SALIR DEL ARMARIO

Son fechas propicias para salir del armario. O de entrar en él.  Pero no va  de género ni de genitales el tema. Simplemente de muda, de metamorfosis. De chaqueta, vamos. 
Hace cuatro años que los armarios se abrieron de par en par y de allí empezaron a salir incondicionales de siempre.  De toda la vida, vamos. Desde el pequeño Nicolás al gran Nicolás.  Algunos nunca lo negaron. Otros, a buen recaudo lo tenían.  Y algunos más, fueron, son y seguirán siendo buscadores de oportunidades.  A la que salta la liebre, o al sol que más calienta.
Y esos últimos, los buscadores de oportunidades, los que  arriman la cara al sol con protección cincuenta, seguirán abriendo armarios y rebuscando en el baúl de los recuerdos aquella anécdota, aquella pose, aquella sonrisa de antaño, aquel golpecito en el hombro, aquella camisa  que le devuelva credibilidad al nuevo capítulo de su biografía societal.
Es ley y condición humana.  Una de tantas leyes del autógrafo y particularidades del selfie.  Y no les resultará incómodo.  Es su condición, su quehacer en la supervivencia diaria. Una ley jamás votada, pero aceptada.  Como en un reality show  televisivo, maniobrará  para que la nominación se posponga encuentro tras encuentro.  Y el  otro, más –que no Mas- señalará su dedo inquisidor. 
Las circunstancias, también buscarán excusa. Ratapinyades, algunos.  Pelados, desnudos y feos a borbotones.  Y seguirán camino.  Su camino con la venta en exclusiva, si es necesario, de aquel Judas de nuestro nuevo tiempo.

Repican campanas, amanece y el Sol, como cada día, se deja ver de nuevo. Nos levantamos, acostamos y sin verlo, sigue estando allí, como la Luna.  Sola en Valencia. Disparando sus rayos a otros lares. Energía, que sólo se transforma y es ley también de vida.
Un armario empotrado, de los de antigua usanza o convertido en vestidor de suite.  Tanto da, armario, guardacamisas o chaquetas, al fin y al cabo.  El número no cambia. La plantilla del paro aumenta por un lado y disminuye por el otro. Las plazas, invariables. O a la baja.  No de arriba sino de lado.  Y de abajo. Como siempre. Como toca, según la ley. Humana, por supuesto.
Y habrá también baúles, cajas más o menos decoradas, sacos al vacío.  Y sacas llenas, como no.  Unos saldrán, algunos se mantendrán, y como no, los habrá quienes  guardarán turno para otros tiempos simplemente, mejores para ellos.  Los de lado, los de abajo, seguirán atados fieles marionetas de guiñol.

Y el espectáculo continúa.  La función, más bien.

PUBLICADO EL 28 DE MAYO 2015, EN EL DIARIO MENORCA.

ENHORABUENA

Esta vez voy a posicionarme antes de, en vez de después de.  Sencillamente, no voy a esperar al día después para felicitar al ganador de los comicios.  Al final, siempre suelen ganar los míos, aunque algunas veces, los míos no son los nuestros.  De todos modos, al decir de los comentarios, todos, absolutamente todos, suelen ganar: unos con el número de votos en la mano, otros con el de escaños, en fin, que los mecanismos de defensa, funcionan.

De cada vez estoy más convencido –serán los años- de que la mayoría de los partidos son buenos.  Y que los políticos no son tan malos como los pintan.  Algunos habrá –y así lo van demostrando los tribunales de justicia- que se han enriquecido y poco les han importado los ciudadanos.  Pero ello entra en la condición humana.

No hay políticos buenos ni políticos malos a priori, sino personas buenas y personas malas.  Otra cosa es que la gestión que hagan durante el tiempo de su mandato  sea la más adecuada o no dadas las circunstancias o que  éstas, agraden  más o menos al electorado.  Las acciones de los gobernantes, y las omisiones de los opositores.

Al menos, el solo hecho de arriesgarse en figurar en una lista, tendría que ser suficiente  como para presuponerles la buena intención con la que se presentan.  Y más si el ordinal es en los de relleno.

Porque para muchos, el figurar en una lista puede resultarle un perjuicio para su futuro profesional y ciudadano.  Anclada parte de la sociedad aún en el espectro derecha e izquierda, nacionales y rojos, buenos y malos,  y más actualmente españoles y nacionalistas, casta y no casta...., el hecho de figurar en una lista debería ser considerado como un mérito democrático a tener en cuenta, en vez de el de  estigmatizado por pertenecer a una determinada tendencia política u otra.

Ahora sólo faltaría cambiar el sistema de buenos y de malos, de gobernantes y de opositores, para que el espíritu de aquellos primeros ayuntamientos democráticos de la nueva era, en que todos los concejales gestionaban alguna área en el gobierno municipal, apaciguara ánimos  y uniera las fuerzas de  estos servidores de lo público.

Remontándonos a este espíritu constructivo, ya no habría gobiernos de mayorías ni de minorías, ni chaqueteros, tránsfugas ni todos estos elementos afines que esos sí, viven de la política y de los políticos.

Y rememorando este espíritu, dar la enhorabuena a todos quienes no teméis adentraros en esta apasionada condición ciudadana.

Enhorabuena y que el poder, no os corrompa.


Amén.  

PUBLICADO EL 21 DE MAYO DE 2015, EN EL DIARIO MENORCA.

EN CAMPAÑA

A nadie se le puede escapar que estamos inmersos en plena campaña.  Y no de ahora, sino desde hace ya algunas semanas.  Aunque oficialmente exista fecha de inicio y fecha final de ésta, cierto es que el sobresalto, las palpitaciones y como no, aquella alegría o aquel disgusto, viene pronosticándose desde ya hace tiempo.

Bárcenas, Rato, la saga Pujol y demás notables que en su día serían la flor y nata de la sociedad política de España, pasaron y posaron por sus filtros, y sobre todo, por su juicio.  Ahora, otros son quienes ostentan el titular de figurar en aquellas mismas listas, que de tanto en tanto, la administración competente renueva.

En el ojo del huracán están ahora los futbolistas, por aquello de tocar pelota, como en su día lo estuvieron otros que la administración tildó de élite. Y esta campaña no es contra los futbolistas, sino a favor de la igualdad en temas tributarios.  Igualdad que éstos no aceptan. Igualdad que éstos no comparten.

Si bien es cierto que el legislador en su momento así lo quiso,  ahora cuando las vacas son más flacas que las que pastan indias, cambia de opinión y decreta lo nuevo.  Y lo nuevo pasa por los derechos audiovisuales.  O lo que es lo mismo, que lo que se cobre, tribute.

Y que tribute como cualquier hijo de vecino.  Pero no. El vecino aparece soltero, sin compromiso y sin descendencia.  Y da  como respuesta  la amenaza.  Una amenaza de plante que no de huelga, dirán ellos.  Un desaire como aquel que fuera a cazar elefantes, que tuvo que pedir disculpas y luego resultó que tenía ciervos en su propio redil.  Un pulso que no arritmia.

Y la legislatura no ha sido estéril.  Y si alguien duda, que se lo pregunten a Rodrigo y compañía. Que de economía dicen que sabe un rato. “Un rato largo” como castellanizaría cualquier  buen menorquín que se precie. La campaña de Hacienda ha llevado a la práctica aquella teoría escrita ya en los libros de aquel viejo testamentario de que “Hacienda somos todos”,  aunque en el nuevo legado  se dejara entrever que “algunos más que otros”.

Y así estamos, escribiendo nuevos capítulos a aquel legado que nació de una esperanza, de un deseo, y al final esperando.. si hablará el sindicato, si hablarán los clubes, si hablarán los aficionados.  O Hacienda.  Sin duda, los primeros,  partidarios de tocar pelota.  De ganar y que ganen los suyos.  El último, o lo que es lo mismo, Hacienda, que el partido se juegue, y que se gane.

Y si gana Hacienda, ganamos todos. 


 Aunque algunos aún viajen en primera.


PUBLICADO EL 14 DE MAYO DE 2015, EN EL DIARIO MENORCA.

OCTOGENARI@S.

La semana pasada Es Diari se hacía eco en la sección de sucesos de una presunta estafa  millonaria –para quienes aún pensamos en pesetas- de la que años atrás había sido víctima  una menorquina y que en teoría hoy debería juzgarse.  John Kenneth Galbraith, economista estadounidense  dijo en su momento que “para manipular eficazmente a la gene, es necesario hacer creer a todos que nadie les manipula”.  Ahora bien, cuando la manipulación es individual, puerta a puerta, teléfono a teléfono, la cosa cambia.
El estado anímico, la soledad, la economía, la edad, el género, todo ello influye.   Y la confianza y el buen hacer del presunto manipulador, también.  La universidad del día a día nos enseña que no importa ser banquero ni político para engañar al prójimo.  Eso sí, a diferente escala y a un número reducido. 
Los bares, las ágoras actuales, son puntos de encuentro donde los universitarios de calle aprenden la historia diaria no escrita.  El pupitre de la esquina perdida, suele ser el mejor punto de observación.  Y de audición.  Y la hora, la del desayuno de las nueve treinta.
La última buena pesca auditiva fue del marujeo entre dos menorquinas de adopción.  La víctima, una octogenaria  a la que la del pelo moreno teñido, le limpiaba la casa.  Las dotes de la limpiadora: labia, intoxicación y perseverancia.  Y familiar político, para más inri.
Todo empezó, se deduce, cuando el hijo de la octogenaria se echó novia.  Aquello fue una amenaza latente para las siempre sobrinas nietas, que a la postre eran hijas de la limpiadora.  La estrategia, aunque bien estudiada, duró poco.  La herencia no real se alejaba aún más de la ignorancia de aquella vividora.
El ataque continuo hacia la novia del hijo, no llegó a cuajar y acabó en boda y con nietos.  La batalla subió de rango.  Fue la invasión en primera línea fotográfica  de las de sobrinos ya bisnietos y el ataque sistemático a la otra parte contratante.  Ni eso.
La tercera fase coincide que la casa, más antigua que la octogenaria y con huerto, necesita continuos retoques de los pequeños achaques que le van apareciendo al paso de las estaciones.  Una legión de carpinteros-jardineros-albañiles salen del árbol genealógico de aquella sirvienta para todo.  Hijas y yernos en paro no dudarían en pasar factura en black y así ir tapando agujeros.
Y ahora, la intoxicación familiar.  La octogenaria resiste. Y es que el género hace mucho.  Si el octogenario hubiera sido hombre, con una mano, lo tenía suyo.

O estaba ya en la calle.

PUBLICADO EL 7 DE MAYO DE 2015, EN EL DIARIO MENORCA.