JUSTICIA Y MÁQUINA

Siempre se ha dicho que la maquinaria de la Justicia es lenta y que muchas veces, cuando se produce el fallo –que no el error-, éste llega a destiempo.  Eso mismo ocurrirá, de no producirse ningún “milagro judicial” que lo remedie, en el caso Nóos.  Apelaciones y demás artilugios legales de los que sólo los ricos pueden aprovecharse, retrasarán la entrada o no en prisión de los máximos encausados.

Siempre he pensado que algo falla en la Justicia.  No debería ser tan lógico, sino la excepción,  que el criterio de un juez pudiera verse modificado en instancias superiores. Sin duda, estadísticamente serán pocas las sentencias en que se produzcan tales rectificaciones, pero para llegar a ellas, se habrá tenido que invertir cierta cantidad de dinero, cantidades éstas  de las que muchos no disponen.

La Justicia llega a un punto comparable con la Sanidad.  Da la sensación de que un médico de un hospital de comarca no tenga las mismas capacidades que un médico de un hospital de referencia, cuando ambos profesionales han sido formados con igual temario.  El mito podrá atribuirse a los medios técnicos, pero no a los humanos.  Otra cosa será el nivel adquirido en la formación de cada uno.  Y en los juzgados, parece ocurrir lo mismo.

Como hay enfermedades que no tienen cura, pues también habrá resoluciones judiciales que no tendrán otra salida jurídica, lo diga uno de comarca o uno de la Audiencia.  Lo inquietante es que una enfermedad curable no sea tratada con la diligencia –ya no con los medios- como debiera.  Y aquí ya entra el factor humano.  El mismo que con la toga.  Y si hay diversidad de opiniones y de resultados, simplemente es porque alguien falla –y esta vez, sí que erra-.  Y pocas veces estos erros tienen consecuencia para el sujeto activo.

La interpretación es el salvoconducto legal para estos casos.  Los jueces interpretan las leyes y cada uno desde su independencia.   En esto, la justicia es más igualitaria que la sanidad.  El dinero no facilita el acceso al órgano superior desde un principio; aunque eso sí, garantiza que en algún momento, se llegue.  Y que el resto, nos quedemos por el camino.

Cuando se habla de innovación, de I+D+I, me imagino una máquina  a la que se le programaran todos los datos, todas las leyes y todas las interpretaciones posibles,  se le  introdujeran todos los pormenores de la causa y que fuera ésta la que dictara sentencia.  Sin duda, fallaría con menos  apelaciones  que las dictadas por  humanos.

Y los recursos, a otra máquina.



PUBLICADO EL 2 DE MARZO DE 2017, EN EL DIARIO MENORCA.