FEDERICO Y MÔ-TIL

Para quienes desconozcan los orígenes de don Federico, recordarles que es maestro jubilado y su aparición en estas páginas lo hizo de la  mano de la Ecuación del Carro, emulando a Platón. ¡Y de eso ya hace más de una década!.  Su compañera de viaje, de tertulia, de página  y por qué no, su amor platónico es Mô, la Mô nuestra, la que se encuentra en el puerto y la que perdura en boca de todos sin embate de haches ni otras guerras lingüísticas.  Y de tanto en tanto, Federico hace acto de presencia.

Esta vez la causa ha sido el tan cacareado tema del TIL. Y Federico no es ni político ni correcto.  Le gusta la filosofía del TIL, pero no le gustan  las formas con  las que quieren implantarlo.  Tampoco le gustan las formas con las que quieren combatirla.  Falta diálogo y entendimiento.  Y para Federico, este empecinamiento dañará la imagen de los gestores de lo público.  Durante años, cargos políticos carentes de todo conocimiento en la materia que dirigían, se han mantenido al frente de su cargo implorando que gestionaban recursos y no conocimientos. Y de una forma u otra, han ido capeando temporales y subsanando deficiencias.  Esta vez, no.

Para Federico el empecinamiento ha hecho que el muro se estrelle contra el cargo público. O al revés.  No es profesional, ni lógico, ni mucho menos proveniente de unos padres, la forma en que al parecer se quiere implantar el TIL. Y Federico lo tiene muy claro.  Si no se sabe inglés, ¿cómo se le va a enseñar otra asignatura en inglés? ¿No habrá pensado alguna mente pensante de que si aumentaran las horas de lengua extranjera, tal vez el resultado fuera mejor y más útil?.

También es cierto que el TIL no sólo habla de inglés.  Pero allí es donde duele. Allí es donde todos los padres  del abanico político se posicionarán en contra.  Otra cosa es que amplíen el número de contenidos en castellano o que se reduzcan los de catalán.  Que al menos, tanto el catalán como el castellano, lo dominamos.  O al menos esto dicen la Constitución y el Estatut.  Y si es pequeño y se deja, más aún.

Y además del inglés, la cazuela la vamos llenando de más ingredientes, que si material, que si recortes, que si personal, que si…, y allí tampoco está de acuerdo Federico en la forma con que se utiliza al alumnado y a sus padres.  Que la educación es un todo, sí.  Que la enseñanza es un derecho, también.  Pero las medias verdades, no son medias mentiras. Son mentiras, engaños, manipulaciones en palabras mayúsculas. Y Federico se enoja.

Federico no concibe que la dirección de un centro escolar instigue a los padres a que durante las jornadas de huelga se abstengan de llevar a los hijos al colegio.  Federico no acepta tampoco que esta instigación venga acompañada de la amenaza desvelada –ya no sería la primera vez que ocurre-  de dejar durante toda la jornada de huelga a los alumnos en el patio sin posibilidad de entrar en las aulas,  para presuntamente, eso sí, provocar un desistimiento en futuras jornadas.  ¡Y eso que los servicios mínimos aumentan!. ¿Qué labores van a efectuar los profesores que estén nombrados en servicios mínimos?.¿Se imaginan una huelga de médicos, enfermeros y celadores, en la que los servicios decretados como mínimos no hicieran su trabajo y sólo contemplaran cómo se retuercen de dolos sus pacientes? 

Y Federico se pregunta ¿por qué los equipos directivos de los centros que no están de acuerdo con las directrices nada lógicas que se emanan desde la Consellería, no dimiten de sus cargos y evitan tener que dar las órdenes para su aplicación?  ¿Por qué no hacen que sean los propios padres quienes se alcen en cólera, cuando en la primera evaluación  observen  que el noventa y tanto por ciento de los alumnos han suspendido la asignatura impartida en inglés?.

Para Federico, la solución no es difícil, pero costará tomarla.  Costará tomarla porque la solución necesita de una cabeza.  Y esta no será ni  inglesa, ni china, ni rusa.  Ni turca tampoco.  Tiene que ser la cabeza visible de todo este embrollo.  La titular de la consellería, sin duda.  Una vez dimitida o cesada, se podrá  retomar las negociaciones e implantar si se quiere más horas de inglés, chino o ruso, y plantearse nuevas anualidades para su implantación y nuevas fórmulas. 

Y ya que estamos, sería buen momento para que estas mismas direcciones que se han posicionado en contra del TIL, estos mismos grupos de profesores y de padres, se posicionen  por las necesidades de más  profesores de refuerzo, más atención a las necesidades educativas y a tanto fracaso escolar. 


PUBLICADO EL 18 SEPTIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

FRASES DE EPITAFIO

Tranquilos que no voy a recitar frases célebres que se inscribieron en las lápidas, aunque eso sí, muchos actos políticamente correctos  nos lo recuerden.  Desde que se inventó el término de “políticamente correcto” otro sambenito se nos ha colgado a nuestras espaldas.

            Diría que nos han colgado el término de hipócritas si no fuera que el mismo tiene la característica de ser un activo, mientras que la realidad es otra.  La realidad es que somos pasivos en cuanto al hecho de ejercer el raciocinio.  La frase ya lo dice: “Pensar es gratis. No hacerlo, sale carísimo”.  Más que hipócritas diría yo que pecamos de idiotas, con todas las letras y las entonaciones que queramos darle al término.

            Los epitafios de entonces ya padecían en según qué casos la hipocresía propia y la de sus familiares y seguidores. No en vano, necesitamos un recuerdo agradable hacia lo nuestro.  Pero de los nuestros, pasamos incluso a lo propiamente personal, intransferible, acuñado y revivido en vida; aunque para ello, necesitemos la manipulación, la complicidad  y el engaño del prójimo.

            Lo revivimos continuamente en prensa, radio y televisión. Y en cada acto público y privado. Y en el Facebook , Twitter  y demás inventos de la sociedad moderna en la que participamos.  Ya no son epitafios sino más bien titulares de prensa, frases colgadas y compartidas, entrecomillados….

            Marchas, despidos, ceses y jubilaciones engalanadas de hipócritas frases para que el ojo ajeno mantenga vivo lo que difícilmente ondeará tras su marcha.  Pregones a los cuatro vientos de las excelencias de un@, mientras la memoria particular siga alimentando aquellos desafortunadas actitudes de prepotencia y menosprecio al prójimo.

No basta con manifestar el amor a una tierra o a una dedicación, si quienes han convivido experiencias conjuntas, no lo ratifican.  El amor, la dedicación, hay que demostrarlo también con hechos.  La declaración colectiva no borrará aquel empujón particular ni por supuesto aquella prepotencia para con un camarero, pongamos por caso, o aquella frase tan desafortunada de las  aguas mayores y menores en nuestro mar.  La atenuará si cabe, pero no lo borrará de aquel disco duro inalterable.

            Y la hemeroteca seguirá allí, inalterable también.  No será suficiente un escrito o cientos  alabando a un personaje.  La historia rebuscará en el pasado y en las otras versiones. Pero para esto, el pasado necesita estar escrito.  Suplirá la amnesia colectiva con la búsqueda de otras historias anónimas, privadas… 

La colectividad renuncia en muchas ocasiones a conocer.  Necesita desconocer y ya le va bien que se les guíe.  Y es así, cuando lo publicado, lo escrito, sea falso o media verdad, pasa a ser cierto, si no ahora, tras décadas. 

            Y así nacen muchas leyendas, muchos hijos ilustres, muchos admirados.  Por engaño y con engaño.  Con y por idioteces de sus súbditos, y ahora, por sus “políticamente correctos” conciudadanos.

            Saber negar la versión oficial, saber decir lo contrario, es también otra forma de mantener el raciocinio sano.  Otra forma de hacer terapia en una sociedad enferma.

             Una buena acción, será  sólo eso, una acción.  Tres malas acciones, son solo eso, tres acciones.  Y en conjunto, un saldo en negativo.  Habrá quienes esconderán la suma total y vivirán para el recuerdo de lo positivo. Otros quienes habrán falsificado por activa y pasiva su historia oral y con ella tambaleándose, intentarán pasar a la posterioridad. 


 Otros, no necesitados de terapia, se retirarán en un ostracismo voluntario y sobre todo, recordado y vivido.  Sin duda, el mejor epitafio es el que perdura sin necesidad de estar escrito.

PUBLICADO EL 12 SEPTIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

ALLÀ VA, MÔ

Se suele decir que las fiestas patronales son momentos propicios para el reencuentro con antiguas amistades que con el tiempo pasaron a ser simples conocidos. La alegría, el alcohol y como no, las ganas y necesidades de fiesta,  propician que se den estos instantes de abrir las puertas de uno hacia afuera. 

Mahón acaba de vivir este momento tan esperado.  Esperado y necesitado. La fiesta ha invadido la calle, y ni las lluvias han podido apagar aquella llama interna deseosa de fiesta.  La identidad, el carácter y el buen hacer  del mahonés, curtida  y trabajada durante tantos siglos de historia, se ha dejado ver y transparentar durante la ya semana grande mahonesa.

Y digo bien semana grande porque las fiestas ya no empiezan ni con el pregón del día seis.  Empiezan  con las cenas de vecinos, con los recorridos históricos, con la reunión de la Junta de Caixers, la presentación de la revista de las fiestas,  del programa de fiestas, con las paellas, parrilladas  y demás actos populares que día a día van llenando nuestras plazas para disfrute de los propios y visitantes.

Y digo bien, visitantes, porque Mahón es un pueblo acogedor.  Un pueblo que por circunstancias históricas y por su magnífica conexión marítima  se ha abierto a otras culturas y ha adaptado lo mejor de ellas.  Y es acogedor porque se ha ido adaptando a los momentos actuales.  Tradición y modernidad, tan fácil y tan difícil a veces.  Tradición por el mantenimiento de la esencia de lo heredado, y modernidad por la adaptación de unos actos a criterios actuales.

La no discriminación para con los participantes en la colcada, ya no por imperativo constitucional, sino por el simple sentido común, es un reflejo de que la cultura mahonesa es abierta, sana y sobre todo actual.  Que la presidencia de la misma se ejerza por imperativo y representatividad de unas urnas, es sinónimo de popularidad, de democracia, de colectividad.  Que dicha presidencia la ejerza alguien que vive y trabaja en Menorca es simbiosis de vivir para y con el pueblo. Y si todo este carácter nos lo han provocado ideas venidas desde fuera, bien llegadas sean.

Y tanto nos da que se llame gin amb llimonada o pomada; como que se designe como Caixer Senyor o Caixer Batle a quien presida la colcada. Al final, lo que pretendemos es que nuestra fiesta sea nuestra, propia, y que de ella, la disfruten quienes quieran venir a disfrutarlas con nosotros.  Y tanto nos da ser los primeros o los últimos en celebrarlas. 

Y si nos da por celebrar la fiesta de Sant Joan con sus hogueras en su víspera, también las celebraremos y no por ello nos sentiremos ninguneados.  Y las celebraremos remontándonos a tiempos ancestrales, de origen pagano, por la llegada del solsticio de verano.   O por honrar a San Juan Bautista.  O por ambos motivos.

Y cantaremos “Es Mahón”, y en castellano, cuantas veces nos venga en gana y  “un senyor damunt un ruc” en menorquín, cuando nos plazca.  Y no por ello nos sentiremos copiados o espiados porque en algún otro rincón del planeta alguien cante “Es London” o “Es New York”.  Porque el mahonés ama la fiesta. La propia y la vecina.

Y tendremos pregón de fiestas como en tantas otras ciudades españolas sin que por ello nos sintamos copiones de otros.  Y tendremos “corregudes” y “darrer toc de fabiol”, porque nos gusta y así queremos que sea.  Porque eso sí, en las fiestas, somos soberanos.  Soberanos sin que reyes ni su corte nos impongan criterios de siglos pasados.  Vamos a la fiesta ataviados para la ocasión, pero sin menospreciar los adelantos del Twitter,  el WhatsApps y demás nuevas tecnologías, y no por ellos nos sentimos menos menorquines ni menos mahoneses.

Y no tenemos ningún perjuicio ni prejuicio en desearnos “sort i ventura!” porque esto es lo que realmente deseamos:  suerte, felicidad, ser afortunados.  Y nos lo deseamos a nosotros, y nuestros visitantes.  Porque somos y queremos ser acogedores y respetuosos.


Y todo ello, eso sí, sin pagar el coste de ningún copyright.  Ni cobrarlo, evidentemente.

PUBLICADO EL 10 SEPTIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

MAREANDO LA PERDIZ.

¿Se imaginan que en un hospital cualquiera adscrito a la sanidad pública se les suspenda el suministro de  prótesis de rodilla y como protesta, los médicos cierran el hospital y no atienden a ningún paciente sea éste de la especialidad que sea?  ¿Se imaginan a un ejército cualquiera que, al no suministrarle una partida de misiles de largo alcance, se nieguen a prestar los  servicios de acuartelamiento y demás propios del cuerpo?  La indignación pública sería monumental.  Y con razón.

Ejemplos disparatados como éstos, son los que parece que están ocurriendo en la educación.  Los problemas del TIL amenazan con cerrar las aulas al principio de curso.  O de no abrirlas.  Unos expedientes, varios empecinamientos, y sobre todo, una lengua.  Y no precisamente la inglesa. 

Entendería que los médicos de traumatología pospusieran las operaciones de rodilla a causa de la falta de prótesis.  Entendería que los militares cambiaran de   posicionamientos y eludieran toda acción en la que necesitaran el apoyo de aquellos misiles de largo alcance.  Entendería que los educandos no dieran clases de las asignaturas que se vieran afectadas por el TIL.  Entendería muchas cosas, pero mi pobre entendimiento, no comprende otras.

También es verdad, que de momento, no tengo futuro político. Aunque con el tiempo no he tenido otro remedio que aprender a dorar la píldora, lo que aún no he conseguido –ni creo que mi carácter y conciencia me lo permita- es ver blanco donde mis ojos ven negro.  Si, ya sé que puede  ser  una interpretación visual, una mala jugada del cerebro, pero al menos, uno debe tener derecho a decir que percibe un color y no otro.  Al menos a no engañarse uno mismo.  Y a no engañar a los demás.

Que aprender inglés hoy en día es más importante que tener conocimientos de música, muy probablemente.  Que aprender inglés hoy en día sea más importante que saber saltar el potro y cantar en el mes de María, pues posiblemente sea así.  Que dominar  las lenguas castellana y catalana también es importante y necesario, pues también. Entonces, ¿dónde está el problema?

Para unos, el inglés resta horario a la lengua catalana.  Para otros, cualquiera que disienta de su consigna se alía en el bando contrario.  Y mal andamos cuando nos posicionamos a un lado u otro del río.  ¿Por qué creamos un obstáculo en vez de fabricar puentes que nos ayuden a encontrarnos?  ¿Por qué en vez de implantarlo en este curso en la mayoría de los niveles educativos, no se inicia con los primeros cursos de preescolar y así sucesivamente cada año   se iría incorporando al programa escolar?  ¿Por qué en vez de implantar una asignatura en inglés, no se aumenta el número de horas lectivas dedicadas al aprendizaje del idioma extranjero?.

¿Qué esconden unos?¿Qué esconden otros?  ¿Por qué nadie ha optado por las dos  propuestas anteriores? ¿Acaso ningún asesor ha tenido esta brillante idea? ¿O es que no será tan brillante como a mí me parecía?. 

Lo dicho, no sirvo para político.
¡Ni para marear a la perdiz!


PUBLICADO EL 2 SEPTIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA