HOLOGRAMAS

Como novedad está bien.  Como publicidad, mejor todavía. Y punto.  Lo siguiente sería pasarse de rosca.  Que uno está chapado a la antigua, pues sí, lo reconozco.  Que otros demasiados revolucionados, pues también.  Hubo quien en su día dejó su herencia a un perro que le hizo compañía en sus últimos años.  Pues vale, aceptamos pulpo.  De momento -y repito, de momento- nadie se ha casado con su perro, pero visto lo visto, ¿quién va a impedir que dos seres sintientes no puedan formalizar su unión si algún voto depende de ello?

La Agenda 2030 se verá mimetizada por su propia IA.  Vamos, que se les está escabullendo el control del invento.  Ahora es un holograma, mañana será un gusano y vete tú a saber qué será lo próximo.  Lo cierto es que muchas de estas tendencias que ahora se quieren formalizar, llevan años practicándose sin tantos formalismos.  ¿Quién de niño no tuvo un amigo invisible? ¿Quién en alguna ocasión no ha hablado consigo mismo? ¿Ocurrirá lo mismo como lo que ocurrió con quienes salieron de los armarios?

Hace poco los ciudadanos de Valencia se vieron sorprendidos por el paseo de un perro humano por la vía pública, -y eso que desde siempre ha habido quien ha hecho el burro en público y nunca ha pasado nada-. Pues bien, dentro de poco, seguramente uno podrá declararse e inscribirse como animal de compañía en cualquier Registro Civil, e incluso colocarse un chip de identificación.  ¡Faltaría más!  Lo siguiente será despenalizar o no la explotación sexual de los animales, porque ¿qué ocurrirá cuando un autodesignado perro humano pretenda copular con un perr@ animal? De todos modos, Belarra antes de irse ya inició los trámites para normalizar dichas relaciones sexuales. Lo que no queda claro es cómo quedará reflejado que el partenaire dio o negó su consentimiento.  Tiempo al tiempo.

Pero hay más. ¿Qué ocurrirá si de una relación humano-animal se gestara un nuevo ser sintiente?  Ya hemos aprendido que la ciencia ha perdido la batalla con el poder político.  Sexo y género ya no es cuestión científica, sino de la Agenda 2030. ¿Llegará a poder votar en las urnas un engendro entre humano y animal? Tiempo al tiempo.

¿Y el divorcio?  ¿Podrá disolverse el matrimonio entre un humano y un holograma? De momento, se habla de desenchufarlo y punto.  ¿Será legal desenchufar un holograma en contra de su voluntad? ¿Tendrán derecho a la pensión de viudedad? ¿Podrán casarse dos hologramas? ¿Podrán adoptar a criaturas humanas o sólo hologramas?

Vamos, para reírnos un rato.

PUBLICADO EL 7 DE DICIEMBRE DE 2023, EN EL DIARIO MENORCA.