UNA PASSA DE DIMONI

“Per Nadal, una passa de pardal.  Per sant Antoni, una passa de dimoni”.  El refranero popular es sabio y quienes lo hicieron, más aún.  Porque no debemos llevarnos a engaño, fueron nuestros antepasados quienes los fabricaron, quienes con la tradición lo mantuvieron y nosotros somos quienes nos beneficiamos de aquellas evidentes sentencias ante las que no cabe recurso alguno. 

Evidentemente el tiempo de luz natural del día, aumenta.  Como cada año.  También aumenta como no, la gasolina, la electricidad y el butano.  ¡Incluso el impuesto del Sol! El nuevo rescate a los bancos por parte del Gobierno de turno –y por ende, de los contribuyentes- está también a la vuelta de la esquina.  La excusa, las clausulas suelo.

EEUU también está a punto de amanecer, dirá Trump.  Ahora más que nunca uno extrapola y mide los tiempos.  Evidentemente cuando en América amanece, en Europa anochece.  Y más ahora cuando Trump se declara amigo de los rusos de Putín.  De esta misma Rusia que legisla que el maltrato de género una vez al año no hace daño.  Y esto, asusta. Y mucho.

Los tiempos de la guerra fría, parecen volver al escenario de Europa, pero sin contrapartidas. La sensación es que los únicos aliados serán EEUU y Rusia, mientras que Europa será el terreno de partición y de reparto.  O de laboratorio,  que tanto les gusta a los de Vistalegre.

Mientras las dos potencias se piropean, los nuestros también decidirán quienes serán los representantes de los cada vez más partidos partidos –valga la redundancia-.   Solo los populares, por aquello de haber mantenido Gobierno, se presentan con la carta de unidad a nivel nacional. Socialistas y los del laboratorio, seguramente mantendrán el tipo, pero con los  cuchillos afilados en fase interna. 

Pocos días también me quedarán para restar años para la jubilación –que no por ello de pensión- y al resto de connotaciones. Los biorritmos están  en fase depresiva, lo reconozco.  Mientras la propaganda nos auguraba cierto repunte económico, los titulares son cada vez más espesos y mortuorios. 

Nos esperan meses fríos  y helados que harán el agosto a las eléctricas.  Nos esperan subidas de impuestos, tasas y precios, solo por el hecho de ser solidarios y repartir el déficit entre todos los consumidores y asimilados.  Y bajarán los fondos, nos dirán.  Se hará más hondo el agujero de las pensiones, del ahorro y del futuro.  De nuestro futuro.


Tendrá que venir la primavera a que nos caliente la sangre  y así dejarla de tener de pura horchata.

PUBLICADO EL 19 DE ENERO DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.