BIENVENIDO AGOSTO

Fiel a su cita anual, agosto vuelve a recordarnos que no todos sudan igual. Para algunos pocos este mes será una especie de paréntesis celestial. Para esos privilegiados residentes en la Moncloa y pasajeros frecuentes del Falcon, el recién estrenado mes habrá sonado como esa campana milagrosa que salva al boxeador antes del KO... aunque aquí el cuadrilátero sea morado y acolchado.

Y si el verano promete calor, el otoño vendrá con llamaradas. Entre anticiclones ideológicos y borrascas judiciales, el mapa político se mueve al ritmo de los platos precocinados en la cocina de Tezanos.  Sube la derecha extrema. Sube la extrema derecha y baja la izquierda toda.  Una mentira más, y todo para movilizar al electorado progre de que no se quede en casa. Ahora lo responsable es no quedarse en casa.

La oposición, que no había pedido tiempo muerto, se ha quedado mirando el marcador. Su vieja aliada, la judicatura, baja la persiana y se va de vacaciones a tomar el sol. El Gobierno, como buen maestro de ceremonias, marca el tiempo, el ritmo y, por si fuera poco, es árbitro, parte… y el que reparte.

En clave local, empezamos a descubrir que eso de la “saturación” es como la justicia: depende de quién la mire, y cómo se levante ese día. Porque aquí lo técnico y lo objetivo es más bien un estado de ánimo. Hoy sí, mañana no, el próximo también. Porque claro, hay miradas llenas de prejuicios, de lobbies, de estrategias invisibles y de políticas tan públicas como selectivas.

Y el agua… Ese recurso natural y gratuito antaño, ahora compite con los pisos de alquiler y el turismo de crucero en la carrera por la polémica del mes, del año, del siglo.  ¿Prohibimos, evitamos o recomendamos? ¿Regamos o rogamos? Por ahora, se opta por la elegante ambigüedad: prohibición no, evitamos sí, y una recomendación sugerida con cara seria. Porque claro, si se prohíbe ducharse habrá que importar botellas de agua mineral para este país y medio, y no está el supermercado para ese trote.

Mientras tanto, quien tiene piscina disfruta del nuevo estatus de noble acuático, y el turista en crucero se ducha con agua nitratada como si fuera un tratamiento spa. Eso sí, evitándolo claro, aunque sin prohibirse.

La Mareta ya tiene cita reservada. Habrá recarga veraniega de Zapatero, del titiritero mayor del reino… o de la república, que ya ni eso nos queda claro. ¿Qué trae entre manos esta vez? ¿Una entrega exprés del cupo catalán? ¿Una titulación universitaria homologada con sello y lacre? El tiempo lo dirá o tal vez no.  Aunque lo más probable es que esta parte se quede con el marido de la Begoña. Y de otros.

PUBLICADO EL 7 DE AGOSTO DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.