PALILLOS


Hoy sin duda lo lógico sería tratar del tema de la moción de censura del PSOE al Gobierno de Rajoy.  Sería ilógico que no se presentara la misma cuando la justicia da por sentenciado las corruptelas habidas y probadas en el seno del partido que sustenta al Gobierno de la nación.  Son casos similares a los ocurridos en Andalucía, Valencia, Cataluña y en otras comunidades.

También es ilógico que se presente una moción de censura sin un programa específico. Es el típico “porque sí” sin más, y con el agravante  además del problema catalán de fondo.  Vamos, que quitamos la azotea en temporada de lluvias. Y tan panchos.

También es ilógico que Ciudadanos apoye esta moción, dado que lo que ellos quieren es cuanto antes unas nuevas elecciones a fin de pescar los votos que nadan por aquellas aguas más que turbias.  Sin duda, un gobierno salido de unas nuevas elecciones tendría más fuerza moral –internacionalmente, claro- para solucionar el tema de tanto catalán huido.

Y también es ilógico que el Gobierno convoque elecciones porque los números no juegan a su favor. No sea que aquellos que se reían de los jubilados en las concentraciones por sus pensiones, se queden ahora en el paro.  Y además, con la moción presentada, tampoco puede.

Pero como la lógica no vende, voy a decantarme por lo vivido la semana pasada en un supermercado.  Una anécdota, sin más.  Sin  más, pero que es un presagio de lo que vivimos en estas Baleares tan nuestras.  Un señor mayor entra en un supermercado para comprar unos palillos de cocina, de los que se han usado toda la vida.  Al no encontrarlos decide preguntar a una empleada por la ubicación de los dichosos palillos.  La joven dependienta, seguramente con titulación mínima del B2 catalán, no acaba de entender qué eran aquellos palillos. Por señas, aquel señor, menorquín de toda la vida, le hace saber que los quiere para limpiarse los dientes.   Y la dependienta, le corrige mientras le acompaña al estante de los mismos, que aquello que busca no son palillos, son “escuradents”.

Ahora sólo faltará que alguien, menorquín de toda la vida,  acuda a una consulta médica por dolores en la  cadera y le pregunte el médico por si le duele el  “maluc”, o que  otro alguien acuda por un dolor de muñeca, y que le pregunten por si el “canell” que le duele es el derecho o el izquierdo. 

Yo, por si acaso, no pregunté por la ubicación de los dichosos bastoncillos para  limpieza de oídos, no fuera que me mandara a la ortopedia en busca del bastón de marras.


PUBLICADO EL 31 DE MAYO DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.

JARABE DEMOCRÁTICO

O lo que es lo mismo, donde dije digo digo Diego. Y tan panchos. Cuando Sáenz de Santamaría tuvo que soportar los energúmenos que le hacían escraches ante su domicilio, el líder de los morados lo justificó como “el jarabe democrático de los de abajo”. Eran tiempos en que ellos, los morados, también estaban abajo y negaban la casta y todo aquello que oliera a dinero, poder y aunque parezca lejano, imposición.

Ahora, cuando los morados también son casta, cuando las imposiciones entre los suyos son hartas conocidas y los dineros ya no hacen asco, y cuando con estos dineros se compran chalets en los mejores barrios de la capital, los escraches ya no son jarabe. Los escraches son ahora acosos mafiosos incompatibles con la democracia.

Otros que andan confundidos con los términos democráticos, son los títeres independentistas. Catalanes, por supuesto. Digo títeres porque los huéspedes de la Generalitat ya no son elegidos por el pueblo ni sus representantes, sino por el dedo de la peineta de un huido de la justicia. El dios menor de la derecha catalana. Y de la izquierda. Uno ya no sabe en qué extremo situarlo, pero extremo seguro.

Otros que también andan perdidos en eso de los términos democráticos son quienes apoyan al condenado Valtonyc por aquello de la libertad de expresión y sobre todo, el de creación. Vamos, que para ellos, inducir a matar a algún miembro de los cuerpos de seguridad es libertad de expresión. O de creación si el culpable es un artista. O por lo menos, intenta serlo.

¿Alguien conocía a Valtonyc antes de ser condenado? Vamos, que la condena le saldrá barata comparada con la popularidad que habrá conseguido. Y cuidado, que de esta, en un par de años, al creativo lo tenemos en el Consolat de la Mar dirigiendo nuestras islas hacia las provincias catalanas. Y claro, con la excusa de no poder fondear sobre la posidonia, nuestra deriva encallará donde algunas manos las dirijan, sin necesidad de titulín ni título parecido. Democráticamente, eso sí, claro.

Tan democrático, que incluso países como Venezuela o Cuba toman ejemplo nuestro. Y Corea, la del Norte, debe estar en camino. Lástima que nuestros demócratas, no actúen como los cabecillas de estos ejemplos nombrados.

Me imagino el problema catalán en manos del dictador Kim-Jong-Un. Lo que se dice, no hubiera dejado títere con cabeza. Por supuesto, todo parecido con la realidad, es pura coincidencia. Y no precisamente de expresión. Ni en catalán, por mucho que les pese.

PUBLICADO EL 24 DE MAYO DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.

SUMA Y SIGUE


Mientras esperaba que la Secretaria de Estado de Comunicación fuera cesada por Mariano Rajoy y  ver salir al populacho haciéndole un corte de mangas entonándole el “Carmen, te jodes”, las mariposillas de la mente revoloteaban de flor en flor en busca de aquel polen que tanto amarga la existencia de los asmáticos.  Ni dimitió la susodicha –se ve que sólo dimite quien sale por la televisión hurtando cremas faciales- ni fue cesada por su jefe de filas.  Y esta vez ni por la televisión dejaron emitir el video de marras.  Vamos, que acelerando y cuesta abajo, nadie los gana.

Y la mariposilla se posó sobre otro escenario, esta vez local.  Un escenario que uno ya no sabe si es por agradar a los hoteleros, a sus trabajadores,  o también para joder al personal.  Y me refiero al turismo. 

Empezamos con la ecotasa que favorece al Govern y perjudica a casi todo quisqui.  Paga quien pernocta en un establecimiento hotelero. Vamos, que mochileros y quienes usan autocaravanas, no pagan.  Y no será que no hagan uso del territorio con todo el espacio que utilizan  de aparcamiento y acampada.  Pero eso solo es un suma y sigue.  Ya me veo una proliferación de estas casas flotantes en toda la geografía insular, y sin regular.

Desde hace ya tiempo los disparos tienen como diana las viviendas de los otros.  

Vamos, que los ahorros de uno, invertidos en viviendas ya no son trigo de buena añada.  Mientras éstas pagan impuestos, reimpuestos, reparaciones y deterioros, “okupaciones”, daños e impagos, el gobierno de turno mira hacia el otro lado y piensa como reconvertir una propiedad privada en un beneficio de su no-política social.

O al menos, a la excusa de su no política social.  Se preocupan –eso dicen- que el alquiler turístico impide que vengan trabajadores foráneos para la temporada turística.  Y uno se pregunta ¿por qué tienen que venir de fuera si de nativos sobran en el paro?  ¿O será acaso que es más rentable alquilar un piso que irse a un hotel?

Hablan de molestias al vecindario y de las pocas viviendas que salen al mercado de alquiler. Pero claro, como uno es incapaz de regular el tema de las molestias vecinales y mucho menos el regular los daños e impagos en el tema de alquiler, matar moscas a cañonazos es la mejor solución que algún próximo les habrá asesorado.  Y si de paso, se beneficia a la industria hotelera, pues mejor que mejor.

O los chalets, que suelen ser más caros.  Vamos, que los propietarios son más pudientes. Un suma y sigue para unos.  Una resta para otros.


PUBLICADO  EL 17 DE MAYO DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.

EL PUEBLO SOBERANO


Que el pueblo es soberano y que todos somos iguales, nadie puede negarlo.  Otra cosa es que unos lo sean más que otros, o simplemente que algunos –la mayoría- lo seamos  menos.  Pero atendiendo a la esencia, a la verdad intrínseca y ajena a los pecados del hombre, el pueblo es soberano y sus miembros iguales en derechos y obligaciones.

El pueblo es soberano, sí.  Y sus miembros, un colectivo de lo más variado.  Ladrones, asesinos, vagos, chapuceros, trabajadores, vividores, cultos, honrados, corruptos, solidarios, egoístas….  De todo un poco.  Y de algunos, más muchos que pocos.  Pero el pueblo no se equivoca, se equivocan quienes toman las decisiones. Y simplemente porque cobran por ello.

Y los eligen, pero no a todos.  Los poderes de Montesquieu han perdido fuelle, ganas o simplemente han quedado desfasados.  El tercero en discordia va por libre, tan libre que interpreta y pone en jaque a los restantes.  Y es poder, pero no el “poder”.

De las leyes se dicen que siempre van por detrás de la sociedad.  Retrasadas más bien. Y las leyes las hacen los hombres, la sociedad, el pueblo.  Y las infracciones las hacen los hombres, la sociedad, el pueblo, también. Y eso ya no es retraso, sino dejadez.

Y cuando el pueblo clama justicia, no clama un jurado popular sino una sentencia popular.   Y a eso algunos  le llaman calentura del momento.  Cuando un pueblo clama justicia, clama castigo y no venganza. Y cuando el pueblo pide jueces que hagan justicia no pide hermanitas de la caridad que se solidaricen con los descarriados.

Todo para el pueblo, pero sin el pueblo.  El despotismo ilustrado sigue ilustrando nuestras vidas.  Ilustrando, marcando, sentenciando nuestro futuro.  Son reductos de un pasado que ha marcado nuestros genes.  El hombre propone y Dios dispone.  Pero Dios ya no es tenido en cuenta.  Sus delegados, por Obra y Gracia, se encargan de disponer, en su nombre o en el de su pueblo.

Llegan las nuevas tecnologías y algún día  inventarán  alguna máquina que dicte normas, que dicte sentencias, que sea más justa e independiente que los propios humanos.   Pero no.  Las máquinas, también las hacen los hombres.  Con sus virtudes, sí.  Y con sus fallos, sus intereses y sus corruptelas.
La esperanza, será la de recorrer el universo y en el espacio incólume encontrar aquella máquina extraviada poseedora de la sabiduría universal.

Unos la destruirán.  Otros, la manipularán. Y el pueblo, seguirá siendo soberano, o al menos, las leyes así lo dirán. Y nos lo creeremos.



PUBLICADO EL 10 DE MAYO DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.

LAS DOS VARAS DE MEDIR


En pocas semanas, la opinión pública -ésta en la que al fin y al cabo recae sobre ella un sucedáneo de la soberanía nacional-  ha usado distintas  varas de medir en cuanto a un tema tan actual como es la aplicación de la Justicia.  Digo aplicación y no interpretación, porque de usar la segunda, no hay suficiente espacio en el mundo virtual para archivarlas a todas.

De esta opinión o vociferación pública uno se da cuenta de que en lo referente al término “prisión permanente revisable” preocupa a un sector de la sociedad.  Parece como si les preocupara que a un asesino de niños se le mantuviera encerrado más tiempo a lo que estamos acostumbrados.  Vamos, que con diez años en la trena, para algunos ya tendrían suficiente.  Y llegado a este punto, ya querrían los familiares de la víctima poder disfrutar de una muerte revisable, para que al paso de los años, su hij@ pudiera regresar a la vida.

El otro caso es el veredicto emitido sobre la llamada “manada”.  Interpretamos a nuestro modo el código penal que la mayoría desconoce, y nos ponemos a la misma altura –o superior si cabe- de estos magistrados que también lo interpretan,  pero a diferencia del populacho, sí que tienen obligación de conocerlo.

La calentura del momento que reniegan los contrarios a la aplicación de la permanente, la aplican en la crítica al veredicto de la “manada”. Usan, por decirlo de alguna forma, distintas varas de medir, según sea su “calentura” del momento, o simplemente los intereses que los mueven.

Y es que nuestra sociedad es muy distinta a otras sociedades.  Y es que somos así, no tenemos remedio. Nuestras leyes nos obligan a avisar  a los ladrones que les estaremos grabando si entran a robar.  Y es más, si no los avisamos, aquella prueba de la grabación quedará anulada en un juicio y posiblemente la víctima sancionada por ello.

¿Será que todos pensamos –algunos más que otros, por supuesto- que algún día nosotros también podríamos caer en la tentación de delinquir y por ello necesitemos asegurarnos un burladero por el que salir airoso de una condena?

La duda ya entra en el plano de la comedia al preguntarse uno si en el supermercado de marras debían tener bien expuesto el letrero aquel que dice “sonría por favor, le estamos grabando”.  O simplemente será que la ex madrileña, era simplemente una denominada “cliente misteriosa” que en sus horas libres y por aquello de aumentar su pobre salario, realizaba una auditoria del funcionamiento de las medidas de seguridad del supermercado. 



PUBLICADO EL 3 DE MAYO DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.