EN EL AUTOBÚS

En el autobús hay que ir despierto y con la tarea hecha. Quien suscribe suele utilizarlo una vez al año, por aquello de que no hace daño y siempre coincide en época estival con alguna gestión que no permite demora. Y simplemente porque hay fechas en las que uno no quiere jugársela en perder la plaza de aparcamiento que con sudor y lágrimas le habrá costado obtener con tanto coche invasor.

Y es que prefiere uno abonar el servicio público –aunque le salga más caro que la gasolina- a tener que ir a aparcar en destino. Vamos, que si viaja la familia completa, ya no digamos. Pero claro, con el turismo no hay invasión. Ni ecotasa que se le aplique a tanto coche que inundan prados, tanques y adyacentes.

Y decía al principio de ir con la tarea ya hecha porque el trayecto es el mismo de cada día, sea invierno o verano. No vale despistarse mirando el girar de aquellos molinos sin un Quijote que los atosigue. La mente se relaja y los oídos se ponen atentos. No tienes nada más que hacer. Oyes el comentario de un trabajador de la restauración y de sus setenta horas semanales. ¡Un promedio de diez horas diarias y sin ningún día de libranza! No acabas de creértelo. Y es más, es un pacto establecido con el beneplácito de ambas partes. Ambos ganan, dice.

Sigo pensando que el trabajador pierde. Él y el que se encuentra en la cola del INEM. Y lo que más te indigna es que ocurra bajo gobiernos que se dicen progresistas.

El trayecto es corto pero aún da tiempo para que alguien comente el tema de los fallos judiciales. La primera se sitúa en Ciutadella, donde un taxista presuntamente atropelló a su ex –pareja y la otra apunta a los juzgados que en su día negaron la compensación por alimentos a una abuela. En este tema, uno hace un punto y aparte. Prefiere no opinar sobre los fallos judiciales, pero se alegra de que cada vez seamos más libres para opinar sobre interpretaciones que hasta hace poco eran impensables.

Por la tarde, me veo obligado a utilizar el vehículo particular y ¡vaya por Dios!, al regreso aparco en la misma plaza que había dejado anteriormente. Y eso no fue todo, que va. Un veraneante de estos que se dicen catalanes y que se pasan el verano en tierras nuestras –y que había aparcado más distante- irónicamente comenta a su descendencia que la suerte acompaña a los arriesgados. Me dejó mudo.

De lo contrario le hubiera dicho que si ellos no vinieran a invadir territorio, tal vez los nativos no iríamos tan estresados ni explotados.

PUBLICADO EL 29 DE AGOSTO DE 2019, EN EL DIARIO DE MENORCA.

LETRAS CONTRA CIENCIAS

Aunque científicamente no pueda demostrarlo, no por la imposibilidad de hacerlo, sino sencillamente porque ello conllevaría un trabajo a todas luces innecesario, me da la sensación de que el mundo de nuestros días se mueve más por gente de letras que por los llamados de ciencias.

Sólo hay que dar una vuelta por los ayuntamientos y administraciones insulares y nos daremos cuenta que la mayoría de quienes mueven los hilos en este teatro de títeres y marionetas en la que hemos convertido nuestra sociedad, de tener estudios, lo son de la rama de las letras. Así no es raro que se cuestione lo evidente o que a la redacción – o al dictado- se le dé un giro de ciento ochenta grados.

Incluso la historia, esta rama que podría considerársela la parte más científica de las letras, se ve reescrita por tanto manipulador de la verdad ajena. Y nos dirán que las vidas cambian y que el mundo evoluciona y que debemos adaptarnos a ello. Mientras, miras alrededor tuyo y el área del cuadrado sigue siendo su lado al cuadrado.

Así no es raro que las cuentas no salgan y los coches colapsen carreteras, caminos y playas. El “venid y vamos todos” de filósofos y filólogos, chocan contra el numerus clausus de los geógrafos, físicos y ecologistas. No obstante, se observa una suerte de simbiosis entre ambos extremos y de tanto en tanto suele aparecer una especie de híbrido entre ellos, dando lugar a unas contradicciones metafísicas en grado contemplativo, que ni son, ni se las esperaba uno.

Uno ya no sabe si es más ecologista quien promueve energía alternativa o quien simplemente la prohíbe. Es el no es no, que cotiza en alza.

Y si en vez de coches, carretera y manta, propusiéramos el tema de vivienda, palabra y obra, nos encontraríamos con otro atasco en las puertas del INEM y en el cobro de las pensiones, ayudas, subsidios y asimilados.

Vamos, que el aceite no conjuga con leche, aunque la vaca nos la sirva en bandeja de plata.

Otro que sí nos la sirvió en su día con bandeja de plata fue un químico que se especializó en filología. Vaya usted a saber por dónde debía correr el oxígeno y por dónde el hidrógeno. Dice la historia aún no retocada, que se llamaba Pompeu Fabra y vivía por la España decadente y analfabeta de principios de siglo pasado, y que inventó -por decirlo en términos científicos- la nueva Gramática de la lengua catalana. Así, de un plumazo y por generación espontánea, perdíamos la hache intercalada en nuestro Mahón de toda la vida.

Una hache con cierta química.

PUBLICADO EL 22 DE AGOSTO DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.

¿CORDERITOS? JA, JA, JA

Si una cosa tiene este verano es que a falta de noticias, no falta día en que  alguna tontería  sea portada.  Las dos últimas vienen con el mismo sello: los políticos y el hacerse notar.  Vamos, lo que en otros tiempos y en otros perfiles, se diría “mostrar la oreja”.

Por un lado, y con su manual de resistencia bajo el brazo, Sánchez  –Pedro, para más señas-,  el invicto presidente en funciones, llega con casi una hora de retraso a su despacho con el rey.  Y su retraso no es achacable a Vueling.  Y su excusa, una más  de mal pagador.  No en vano, no es la primera vez que Pedro, el amigo de Pablo, deja plantado al jefe del Estado.  Son conductas personales que nada pueden achacarse a un partido en concreto.

Pocas horas después, una desconocida para el resto de mortales, gana popularidad y se hace un sitio en esto de ser trending topic.  Y siempre a costa de la monarquía.  Y uno se pregunta ¿qué harían estos personajes si no existiera la monarquía? La verdad es que no me imagino a la vice criticando o cuestionando a su presi o a la mujer del presi –que tanto monta, monta tanto-.  Y si lo duda, siempre está a tiempo de hablarlo con  Errejón, antiguo compañero de filas, que fue defenestrado por jugar a demócrata en su propio partido.

Eso sí, la vice –voy a intentar no usar su nombre para no darle más popularidad de la que merece- dice que acudió a la recepción por –podríamos incluso decir- imperativo inherente a su cargo institucional, vamos que uno ya no sabe si fue para mantener el sueldo y las dietas, o por salir en la foto. 

Lo cierto es que en una cosa tengo que darle media razón. Media, porque toda no se la doy.  De lo contrario sería uno más de esos corderitos. No me parece justo a estas alturas que se te imponga un tipo de ropa por asistir a una recepción. Pero siempre abogo por jugar con las reglas de juego, y más si estas son conocidas con anterioridad.  Y de no aceptarlas, siempre está la libertad –parece ser que esta palabra no encuadra en algún vocabulario personal de alguno-alguna- de no participar en el juego, en este caso, el de no asistir a la recepción.

¿Rabieta, pulso, falta de notoriedad? Personalmente me ha parecido una chiquillada. Un “voy porque me obligan”. También un acto propagandístico del que estamos tan acostumbrados que aparezcan desde ciertos posicionamientos políticos.


Y desde estas líneas le recordaría a nuestra vice, que lo es más por acuerdos que por votos directos. ¿En este caso concreto, quién es corderito de quién?


PUBLICADO EL 15 DE AGOSTO DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.


CENSURA DEMOCRÁTICA

Dirían los viejos del lugar que en tiempos de aquel demoniado dictador, las tijeras de la censura cortaban  escritos y  cabezas.  Pero como de viejos ya quedan pocos, ahora lo  hablarán  los jóvenes de oídas y con pulso político.  Digo pulso por no decir impulso, que en este caso vendría a ser lo mismo.

Pulso, por aquello de ver quien la dice más gorda, o simplemente por marcar terreno, por retar al contrincante, por acallar al de enfrente.   Impulso, por cuanto a la carrerilla que uno toma sin el starting blocks, éstos invaden  carriles y empujan al contrincante que se les ponga delante.  Y no es culpa de ellos, no.  Tienen imagen y semejanza a quien copiar y pegar.

Existe también la autocensura, que más que un auto propio viene condicionado por miedo a un auto judicial que te cante las cuarenta y te imponga el pago de costas y costes siempre que tu comentario disguste al prójimo a quien  te hayas atrevido a mencionar, por muy cierto que sea tu verdad, aunque no comulgue precisamente con  la verdad que ellos siempre fallan.

Pero aquí no va de fallos, sino de no enfadar al prójimo.  Y sobre todo, de quién sea el prójimo. Aunque en algunos casos,  más que censura sea olvido. 

Olvidos como el que da la sensación de que no interesa que sea noticia que muchas plazas a profesorado no se cubran precisamente por no aprobar los opositores el examen. Y la presión para que se baje el nivel de éstas, aunque con ello se pierda nivel en la enseñanza.  O en el caso de la enfermería pública.

También se olvida uno que la presión, esta vez humana,  alcanza números exagerados, pero nadie habla de ponerle  techo, tope o númerus clausus, aunque el número de parados no descienda sino todo lo contrario.   Para algunos les es más fácil masificar que regular, aunque aquellas fotos paradisiacas sean un timo a la verdad.  O que, por ejemplo, vengan foráneos sin trabajo a repartirse beneficios sociales. O a aumentar las penurias propias de los isleños.

En cambio sí es noticia que una exconsellera del Govern estudie emprender acciones contra un tuitero por un comentario a raíz de los miles de euros con que el Govern subvencionó un concierto en el que actuaba un rapero -penado y huido de la justicia-.  En este caso, la crítica vulnera otro derecho que no es criticado por los mismos.  La paja y el ojo ajeno también salen a colación.


Y uno ya no sabe si debe callar o debe acallar.  En ejercicio  a la inteligencia humana, me callo. Cada uno será esclavo de sus meteduras,  no de sus silencios.

PUBLICADO EL 8 DE AGOSTO DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.

HABLAR, NEGOCIAR, PACTAR….

Antes que nada he de confesar que sería un mal político. O al menos, un mal político democrático. En cambio, como dictador supongo que tendría cualidades como las tiene todo el mundo. ¿O acaso no se atisban ramalazos dictatoriales en algunas manifestaciones, actitudes y gestos de nuestros políticos?

La siguiente premisa sería la de decantarnos por la necesidad de tener un político o un gestor.¿Queremos un buen político o un buen gestor? Decantarnos por uno u otro, no tiene por qué ser fácil. Es la pregunta de siempre. ¿Un alcalde bueno o un buen alcalde? ¿Queremos como médico a una buena persona o queremos a un buen médico, aunque como persona sea más complicado? Sin duda, queremos y necesitamos a los dos en uno. Aunque por lo visto, es más fácil encontrar a un buen médico bueno, que a un buen político bueno.

Y eso que somos unos cracks en eso de jugar con el orden de los sumandos. Y sino que se lo pregunten a los catalanes con el rollo que se han montado con lo de “políticos presos” y “presos políticos”. Pero bueno, a estos hay que darles de comer a parte, que si uno se descuida, nos quitarán nuestro plato y el de nuestros hijos.

Hablar, dialogar y llegar a un buen entendimiento, parece ser la clave. Pero nadie puede obligarnos a hacernos cambiar de idea, por mucho que entendamos, comprendamos y respetemos las opiniones ajenas. Puedo cambiar de opinión si me convencen, no si me vencen. Añadiría además, si me convencen y me interesa cambiarla. Porque tras dialogar, viene el negociar, no al revés.

Negociar, pactar, llegar a un acuerdo. Y negociar viene de negocio –o al revés-. Y entonces los intereses se superponen a otros considerandos. Pedro y Pablo han dialogado y se han entendido; aunque no hayan alcanzado un acuerdo. Puede que tengan las mismas ideas, los mismos programas. Pedro y Pablo tienen muchas semejanzas. Incluso comparten onomástica. Puede que incluso tengan –seguro que tienen- los mismos intereses. Y aquí está el problema entre ambos. Son intereses propios, personales e intransferibles. Son los intereses de Pedro y de Pablo. De Sánchez y de Iglesias.

De no ser así, cabría preguntarse por qué en la constitución de los gobiernos de ayuntamientos y de comunidades, los partidos que se llaman de izquierda sí han alcanzado acuerdos y comparsas entre ellos –e incluso sin necesidad a veces-. ¿Será que allí negociaban en nombre de los partidos y no de las personas?

Ya se dice que dos galls dins un galliner, mai poden cantar bé.

PUBLICADO EL 1 DE AGOSTO DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.