UNA DE ZOMBIS

Mientras las cárceles se llenan de presuntos corruptos y los juzgados de investigados, sus señorías –o alguna de ellas- matan el tiempo con preguntas retóricas o tonterías irónicas, vaya uno a saber qué calificativo les atribuiría un alumno de la ESO.  La última sonada vino por parte de un senador valenciano, quien tras un folio de relleno preguntó al Gobierno de la nación por los protocolos existentes ante la posibilidad de un apocalipsis zombi.

Ni qué decir que me vi reflejado en la contestación que recibió del Gobierno.  La ironía en la contestación parecía sacada de mi propio teclado.  Vamos, que en esto, el Gobierno sí que lo tiene claro.  Si el apocalipsis es el “fin del mundo” poco podrá hacer el Gobierno llegado el momento.  Si en cambio se refiere a una “situación catastrófica” se remite a los protocolos establecidos por el Consejo de Seguridad Nacional. 

Y no termina aquí la respuesta, no.  En la parte que concierne al término “zombi”, más claro lo tienen desde el poder.  Para el Gobierno, si se refieren “al muerto y reanimado por arte de brujería” no dan crédito a que esto ocurra, en cambio “al atontado que se comporta como un autómata”, no cree que por muchos que se junten puedan llegar a provocar una situación apocalíptica.

Y tan pancho uno, tan panchos los otros.  Y hablando de zombis, el pasado sábado  me pareció encontrarme con una en el supermercado.  Mejor dicho, no llegué a topármela porque me esquivó. O huyó. O simplemente se despistó. Uno ya está demasiado acostumbrado a la hipocresía ajena que ya hace carrera en la propia.  Mujer que aparenta mayor edad que la que tiene, teñida de negro oscuro.  Uno ya no sabe si atontada o autónoma, pero la vi reflejada en la contestación del Gobierno.  Pero me tranquilicé.  Tuve que tranquilizarme.  No tenía más remedio.

Dado que un solo zombi, poco puede hacer, y con muchos, poco podemos hacer nosotros, porqué preocuparnos, pensé.  Por un momento también agradecí al senador valenciano por su pregunta, dado que de no haberla hecho, tal vez me hubiera podido provocar una situación de pánico, que gracias a él y a la contestación del  Gobierno de la nación, no se me presentó. 

Y son situaciones como éstas, en las que uno aprecia y agradece el trabajo desinteresado que hacen algunas señorías en beneficio de los demás.  Y piensa que sus miles de euros que le ingresan de salario en su cuenta bancaria, están más que justificados.

Si ya lo decía yo, que la contestación parecía salida de mi teclado pelotero.


PUBLICADO EL 27 DE ABRIL DE 2017, EN EL DIARIO MENORCA. 

FALTAN ILUMINADOS

He de confesar que cuando me he posicionado delante del teclado, lo he hecho con la vena de viejo cascarrabias.  De tanto en tanto –y de cada vez, más- uno se vuelve cascarrabias.  Lo de viejo, ya es un no parar.  Y si juntamos ambos, sale una especie de escrito  anticonformista.

Mi inspiración me vino en una cola en el supermercado.  No eran las diez de la mañana y las cajas estaban todas llenas y las colas  te trasladaban a un sábado de finales de julio.  Luego te encuentras las carreteras invadidas de coches y los aparcamientos casi a rebosar.  Se te encienden las luces de alarma.  No quieres turismo. Piensas que no los necesitas y que quieres vivir tranquilo, con una rutina que no te sobresalte.

Sin darte cuenta, te estás posicionando en un extremo.  Un extremo anti-todo.  Contra el turismo y … Te das cuenta que  no hay nada más.  Las aglomeraciones, la carestía de los servicios, el encarecimiento del transporte y del overbooking aéreo,  la desaparición de las playas vírgenes y la sobreexplotación del Camí de Cavalls, todo es debido al negocio turístico.  Sin el turismo todo sería como era en tu infancia.  Y lo añoras.

Eres realista.  Sabes que la Menorca que viviste y conociste, no volverá.  Pero piensas que hay vida también sin el turismo.  En su momento algún iluminado pensó en dinero rápido y fácil. Y acertó de pleno.  Y desde aquel momento, no ha habido ningún otro iluminado.

O al menos que se posicionara en el lado contrario, o a mitad de camino, en el equilibrio, vamos.  La gallina sigue siendo el turismo, pero el oro, ya sólo es chapado dorado. 

Menorca necesita estabilidad, trabajo para la mano de obra menorquina –no necesitamos que vengan trabajadores de fuera para explotarlos ni hacer negocio con los alquileres- y crecer para sus adentros.  ¿Tan difícil sería crear industrias competitivas que dieran trabajo todo el año a los menorquines?

¿Por qué no subvencionar transportes, promover desgravaciones en los impuestos, y demás tipos de incentivos  para que nuevas industrias, ubiquen sus fábricas en nuestro suelo? ¿Por qué no dejar al turismo en segundo o tercer lugar?


Sigo siendo realista. Difícilmente será posible que se haga –hay demasiados intereses personales por en medio-. ¿Por qué no aplicar medidas que ayuden a desestacionalizar el turismo?  Un númerus clausus, por meses, vamos.  De más barato a más caro.  Pero no.  Alguien aupará  el turismo de mochila y de auto-caravana, y la picaresca se volverá a imponer. ¡Y estos no pagan la ecotasa!


PUBLICADO EL 20 DE ABRIL DE 2017, EN EL DIARIO MENORCA.

JUDAS, HOY

Jueves Santo, día en que celebramos la institución de la Eucaristía.  Y también la oración en el huerto de Getsemaní, la traición de Judas y el prendimiento de Jesús. Y uno se pregunta ¿ha cambiado algo desde entonces?

Por suerte nuestra, mucho.  Nos hemos –sobretodo- civilizado.  Pero Judas, sigue estando entre nosotros para recordarnos que el mal, la traición, sigue existiendo.  El egocentrismo y otras desviaciones psíquicas están demasiado presentes en nuestra vida cotidiana.

Y digo nuestra vida cotidiana, porque muchos de nosotros somos actores pasivos –sufridores netos- de estas desviaciones psíquicas de quienes de alguna u otra forma, conviven –nos vemos obligados a convivir- en nuestro entorno.  Lo vemos en cada telediario, diariamente en cada medio de comunicación, mientras conducimos, cuando entramos en un comercio, y muchos, incluso seguro que lo padecen  en sus puestos de trabajo.

¿Quién no ha tenido, tiene, o conoce de algún coincidente –me resisto a llamarlos compañeros- que encaja a la perfección con el perfil  de persona tóxica?  ¿Quién no se ha planteado alguna vez de que los “malos” siempre ganan? ¿Quién no ha dudado en si es rentable o no, ser buena persona y ha pensado en cambiar de bando?

Las cosas han cambiado, sí.  Pero el Judas del siglo XXI no se quita de en medio tan fácilmente.  Y no es que no se quite él, sino que cuesta a veces, que lo quiten  otros.  ETA da un paso más, y entrega armas y zulos.  Y seguro que alguna formación política, va, aplaude el gesto y solicita recompensa, gracia y reconocimiento.

Vivimos en una sociedad en continuo cambio. El asesino, el maltratador, el ladrón, el traficante, acaban condenados, sí; aunque muchas veces esta condena no acaba en la cárcel. 

El personaje tóxico sigue con su dictado.  Su palabra es la ley, dirá la canción.  Su manía, su locura, su mentira, su egoísmo, su sicopatía, impondrá la renegociación de las normas de la no convivencia en su entorno.  Es el egocentrismo referenciado.

Es el nuevo Judas del siglo XXI.  Un Judas al que muchos temen, y otros, simplemente, l@ evitan.  Y de momento, aunque los “buenos” no pierdan, dejan de ganar.  Y los “malos”, aunque no ganen, por lo que nos dice la experiencia, nunca pierden.


Es el equilibrio impuesto por las mentes conversas, entre el bien y el mal.  Que ya lo dicen aquellos guasones versos –en palabras de Arturo Pérez-Reverte- “vinieron los sarracenos / y nos molieron a palos, /  que Dios ayuda a los malos, /  cuando son más que los buenos”.


PUBLICADO EL 13 DE ABRIL DE 2017, EN EL DIARIO MENORCA.

MALLORCA NOS ROBA

Uno empieza a entender al prójimo cuando sus argumentos tocan a tu puerta.  Verse reflejado en las penurias ajenas –porque esas mismas ya dejan de ser ajenas- ayuda a tomar consciencia de que ni todo es blanco, ni todo es negro.  Cataluña repetía hasta la saciedad de que España les robaba.  Y pudiera ser, pero lo que sí se está demostrando es que quienes de verdad robaban en Cataluña eran sus propios dirigentes, vestidos ahora con esteladas y barratinas.

En Baleares nos puede estar pasando más de lo mismo.  Será verdad también que España no nos da todo lo que nos tendría que dar.  Lo notamos cada vez que tenemos que desplazarnos fuera de la isla.  Lo notamos cada vez que el transporte de mercancías encarece el producto. Pero los menorquines lo notamos más cada vez que nos vemos discriminados por esta doble insularidad. 

Los menorquines nos sentimos, ya no los hermanos pequeños, sino los hermanastros de Mallorca.  E incluso, los primos de Ibiza.  Y ya les va bien a los dirigentes mallorquines que así sea.  Y el argumento seguirá siendo que España nos debe y no nos da.  Pero mientras lo poco o mucho que de España se quede en Mallorca y lo distribuyan los dirigentes mallorquines, será Mallorca quien nos robe a nosotros.

Y son esos mismos dirigentes mallorquines quienes han vuelto a dar la nota.  Més per Menorca sale del Govern y se apartan de sus hermanos de sangre.  Y no es la primera vez que los signos no guardan la regla matemática.  El producto de Més per Menorca con  Més per Mallorca da negativo.  Y no una, sino todas las veces que han operado juntos. 

Tampoco es que los nacionalistas mallorquines tengan la exclusividad en el desprecio hacia las islas menores. Podemos también hizo lo suyo al relegar a una segunda posición a la representante menorquina por una cuestión puramente de marketing y en la expulsión de otra representante menorquina.

Y no es de ahora, sino de antaño.  Desde siempre, desde niño, oíamos a nuestros padres comentar –eran tiempos de la Diputación Provincial, de dictadura y demás- que  el dinero se quedaba en Palma.  Ahora, desaparecida la Diputación, el dinero sigue quedándose en Palma.  Y no tan sólo el dinero, sino las tomas de decisiones, los manejos entre cortinajes, los repartos entre sus afines  y vaya usted a saber qué más se cuece tras las puertas de los despachos. 

La trasparencia, dirán que es opaca.  Yo me inclino por pensar que la transparencia está gafada.  O al menos, su consellería. 


Y que Menorca sigue siendo la  “menor”.


PUBLICADO EL 6 DE ABRIL DE 2017, EN EL DIARIO MENORCA.