DICTADURA CATALANA

Nací a principios de los sesenta y mi ignorancia era tal que sólo me enteré que vivía en una dictadura después de haberse muerto Franco.  La Transición política coincidió con mi adolescencia y supongo que por ello la historia –también la más reciente-  fuera una de las  aficiones que apareciera en aquel momento.

La filosofía y los comentarios de textos que el catedrático don Rosendo Gisbert nos  inculcaba en nuestro paso por el bachillerato, también deben tener su algo de culpa en que continúe enganchado desde veintitantos años a esta columna semanal.

Dicho esto, y ahora que los jóvenes parecen ser más listos y espabilados que los de mi época, ahora que se celebra el cuadragésimo aniversario de la Constitución –a la que muchos critican y pocos han leído-, ahora que uno ya conoce que el término “democracia” es antagonista del de “dictadura”, uno se pregunta ante los acontecimientos recientes y continuos que se publican en los medios de comunicación, de cómo deben calificarlos estos nuevos españolitos.

Me refiero a las imágenes en los que suele apreciarse a un grupo de manifestantes de Vox enarbolando banderas nacionales y enfrente de ellos un grupo de gente exaltada, de los llamados CDR catalanes, con rostros tapados, y lanzando bengalas y vallas contra la policía y al resto de manifestantes.  Me refiero también a quienes claman al cielo en contra de la entrada de una docena de diputados electos de Vox en el parlamento andaluz.  ¿En qué lado de la imagen está la dictadura y en cuál la democracia?

¿Son demócratas quienes revientan manifestaciones de signo contrario, lanzan objetos contra la policía y queman contenedores y hacen barricadas para impedir la libertad de los demás? ¿Son demócratas quienes deslegitimizan el voto democrático hacia una formación política legalizada? ¿Son demócratas los dirigentes políticos y autoridades autonómicas que se dirigen a los incendiarios fascistas encapuchados y les animan a continuar en su terrorismo callejero?

Sin duda alguna, las autoridades autónomas catalanas habrán tenido que cambiar en sus años de adoctrinamiento, no tan sólo la historia que enseñan en las aulas, sino también los significados y las definiciones en sus enciclopedias y diccionarios.


Si quien esto suscribe tuvo que esperar a que muriera Franco para enterarse que había vivido en una dictadura  ¿quién deberá morir para que los catalanes se den cuenta de que viven,  trabajan,  mantienen y costean a una dictadura sin rumbo, sin cabeza y sin lo que cuelga?

PUBLICADO EL 13 DE DICIEMBRE DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.