Desgraciadamente Mahón y su agua -su
potabilidad- han sido noticia en las últimas semanas. Meses dirán algunos. Se ha hablado de
expedientes, dimisiones, comisiones y explicaciones. Siempre habrá algún chivo
expiatorio. Alguna solución interesada.
Otras interesantes. Algún tiempo pasado
fue peor. Y el "tú más" que no falte.
Hubo un tiempo en que las culpas
recayeron sobre las piscinas. En otro
fueron los purines. Las fugas y el
malgasto, otro que tal. El cambio
climático. El turismo y la oferta ilegal. Vamos, el vecino de mi vecino y el
del cuarto segundo y su agenda 2030.
No voy a hacer leña del árbol
caído. Las comas quedaron hace años
fuera del sujeto y del predicado. El punto y la coma se vengaron. Rebeldía a la
prepotencia demostrada. Y el San Martín
que siempre llega.
La no potabilidad del agua no es de
ahora. La ineficacia en cuanto a
solucionar el tema tampoco. Y nada han
avanzado. Bueno sí, el vocablo fácil. La derivación de funciones. Parcheando que es
gerundio. Y la factura, la misma o más.
Con o sin nitratos el agua se vende a buen precio, al más caro, al de potable,
aunque ésta no lo sea. Barrios desnitrificados y barrios nitrificados. Otra desigualdad de nuestros gestores. Barrios ricos, barrios pobres, dirán algunos.
Y la potabilidad no es de ahora. La base 11, 1-c) de la Ley de 17 de julio de
1945 de Bases de Régimen Local estipulaba que una de las competencias
municipales era la del agua potable. El
decreto de 24 de junio de 1955 del texto articulado y refundido de las LBRL
vuelve a mencionar como competencia municipal el abastecimiento de aguas
potables. También lo recoge el artículo
25 de la ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local. Y más próximo es también el artículo 25 de la
Ley 27/2013 de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local,
dónde ya de forma inequívoca habla del abastecimiento de agua potable a domicilio. Ni abrevaderos ni fuentes
desnitrificadas. ¡A domicilio!
Sin duda, la dejadez de funciones en
el abastecimiento de agua potable a domicilio es un hecho. Algunos
dirán que es un engaño al ciudadano, al pueblo, al vecino de antaño. El coste
económico también es un hecho. Una usura de ahora y de hace ya algunos
años. Soluciones pocas o ningunas. La opacidad mala señal. La botella
embotellada y sin retorno.
¿De verdad tenemos recursos para identificar las heces de un perro o la basura del vecino del quinto tercera y no somos capaces de purificar el agua que deberíamos poder beber? ¿Dónde está la sostenibilidad de la ley? Aquí sí que un tiempo pasado fue mejor.
PUBLICADO EL 10 DE OCTUBRE DE 2024, EN EL DIARIO MENORCA.