MAREANDO LA PERDIZ.

¿Se imaginan que en un hospital cualquiera adscrito a la sanidad pública se les suspenda el suministro de  prótesis de rodilla y como protesta, los médicos cierran el hospital y no atienden a ningún paciente sea éste de la especialidad que sea?  ¿Se imaginan a un ejército cualquiera que, al no suministrarle una partida de misiles de largo alcance, se nieguen a prestar los  servicios de acuartelamiento y demás propios del cuerpo?  La indignación pública sería monumental.  Y con razón.

Ejemplos disparatados como éstos, son los que parece que están ocurriendo en la educación.  Los problemas del TIL amenazan con cerrar las aulas al principio de curso.  O de no abrirlas.  Unos expedientes, varios empecinamientos, y sobre todo, una lengua.  Y no precisamente la inglesa. 

Entendería que los médicos de traumatología pospusieran las operaciones de rodilla a causa de la falta de prótesis.  Entendería que los militares cambiaran de   posicionamientos y eludieran toda acción en la que necesitaran el apoyo de aquellos misiles de largo alcance.  Entendería que los educandos no dieran clases de las asignaturas que se vieran afectadas por el TIL.  Entendería muchas cosas, pero mi pobre entendimiento, no comprende otras.

También es verdad, que de momento, no tengo futuro político. Aunque con el tiempo no he tenido otro remedio que aprender a dorar la píldora, lo que aún no he conseguido –ni creo que mi carácter y conciencia me lo permita- es ver blanco donde mis ojos ven negro.  Si, ya sé que puede  ser  una interpretación visual, una mala jugada del cerebro, pero al menos, uno debe tener derecho a decir que percibe un color y no otro.  Al menos a no engañarse uno mismo.  Y a no engañar a los demás.

Que aprender inglés hoy en día es más importante que tener conocimientos de música, muy probablemente.  Que aprender inglés hoy en día sea más importante que saber saltar el potro y cantar en el mes de María, pues posiblemente sea así.  Que dominar  las lenguas castellana y catalana también es importante y necesario, pues también. Entonces, ¿dónde está el problema?

Para unos, el inglés resta horario a la lengua catalana.  Para otros, cualquiera que disienta de su consigna se alía en el bando contrario.  Y mal andamos cuando nos posicionamos a un lado u otro del río.  ¿Por qué creamos un obstáculo en vez de fabricar puentes que nos ayuden a encontrarnos?  ¿Por qué en vez de implantarlo en este curso en la mayoría de los niveles educativos, no se inicia con los primeros cursos de preescolar y así sucesivamente cada año   se iría incorporando al programa escolar?  ¿Por qué en vez de implantar una asignatura en inglés, no se aumenta el número de horas lectivas dedicadas al aprendizaje del idioma extranjero?.

¿Qué esconden unos?¿Qué esconden otros?  ¿Por qué nadie ha optado por las dos  propuestas anteriores? ¿Acaso ningún asesor ha tenido esta brillante idea? ¿O es que no será tan brillante como a mí me parecía?. 

Lo dicho, no sirvo para político.
¡Ni para marear a la perdiz!


PUBLICADO EL 2 SEPTIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA