RENOVAR LA MONARQUÍA

Antes que nada, dejar claro que tanto me tendría que dar que la jefatura del Estado recayera en la figura de un rey como en la de un presidente. Tanto me tendría que dar una monarquía como una república –entre la lista de mis intereses personales no figuran ni ser rey ni presidente-, pero visto cómo actúan los políticos españoles y asimilados, prefiero a una persona fija e independiente en la jefatura del Estado antes que a un político partidista y renovable cada cierto tiempo.

Dicho esto, no estaría de más, que la monarquía se renovase. Vamos, que la imagen de jefe de Estado prevaleciera antes que la de rey.

Y es que uno ya no sabe si son los republicanos quienes más atacan a la monarquía o los puristas monárquicos. Y es que desde que el monarca se casó con doña Letizia, las cámaras –y sus portadores- intentan captar cualquier imagen para que otros puedan desprestigiarla y con ello a la monarquía. Además, la comparación constante con la antigua reina consorte siempre sale a relucir.

Y uno se pregunta por la figura de la consorte – o del consorte, si fuera el caso-. ¿Se imaginan a la esposa o al esposo del alcalde o alcaldesa de su pueblo copresidir algún acto institucional o representar al esposo/esposa titular en un acto protocolario? ¿Se imaginan a los progenitores, hijos o hermanos del alcalde o alcaldesa de su pueblo representarlos en algún otro acto?

Y si no se lo imaginan en el ámbito local ¿por qué tenemos que imaginárnoslo en el ámbito estatal? Y la jubilación de los eméritos junto con la Familia Real, otro que tal. Cuando uno se jubila se aparta del escenario y se pone a rezar para que las pensiones no se acaben. Y la Familia, por muy Real que fuera, debería quedarse en el ámbito familiar y buscarse ses garroves por si solos.

Difícilmente, en un nuevo escenario como el propuesto en los párrafos anteriores, las cuestiones domésticas poco o nada tendrían que afectar a la imagen de la monarquía. Y es que la profesionalidad de una consorte no se debería valorar por la actitud de consentimiento expreso ante algunos desaires, y más aún cuando últimamente se está batallando social y políticamente para conseguir el respeto y la igualdad de la mujer ante el hombre.

Es más, ya no importaría hablar de profesionalidad si la figura del consorte, sea éste emérito o no, ya no se contemplara en la institución monárquica. Y no se preocupen por el gasto presupuestario, que una presidencia –con jubilados y asesores- también se llevaría su buena parte.

PUBLICADO EL 12 DE ABRIL DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.