INEPTITUD, DESIDIA….

Como propósito de entrada de año, me propuse guardar la hipocresía para los casos de supervivencia extrema, y para el resto,  eliminar los filtros que no hacen más que ralentizar y enmascarar los dardos con los que uno intenta posicionarse en la sociedad.

Las moscas de los quirófanos del Hospital Can Misses han sido noticia estos últimos días.  Y aunque lo primordial haya sido las garantías de seguridad, la vuelta a la normalidad y la toma de medidas que eviten que un suceso de tal magnitud se repita, también es necesario el depurar responsabilidades e irregularidades que hayan podido provocar la aparición de las mismas.

Ha habido voces que han manifestado que éstas aparecieron del subsuelo debido a deficiencias en la construcción, e incluso culpaban que se había escatimado presupuesto en este capítulo.  Uno, desde la lejanía y desde su ignorancia, no puede añadir ni comentar nada al respecto, y dejar que sean los interesados, técnicos y asimilados quienes hagan su trabajo.

Ahora bien, la visión del ciudadano –del contribuyente- también tiene su importancia.  Y no importa irnos tan lejos, sino que basta llegar al Hospital Mateu Orfila por la entrada de urgencias con una ambulancia.  Y ya no digamos si a uno lo trasladan con helicóptero.  Añadamos a la desgracia, que es un día ventoso y lluvioso.  Y para más inri, que el paciente tuviera una neumonía del copón.

Si en su día ya se criticó la falta de previsión en cuanto  a no aprovechar el subsuelo para la construcción de aparcamientos, también se podría haber añadido el desaguisado de la entrada de  pacientes en ambulancia.  Eso sí, no falta estructura, sino más bien, sobra altura.

A un ignorante como quien eso suscribe, no le queda más respuesta que la que el arquitecto diseñó más por estética que por operatividad.  O que el asesor –si lo tuvo- era más de despacho que de calle.  O que quien eligió el diseño finalista se fijó más en otras cosas que en la propia seguridad del paciente y de los trabajadores.

Llegado a este punto, seguro que si repasáramos muchos edificios, encontraríamos fallos que seguro pondrían los pelos de punta a más de un calvo.  Y no importa ir a los edificios públicos, también pueden ir a los edificios que se hicieron durante el boom urbanístico de los noventa, con tanta constructora venida a más con las ayudas gubernamentales y con el marchamo, algunas de ellas,  de viviendas de protección oficial.

Ineptitud de unos, desidia de otros, estafa de muchos.


Y el paciente, en la UCI. O peor aún.


PUBLICADO EL 2 DE FEBRERO DE 2017, EN EL DIARIO MENORCA.