperanza. 
Al cabo de unas horas, su aún majestad leía lo que parecía ser su ya último mensaje navideño.  Por un momento la memoria histórica te devuelve a un jueves del mes de noviembre, pero faltaba un Carlos Arias soltando un llanto de lágrimas.  Pero no, al final uno ya duda si el motivo de la comparecencia es por España o por la monarquía.  Los hechos te decantan por la monarquía.
¿Y ahora qué?, te preguntas.  No acabas de pronunciarla y ya se te ofrece la respuesta.  Una ley orgánica como manda el artículo 57 de la Constitución será aprobada y rubricada. ¿Y para qué?, pues sencillamente porque el rey no es un trabajador que se jubila, no.  Ni los emolumentos, ni los honores, ni las prerrogativas tenderán a desaparecer.  Ni su Casa ni su chofer ni nada que se le parezca.
Al rey no le afectará la crisis del retiro, no.  Ni a la reina tampoco, por supuesto.  Será, sin vivir enclaustrado, como un Papa Emérito.  Tras la abdicación, lo único que aumentará serán las despensas que conllevará la monarquía.   Un aumento en la plantilla de Capitanes Generales, duplicidad de Casas Civiles y Militares,  consejeros y asesores, pero todo sea en beneficio de la monarquía, perdón, de España.
Y es que España está mal y necesitaba un cambio.  Un nuevo motor que dejara el lastre del 23-F, de un yerno listo, de unas cacerías y unas corridas ancladas en el siglo pasado y mirara hacia un futuro más joven y más  dinámico.  Al menos esta vez,  el rey padre, o padre del rey, o rey padre del rey, ha sabido dar un paso adelante  y mantenerse erguido.
Y haberse mantenido erguido frenará muchos comentarios. Ahora es el príncipe, el futuro rey, quien tiene que recomponer los desaguisados.  Y además,  con compañía.

Y sobre todo, que no nos quite la paga del mes de junio. Si quiere trasladarla por San Felipe, que espere el año próximo.

PUBLICADO EL 5 DE JUNIO DE 2014, EN EL DIARIO MENORCA.