Pues
sí, ya está aquí. ¿Y quién? Se preguntarán.
Pues podría ser la Navidad, pero no. La Navidad, hace ya tiempo que
está. Antiguamente llegaba la misma
víspera y se terminaba el día de reyes.
Ahora, las cosas cambian… que es
una barbaridad. Cada pueblo tiene su
propio calendario. En Mahón se inicia
con el encendido del alumbrado navideño, pero también es verdad que con los
trabajos de instalación de los mismos, ya se huele. Y termina, no ya el día de reyes, sino que
aplazamos su despedida a Sant Antoni, por aquello de hacer patria, vamos.
Es
de suponer que en otros lares, pase un tanto de lo mismo. Así no es de extrañar que actualmente se
inicie con el llamado Black Friday,
en noviembre y termine tras las rebajas de enero. Vamos, dos meses. Casi una estación. Y es que el consumismo –no confundan con el
comunismo- tiene más arraigo que la tradición misma.
Lo
que realmente están, hoy jueves, son las urnas –en Cataluña, claro-. Unas urnas
transparentes -sin papeletas previas en
su interior-. Unas mesas constituidas
como marcan las normas y el sentido común.
Y un recuento con todas las garantías de un estado de derecho.
Escribo
estos dos mil quinientos caracteres, con espacios incluidos, el domingo
anterior. Desconozco pues, lo que pueda pasar entre ambas fechas. Alea
jacta est, diría al respecto. Y es que uno ya no se sorprendería que
Puigdemont apareciera con peluca al más puro estilo de Santiago Carrillo y se
presentara a votar en la mesa de su distrito electoral. O sin peluca, a fin de provocar su detención
y aprovechar el efecto mediático para un trasvase de votos a su favor. Y es que la función de los independentistas
supera la teatralidad. Tragicómica, por
supuesto.
Todo
es posible, y más si el ex MHP está metido en el ajo. Sin duda, el “Ja sóc aquí” de Tarradellas será añorado por muchos que vivieron
aquella experiencia; por muchos que la hayan estudiado y analizado. Aquellos eran tiempos revueltos, sí, pero
tiempos de entendimiento, de tener un camino trazado, acordado, negociado, de
consenso. Vamos, con altas miras. Con
sentido de Estado.
Ahora,
son tiempos envenenados, de ruptura, tiempos egocéntricos. Son tiempos en que
nos repercuten los “consetidos” por el Estado durante tantos años de chantaje
nacionalista y de venta partidista, que
es muy diferente.
Y
ahora, a esperar. A olvidarnos. A celebrar la Navidad. Que sin duda, la mitad más uno, nunca
convencerá a la otra mitad menos
uno. Y allí, que se apañen ellos.
PUBLICADO EL 21 DE DICIEMBRE DE 2017, EN EL DIARIO MENORCA.