Cuando
un ministro del Gobierno del marido de Begoña Gómez llama artista a quien es
capaz de hacer un comentario en sus redes sobre un crío de tres meses de edad,
de que “nada ni nadie podrá evitar la posibilidad de que sea gay, y de mayor
se harte de mamar polla de negro. Y de negro obrero, nada de futbolistas. Qué
sabio es el tiempo”, es algo que llama a la reflexión. O debería llamarla. Más aún cuando alude a la
libertad de expresión.
Lo
triste es que más que cultura, el tipo ese va de ideologías. El “cómico” entrecomillado, por llamarlo de
alguna manera sin ofender a los de verdad, al parecer suele tener cierta
habilidad para meterse con la vida familiar de quienes se sitúan en la parte derecha
del arco político. En las redes aún está
el comentario que hizo cuando Díaz Ayuso tuvo un aborto. La libertad de expresión, ésta que
seguramente en su caso estará subvencionada por el Ministerio de Cultura, le
hizo decir que “Ayuso ha perdido a la criatura que esperaba, porque a ver
quién aguanta nueve meses a esa señora”.
Pero
los antecedentes de Caravaca no terminan aquí, no. A la diputada Mónica Lora le hizo un
comentario similar al reciente, cuando también compartió una fotografía con sus
hijos. Y con Bertrand Ndongo, camerunés
afiliado a VOX, no tuvo otra ocurrencia que decir que “el coño de su madre
es como una cañería, de ahí sólo ha salido mierda”. Vamos, suerte tiene que
es un “artista” entrecomillado de izquierdas, porque de lo contrario, seguro
que la fiscalía, ésta que depende del marido de Begoña, ya habría actuado de
oficio.
Quien
sí actuó de oficio, por aquello del apodo, fue el padre de la criatura. Lo solucionó como no debe hacerse, a ostia
limpia. Y aunque no sea ni el modo ni la
forma, consiguió que el “artista” entrecomillado se disculpara. Otros se habrán quedado sin disculpa. Y es que este “cómico” entrecomillado se mofa
hasta de los muertos. Cuando se murió el
humorista Paco Arévalo hizo burla de él diciendo “Ha muerto Arévalo. ¿Con
quién va a follar ahora Bertín Osborne?"
Y
seguro que habrá quienes le defiendan. Y
verán en él el azote a los fascistas. El
orgullo de los acallados, de los trabajadores, de los marginados. La voz de quien no tiene voz, dirán
otros. Y otros, le sonreirán las
ocurrencias, cómplices de un sistema corrupto en el que todas las piezas del
engranaje son necesarias. El cómico, la
fiscalía e incluso el propio ministro de la cosa son piezas de un entramado
que, como el Procés, no es cosa de una legislatura, no. Ni de un psiquiatra.
Otros
dirán que es por falta de cojones. Y de ovarios, rectificarán otros.
PUBLICADO EL 13 DE JUNIO DE 2024, EN EL DIARIO MENORCA.