EL TOPE Y EL TECHO

Nos quejamos por todo.  Y con razón.  Cuando no nos dejaban pasar por el Camí de Cavalls, no paramos hasta conseguir el libre paso.  Ahora, resulta que pasa demasiada gente y tendremos que poner límites.  Las playas las queremos vírgenes y limpias, y si fuera posible vacías.  Pero queremos que vengan turistas y que gasten sus ahorros en nuestra roqueta.  Y el turismo busca la playa azul que fue portada publicitaria.

Queremos mucho turista y poco turismo por carretera.  Y la escasez provoca carestía. Llegamos  incluso a suspirar el turismo de calidad en detrimento del de mochila que en su día, abanderaba cierta cultura nacionalista. Un turismo de calidad sin grandes hoteles ni oferta complementaria, y eso sin nombrar la alergia que nos producen los campos de golf y demás elitismos que les acompaña.

Queremos energías renovables e impedimos la instalación de placas fotovoltaicas y aerogeneradores.  Queremos lo bueno de uno, y rehusamos lo malo del mismo. Queremos todo  a nuestra conveniencia. Incluso el turismo.

Y eso no es posible.  La masificación redunda en que abarata los costes, pero nos masifica también nuestra vida.  No existen dos vidas paralelas, sino que debemos convivir con ellos.  Con sus defectos.  Y con sus ventajas.  Al menos, crean puestos de trabajo, dirán algunos.  Y foráneos, dirán otros.

Queremos turismo de calidad.  Y con  ello la subida de la cesta de la compra. Y la pérdida de puestos de trabajo.  Menos turismo, menos puestos de trabajo.  Más desempleo y desigualdad social.

Queremos, queremos….  No sabemos qué queremos. Lo queremos todo y no abarcamos nada. Tal vez, alguien tendría que repensar Menorca.  Dedicar el territorio para otro tipo de explotación.  Me imagino a alguien inventar industrias con qué reinventar nuestra economía desvinculada del turismo. Me imagino a alguien pensando en la explotación agraria. O la ganadera o la ovina, y sin necesidad del traslado a la península.

Luego, cuando podamos vivir sin la presión del turismo, podremos repensar también qué tipo de turismo necesitamos, qué tipo de turismo queremos y qué tipo de oferta  turística  queremos ofrecer. 

Pero antes, habrá que reinventarse muchos puestos de trabajo.  Reinventarse y sobre todo, renovarse.  Coger arados mecánicos y alejar chaquetas y engominados.  Y esto también costará.  Que una cosa es la teoría, y otra muy distinta, la práctica.


De momento se habla de limitar entradas.  Aforo en es Pla, en las playas, en la carretera…  O que no se muevan todos a la vez.

PUBLICADO EL 18 DE AGOSTO DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.