SINDICATO DE VOTANTES

Visto como está el patio, más que un gobierno, lo que necesitamos los españoles es un sindicato que nos defienda.  Un sindicato independiente,  un juez apolítico, un fiscal anti-pactos o un abogado ganador de causas perdidas.  Da igual sea uno u otro,  mientras no sea alguien que nos diga que lo de Hacienda es mera publicidad.  O que la justicia no es igual para todos.  Ni que una cosa es la campaña electoral y otra muy distinta, los pactos de gobernabilidad o  de investidura.

Lo que menos necesitamos son incumplimientos de contratos ni de líneas rojas.  Ni tampoco necesitados de calentar sillones.  “Todo por la patria” es la frase que corona las entradas de los acuartelamientos.  “Todo por la tapia” solían decir los soldados una vez veían como  subsistían algunos empleos dentro del mismo.  Y en España parece estar vigente ahora mismo esta última alocución.  Para algunos, ni España ni los españoles están sobre la mesa.  Para esos, sólo la poltrona, la necesidad imperiosa de mantener cargos y pasar a la historia, es su premura. 

Y a la historia puede uno entrar de muchas formas.  Hitler, Mussolini, Stalin y Lenin también entraron en los libros de historia. Y lo mejor para todos hubiera sido que sus páginas hubieran quedado vacías.  Más que libros de historia, parece que algunos dirigentes están escribiendo, como diría el anuncio,  su historia personal. 

Los partidos son algo más que sus dirigentes y sus barones.  O deberían serlo.  Sus bases también son el sustento.  Y los votantes -último y necesario peón que facilitó su asiento en el escaño- también merecen respeto.  Las antiguas formas ya no seducen. Que nuestros representantes voten en el hemiciclo a toque de corneta, ya no es sinónimo de democracia.

Una formación política no tendría por qué votar unísona cuando sus votantes no son unísonos.  Se habla de que el Congreso es la cámara de las libertades y en realidad,  es el lugar donde más se impone la obligación de obedecer al jefe de filas o al sanedrín que lo venera.

 “Si así lo hacéis, España os lo agradecerá y si no, os lo demande” rezaba el texto del juramento o promesa.  ¿Cómo lo demandamos a quienes no cumplen lo prometido, a quienes interponen sus intereses personales antes que a los generales?  Para algunos, es solo un imperativo legal.  Para otros, ni eso.  Una tómbola o una sonrisa del destino.


Sindicato, juez, fiscal…, poco harían aunque algunos tuvieran voluntad de hacerlo.  La ley es la que manda. Y los que mandan, son quienes hacen la ley.


PUBLICADO EL 28 DE ENERO DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

LA POLÍTICA Y LA PROSTITUCIÓN

“Se prostituyen tomates” esgrimía  una vieja pizarra en el exterior de una antigua tienda de ultramarinos.  Uno desconoce si la publicidad de aquel avispado tendero tuvo éxito o no, pero sí  que aquella frase fue el enunciado de uno de los habituales comentarios de texto –de frase más bien- que realizábamos en Filosofía.

El término prostitución suena mal.  Prohibida –aunque  tolerada- en  tiempos pasados.  Y en el punto de mira de  Hacienda, en los de ahora.  Y en cuanto a la política, no es que sea muy distinto. Perseguida también en el pasado, actualmente no es que  pase por un de sus mejores momentos.  Y no por ganas, sino por hechos.

Hechos presuntos, en muchos casos.  Hechos prescritos, en otros más.  Parece como si todas las fuerzas del estado de derecho se confabularan para que, esta presunta prostitución de políticos, salga indemne.  Y digo prostitución porque  la RAE me lo permite.  No así con los tomates, pero sí, con estos indecentes personajillos quienes, pasándose la ley por el forro, delinquen con luz y taquígrafos, en algunos casos con defensas pagadas desde el erario de todos  o con los del beneficio obtenido.

¡Menos mal que llegan nuevos aires que limpiarán el tufillo!, pensarán algunos.  Y me asustan estos nuevos aires.  Me asustan cuando nos venden eslóganes electorales fuera de campaña.  Si en su día, el Gobierno de turno nos la enguiñó con aquello de que “Hacienda somos todos”, o incluso el rey dimitido de que “la justicia era igual para todos”, ahora  más me asustan los antecedentes de algunos de sus señorías. ¿Qué tipo de leyes serán capaces de apoyar en el legislativo?

Y ya no susto, sino pánico, es lo que me provoca la posible prostitución de cromos en el Congreso.  El que el futuro de España esté en manos de un intercambiador de cromos, me preocupa y mucho.  Y mucho más que el teatro orquestado por la mamá diputada y el presunto agresor de policías.  Y más si estos cromos son para el sustento del ego personal  y las necesidades políticas de uno.  Y mucho más aún si  la moneda de cambio utilizada es la integridad de nuestra nación y la quiebra de la solidaridad territorial. 

Que el poder corrompe, nadie lo duda ya.  A las pruebas y a los hechos podemos remitirnos. Las sospechas de que  en su día se dieron presuntos tratos de  favor de la Generalitat para con su actual flamante presidente, no se han hecho esperar. 


Y uno se pregunta ¿es autónomo el político o tiene proxeneta?, porque lo que es chulería, a algunos les sobra.


PUBLICADO EL 21 ENERO 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

UN PASO AL LADO

De cada vez me gustan menos los protagonismos.  Más que protagonismos, los personalismos.  El “yo” y siempre “yo” lo relaciono con dictaduras.  El mando y ordeno porque sí - o porque las urnas así lo permiten- pienso que es un paso atrás en cuanto a las demandas que la sociedad  exige de los elegidos.

Y no un paso atrás, sino al lado –eso que quede bien claro- es lo que dijo el destronado rey Arturo.  Aferrarse a un cargo como lo hizo él, dice mucho de uno mismo.  Jugó fuerte, pero no calculó la fuerza contraria.  O al menos, pensó que los demás eran como él. Y no.  La CUP no tuvo personalismos que quisieran una silla a cambio de un voto.  Su promesa de no aupar a la presidencia de la Generalitat a Mas, se cumplió.  Con Mariano  le pasó un tanto de lo mismo.  El chantaje económico  -y de insolidaridad- con España también le pasó factura.

Arturo es de los que mueren matando.  La CUP morirá con la satisfacción del deber cumplido. Mariano está en la UVI  -y en estado crítico-, y  no tan solo por el incidente con Arturo,  sino  también por la buena resolución de la crisis económica con fórmulas no tan magistrales.  Nos salvó del infarto, pero no previó los efectos secundarios del tratamiento.  Y así estamos.  Así está.

Pedro y Pablo, nombres bíblicos, también me suenan a protagonistas.  Y otra vez más, aparece la sospecha del personalismo.  “Un futuro para la mayoría”  sigue latiendo en la memoria de la campaña.  Es como imaginarse una tarta de cumpleaños con bizcocho, merengue, zanahoria hervida,  nata, alcaparras y acelgas al dente,  todo ello decorado con  setas y huevos crudos.

Pero no todos pasarán noche en una sala de urgencias hospitalarias.  Hay mucha mano que se esconde tras tirar la piedra.  Y de cada vez, más. 

Atrás quedaron los chaqueteros y camiseros.  La nueva política cambia carteras por mochilas.  Habrá que estar atentos, pues.  Dentro de poco volverán a salir víctimas de políticas proscritas.  Y de profesión: bailarinas.  Bailarinas políticas, claro.

Es el momento de dar un paso atrás.  Dejar que se estrellen juntos.  Que nos estrellemos juntos, en esta nave sin maquinista, sin frenos y en tramo descendente.  Pero al menos, que seamos capaces de elegir el asiento potencialmente con  menos tasa de mortalidad.


Un paso atrás, para que en el tiempo que quede de legislatura –de dos meses a dos años, no más- los hechos pongan a cada cual en su sitio, los tratamientos den sus resultados y que las morgues se vayan llenando de cadáveres  políticos.


PUBLICADO EL 14 ENERO 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

PROPÓSITO DE ENMIENDA

Le tengo cierto aprecio al mes de enero.  Ayer por ejemplo, cumplí el séptimo trienio en las páginas de Es Diari.  Dentro de pocos días, hará el décimo y tantos aniversario en que conocí a Paula y dentro de pocos más, restaré otro a la carrera por llegar a la jubilación.  Es lógico pensar pues, que en estas fechas uno siga haciendo  propósito de enmienda más por destino, que por tradición.

Este año, sin duda, toca aprender a hacer comida.  Hacer comida, que no cocinar.  Cocinar es un arte. Hacer comida es otra cosa.  De momento, me apunto a lo segundo.  A lo fácil, a lo cómodo.  El próximo paso, una impresora 3D que nos fabrique  la comida.

Y no sólo, sino con  ayuda de la Thermomix.  Por un momento me siento como un   alumno finlandés de primaria cuando en el próximo curso aparquen  la caligrafía para ponerse las pilas con el teclado.  Aunque sabiendo que si las pilas fallan, uno se queda sin comer. O sin saber sumar ni escribir.

Hoy las ciencias adelantan, que es una barbaridad”  decía don Sebastián  a don Hilarión.  Pues bien, la ciencia adelanta, pero no tanto como para suprimir la lectura –también es cierto que hace ya tiempo que hay programas que vocean lo escrito- y sobre todo la comprensión lectora y escrita.  Y la rima.

Lo que rima y bien, es la república.  Al menos, la independiente de IKEA.  Con ella nos ocurre como con lo de la comida.  De maestros carpinteros, nada de nada, pero lo que es  montar armarios, no nos gana nadie.  Eso sí, hemos tenido que dejar en la cuneta el dicho de que las instrucciones ni caso.  Todo lo contrario, los republicanos de IKEA nos han enseñado que primero el plano y el calibre, y luego, viruta.

Y viruta es la que necesitarán algunos para encarrilar los procesos postelectorales. Cataluña ya ha hablado y se tira al vacío. Sin paracaídas y con el agua helada. En el resto de España, hay el mismo interés. El empecinamiento del rey Arturo en elevarse a los altares contagia por el momento a los  llamados Pedro y Pablo.  Y por si acaso, Mariano ya podría ir soltando lastre y pasar testigo en clave interna.

Es el siempre presente dilema que se da entre el listo  y el inteligente.  Es el sumar y restar con calculadora y con corte de fluido eléctrico incluido.  Los listos ganan, sí. Después faltará utilizar  la inteligencia para gobernar. 


Esperemos que de los regalos que se depositaron en  los hogares,  haya sobrado cordura o al menos una Thermomíx que nos haga la política de Estado.  O eso, o un paracaídas que funcione.


PUBLICADO EL 7 DE ENERO DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.