Esta vez no ha habido incógnita que
despejar. Todos sabemos quién es el
número 1, el macho alfa del Gobierno de España. Tampoco hay duda del mensaje. El “Luis, se fuerte” a Bárcenas es un juego
de niños respecto al “bien” de Pedro Sánchez autorizando a Ábalos para que se
reuniera con la vicepresidenta de Venezuela pese a tener prohibida su entrada
en Europa. Y menos mal que este “bien” va sin signos de exclamación que, si no,
ya se carga el muerto el corrector del móvil.
En su día se habló y mucho de las
presuntas maletas que entraron en España sin control alguno. De oro, de
aerolíneas, de negocios en paraísos fiscales…. Y se contraatacó, como no, creando
el fango y la máquina que lo producía, culpabilizando de ello a quienes no
profesan la religión social-comunista, a los pseudomedios, y a los mal llamados
agitadores ultras y fabricantes de bulos.
Sólo les faltó implantar la censura previa y el TOP.
Se amenazó incluso con cerrar medios
hostiles al Gobierno y a perseguir a los autores de publicaciones en redes que
fueran disidentes a la verdad oficial emitida por el Gobierno del marido de
Begoña. Fueron tiempos convulsos para Pedro Sánchez, sin duda. Y sólo fue el principio. Los casos de su hermano y de su esposa,
pronto salieron a la luz. Los presuntos
casos, claro está. O del “no caso” como viene
defendiendo su ministra portavoz.
En tiempos de Franco, la disidencia
recomendaba leer los periódicos extranjeros para que uno se enterara de la
verdad de lo que ocurría en esta España nuestra. Ahora, en tiempos de la globalización y de
tanta mentira vertida desde la cúspide del poder, las redes sociales son un
bien al abasto de todo el mundo para, tras un trabajo previo de filtraje,
obtener algunas pistas para llegar a la verdad comprometedora.
¿Qué hubiera pasado si en la
Constitución española no se contemplara la figura jurídica de la “acción
popular” y sólo pudiera acusar el fiscal?
Sólo falta recurrir a la respuesta de Pedro Sánchez al contestarse a sí mismo
sobre de quien dependía la fiscalía.
¿Aparecerá alguna mención a un
presunto número 0? ¿Existirán negocios opacos de españoles en Venezuela? ¿Se
imaginan este “no caso” en una España republicana con ZP de presidente de la
República y Pedro Sánchez del Ejecutivo?
¿O seríamos una república presidencialista? Sin duda, conociendo a Pedro
Sánchez, España sería una república presidencialista, al más puro estilo de Juan
Palomo.
De momento, los medios afines van sacando cintas del emérito y la Bárbara. ¿Será el “kompromat” de su “manual de resistencia” o simplemente un capítulo del “arte del despiste”?
PUBLICADO EL 17 DE OCTUBRE DE 2024, EN EL DIARIO MENORCA.