Las
heridas, a veces no sanan por si solas y mucho menos si éstas se
tapan. Llevamos demasiados años tapando una herida que nos divide.
Y si este tiempo pasado, nos brinda la oportunidad de buscar ya no
una solución, sino más bien una válvula de escape, hay que
aprovecharla.
Seguimos
anclados en las dos mitades. La España roja o republicana y la
España nacional o sublevada. Y Menorca necesita pasar página. Lo
han intentado muchos de los familiares de ambos bandos. Y si ellos,
individualmente son y han sido capaces ¿por qué la sociedad no es
capaz de subirse al mismo barco?
¿Y
a qué barco? Seguramente los nombres que encabezan el título de
hoy nos la jugarán en esta respuesta. Muchos elegirán a uno de
ellos. Nuestro inconsciente nos traslada hacia una sociedad de dos
bandos. Y eso seguramente es debido a que las generaciones pasadas
así lo transmitieron en sus ambientes más cercanos. Sin posibilidad
de réplica. Ni de contraste.
Y
no me refería a ninguno de los dos. Como si hubiéramos subido al
tren. Empujar vamos. Subir al mismo y remar todos en una misma
dirección. Y eso es lo que necesitamos. Una misma dirección.
Y
la solución no pasa en culpar a los republicanos ni a los
nacionales. Eso ya debería estar superado. La solución pasa por
desterrar ya por siempre el mito de la guerra civil y sus recuerdos
en cada confrontación política. Y lo más importante, identificar
a los culpables del episodio menorquín de ésta.
Ellos
fueron los únicos responsables de que el odio haya durado tanto
tiempo. Ellos son quienes tienen que responder ante la historia.
Todos, tanto de un bando como de otro, saben quiénes fueron los
principales responsables, por acción o por omisión, de las matanzas
habidas en el Atlante y en la Mola. Suenan nombres de Marqués,
Palou, de Benito, etc. Y muchos otros que han permanecido anónimos
escondidos entre la multitud.
¿Por
qué no sellar de una vez por todas, este capítulo abierto? ¿Por
qué no formar una comisión de expertos historiadores independientes
y juzgar e identificar las actitudes y atrocidades de los auténticos
responsables de tales salvajadas habidas antes, durante y después de
la guerra.
Al
menos, los culpables tendrían nombres y apellidos. Ya no sería ni
derecha, ni izquierda. Serían nombres y apellidos propios que no
tendrían por qué afectar al resto de la sociedad. Y mientras, la
escultura mitad Atlante mitad Devonshire.
Casi
todos fueron víctimas de las atrocidades de unos pocos.
Esos
pocos, sus verdugos.
PUBLICADO EL 27 FEBRERO 2014, EN EL DIARIO MENORCA
PUBLICADO EL 27 FEBRERO 2014, EN EL DIARIO MENORCA