Entramos en la nueva normalidad y se acabó el Estado de Alarma, nos dicen
los que cobran para protegernos. Y
añaden, sed buenos. Faltaría añadir el
número del Salmo o a qué Libro de los Santos Evangélicos debíamos acudir para
consultarlo. Pero no, todo está en el
BOE, digitalizado y actualizado tras cada aparición o desmentido público de
algún gobernante –o asesor-.
Lo importante
debería ser, sí o sí, las prácticas higiénicas que deberemos introducir en
nuestras rutinas, digan lo que digan los nuevos rostros televisivos, siempre
vinculados a la existencia o no del producto en el mercado.
Las
mascarillas, pues sí. ¿Y cuáles? Pues
las mejores, añadiría. ¿Verdad que si va
usted a comprar un turismo, mejor de tenga airbag? Entonces, ¿por qué va a
escatimar recursos en la salud? Pero
algunos no lo creen así.
Si se
consulta la página web del Ministerio de Consumo, la guía publicada para
comprar la mascarilla nos dirá que para las personas sanas es suficiente que se
utilicen las mascarillas higiénicas. Vayamos
por pasos –y no por fases,
precisamente-:
Paso 1. Lo
primero que hace uno es preguntarse si uno está sano. Y no lo sabremos porque no nos han hecho las pruebas. Y cuándo vas a comprar las mascarillas
higiénicas, el envoltorio te dice que son antibacterianas. ¿Antibacterianas?
¿No se trata de un virus? Aunque eso sí,
la recomendación es que igualmente mantengas la distancia de dos metros antes,
uno y medio ahora. Se ve que el virus envejece
y ha perdido agilidad en el salto, digo yo.
Paso 2.
Mascarillas quirúrgicas. Son
recomendables para que las personas infectadas no transmitan el virus. Vamos que como no sabemos si estamos
enfermos, la llevamos y así no contagiamos.
No contagiamos si todos la lleváramos, pero como eso no es así, quienes la llevemos lo único que hacemos es
proteger a quienes no la lleven de nuestros posibles virus, pero ¿quién nos
protege de quienes no llevan mascarilla?
Paso 3. Las mascarillas llamadas EPI - las famosas
FFPs-, éstas protegen tanto al usuario como al resto. Vamos, que éstas que son las que nos
protegerían del dichoso virus, pero…. nos recalcan en dicho manual que no las
necesitamos a no ser que seamos personal sanitario o tengamos actividades de
riesgo relacionadas con el COVID-19 o seamos de colectivos vulnerables y bajo prescripción
médica.
Vamos, que
compremos el coche con cinturón de seguridad, pero sin airbag.
Si alguien lo
entiende, que me lo explique. Y por
favor, que no sea Fernando Simón.
PUBLICADO EL 25 DE JUNIO DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.