PELEA DE MUJERES

Si Irene Montero,  esposa del Vicepresidente segundo, madre de sus tres hijos y además ministra de Igualdad leyera este escrito, estoy casi seguro que solo con la lectura del título ya me acusaría de machista.  Y lo entendería.  Lo entendería porque creo que en base a esta igualdad de la que muchos hacen su  bandera,  además de reprobar las peleas, también deberíamos reprobar el hecho de diferenciarlas por sexos o por géneros, o como se le tenga que llamar de una forma políticamente correcta.

Debo confesar que a mí me ocurrió algo parecido cuando leí el enfrentamiento  epistolar  y radiofónico entre la señora del Vicepresidente segundo, madre de sus tres hijos y además ministra de Igualdad, con Teresa Rodríguez, diputada andaluza y profesora por oposición.

Al principio pensé que se trataría de alguna antigua miembro  o “miembra” de la Sección Femenina de la FET y de las JONS, pero no.  Por la edad –nacida en plena democracia- no conoció ni a Franco ni la transición española del 78, y por tanto no podía haberse alistado a este movimiento feminista de entonces.  Pero en cambio sus palabras, sí que  parecían haberse sacado del lugar más recóndito del machismo.  Y del fascismo, dirían  como no, si las críticas salieran de boca del  neo-frente-populismo.

Aunque las presuntas rencillas entre ambas vienen de antaño, el detonante del último rifirrafe tiene   relación con el  permiso maternal que había disfrutado Teresa Rodríguez y de la factura que este derecho  le había ocasionado en su vida política.  La ahora ya ministra de Igualdad –y señora de Iglesias- lo  justificó alegando  que " la política no para mientras estás de permiso”.  Más claro, agua.  

Vamos, que el más tonto del lugar debió interpretar que las palabras de la ministra de Igualdad vienen a decir que cualquier empresario puede despedir a una mujer  trabajadora que se acoja a su  derecho  de maternidad porque “la empresa no para mientras se está de permiso maternal”.

Y lo curioso del caso no es que la ministra se quedara tan pancha, no.  Lo curioso del caso es que nadie ha reprobado dicha afirmación de la señora ministra de Igualdad y de Iglesias. Nadie.  Y no me refiero a  su señor esposo ni su señor presidente del Consejo de Ministras y Ministros, no.  Me refiero a todo el movimiento feminista y demás, incluso la misma fiscalía que denuncia el machismo en las señales de tráfico. 

Suerte  tiene Teresa  que vive  en su  mismo barrio y no necesita de la política para vivir.   Con  Irene ya  es diferente.


PUBLICADO EL DIA 5 DE NOVIEMBRE DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.