EL CARACOL CATALÁN Y SU BABA.

Este año es el año de los ornamentos, al menos, de los catalanes. Los toros, que no los bous, se salvaron de perecer en una plaza catalana, aunque no por ello se salvarán de pasar por el matadero. Pero las formas son las formas. No es lo mismo degollar a un animal, que martirizarlo tal como ocurre en el transcurso de una corrida.

Y eso la sociedad actual lo tiene muy claro. Tan claro, que incluso temen la próxima decisión sobre el respecto. También saben que las elecciones están primero, y que hasta dentro de cuatro años no aparecerá animal que proteger. Pero de haberlo, haylo.

Pero la lista ya tiene candidato. Y sin primarias ni nada que se les parezca. Y la aceptación ha sido por asentimiento. O al menos, nadie es capaz de argumentar en su contra. Incluso los peperos* informáticos ya han empezado a transmitir el mensaje. Y en este caso, la información transmitida no falta a la verdad. Según la misma, en Catalunya son cientos de miles de estas indefensas criaturas y sus crías que son torturados hasta su muerte, sólo para crear un plato sibarita. Y no le falta razón, no.

Tampoco le falta razón cuando explican el proceso de su depuración y tortura. Tras la captura, sin lectura de derechos ni abogado que les asista, son aislados y obligados a un ayuno o huelga de hambre indefinida, eso si, según cual sea el credo de su secuestrador. Y no hay rescate alguno que valga. Ni canje ni otras gaitas que ocuparían portada en los medios de comunicación. La suerte, más tarde o más pronto, ya está echada. Alea jacta est.

Y sigue el relato con la tortura que se les practica. Dicen que incluso muchos mueren asfixiados o ahogados en sus propias babas. Se les hecha sustancia alguna de vez en cuando, para que echen todos los fluidos corporales por la boca. Se les sumerge en agua muchas veces hasta casi su desfallecimiento, y como no, asándoles en una parrilla vivos y a fuego y brasa - o hervidos en agua caliente - hasta su lente muerte.

Y no digamos cuando a todo esto se le añade el tópico de que muchos de ellos mueren inútilmente, pues es de todos conocidos que a veces, el comensal no acierta a sacar el cuerpo de la concha !!

Pero hay otras formas de procurar que el caracol no llegue a la cazuela ni a la parrilla. Otras formas menos políticas, más estéticas y más económicas. Y los japoneses de esto saben mucho. Y se trata de la baba del caracol, a la que se le atribuyen propiedades regeneradoras y antioxidantes de la piel. ¡Que nos quitan las arrugas, vamos!. ¡Que nos rejuvenece!. Pero, tampoco.

No es la baba la que nos rejuvenece sino que es una secreción del caracol, la que estimula la formación del colágeno y por ende, del mecanismo reparador. Pero la suerte sigue estando echada. Resulta que para que esta secreción y no la baba, rica en proteínas de bajo y alto peso molecular, ácido hialurónico y antioxidantes se produzca, el caracol necesita estar sometido a determinados estímulos externos, actuando como mecanismo de defensa frente a distintas agresiones medioambientales.
Sin duda, el siguiente paso será formar una comisión de expertos para determinar el grado idóneo de estrés al que puede ser sometido el pobre animal, sin que peligre su integridad física. Y es que nos plantearemos salvar al caracol de la ebullición y lo iremos estresando de tal forma, hasta vaciar sus secreciones en beneficio de la estética humana.

Y hablando de estética y de humanos, ¿han pensado alguna vez los catalanes defensores de los toros, el prohibir los castellers, o al menos prohibir que en ella participen menores de edad por el peligro que una caída desde tan elevada altura podría acarrear?

Y ya que estamos, decir que los orígenes de los castellers catalanes, son valencianos. Sus orígenes se remontan a la Muixeranga de Algemesí, y que su constancia documental más remota en Catalunya, consta en la Villa de Alcoceber, con la construcción de estos castillos humanos que en principio les llamaban “el baile de los valencianos” y donde, vaya por Dios, consta un casteller, al que denominaban “Caragol”.

¡Vaya con los caracoles!. ¡Tiene baba el asunto!.
O secreción, vamos. Dependerá claro, del grado de estrés.


* en este escrito, el término pepero informático se refiere a los power points o archivos pps.
PUBLICADO EL 5 SEPTIEMBRE 2010, EN EL DIARIO MENORCA.