Biden chochea, Feijóo comete algún
que otro lapsus con los nombres de sus presidentas, Sánchez miente más que
habla, pero ¿qué le ocurre al Papa? ¿Lo hace a propósito, ha sido inoculado por
algún virus, se le mal interpreta o es que dice lo que piensa? ¿Se ha
posicionado realmente a favor de Rusia y en contra de Ucrania?
Y no es la primera vez que
públicamente apoya a Rusia. Tampoco es
la primera vez que le tienen que rectificar algunos de sus
posicionamientos. ¿Acaso no tiene
suficiente autoridad moral dentro de su ámbito que tras cada desaguisado se le
tiene que corregir, atenuar o rectificar algún concepto? ¿Acaso lanza globos sonda para conocer la
opinión de sus seguidores? ¿O es que está preparando a sus fieles para un
futuro que solo él conoce?
La última es la llamada que ha hecho
a Ucrania para que se siente a negociar con Rusia. En pocas palabras, que se rindan, que
enarbolen la bandera blanca y que le ceda a Rusia lo que le pida, le faltaba
añadir. Ya han salido sus primeros
lacayos aduciendo a una extrapolación de sus palabras fuera del contexto en que
se pronunciaron, y bueno, algunos no tendrán más remedio que aceptar pulpo como
animal de compañía. Pero otros no.
¿Tendrán razón aquellos aún
seguidores que le tildan de comunista? ¿Estará preparando el Papa la buena
predisposición de la Iglesia por si Rusia invadiera Europa, Vaticano incluido?
No estaría de más que alguien le
recordara a Francisco un poco de historia.
Concretamente el Acuerdo de Múnich, la decisión de Chamberlain y las
palabras de Churchill:” Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra…
elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”. Y de paso, que también se las recuerden al
resto de estadistas y políticos europeos.
Dar la otra mejilla puede que esté
escrito en el Evangelio de Lucas y Mateo, pero hoy en día, con un satanás
disfrazado de Putin no es lo más apropiado.
Tal vez el Papa Francisco debería aplicarse mejor el Salmo 23, y obrar
en consecuencia.
Otro Papa, otro satanás. Pio XII fue acusado de colaboracionista con
el nacional socialismo de Hitler, mientras que la realidad fue otra. Gracias a la estrategia de la discreción Pio
XII y la obra diplomática de la Iglesia salvó a miles de judíos en la Segunda
Guerra Mundial. ¿Juega también el Papa Francisco al despiste o es que apuesta a
caballo ganador?
De momento, a quienes tiene
despistados es a los todavía aún creyentes, con sus palabras ambiguas, sus
rectificaciones a medias y sus siempre enredadas posiciones.
PUBLICADO EL 21 DE MARZO DE 2024, EN EL DIARIO MENORCA.