LIMITAR LA ENTRADA


Dicen algunos en los medios que  lo que llevamos de temporada, en cuanto a turistas, flojea. La verdad es que no lo aparenta, al menos en las carreteras y en los aparcamientos de las playas.  A finales de mayo ya se empezaba a notar la avalancha de coches y ya a mitad de junio, parece un desfile en plena Arravaleta.  Tal vez han cambiado de perfil y el que aterriza no se queda en la piscina del hotel sino que se mueve en coche de alquiler.

Puede también ser que al no dejar acceder con turismos  a ciertas playas de Ciutadella y Favaritx, estos hipotéticos usuarios se desplacen  a otros puntos de la geografía insular en la que sí se permite de momento acceder con vehículo particular –o de alquiler-.

Puede ser también que las estadísticas publicadas no reflejen la verdadera ocupación e invasión de turistas, vamos, una estadística en “B”, por no usar un color que sonaría un tanto políticamente incorrecto.

Y hablando de políticos, por una vez tengo que decantarme por quienes no aplauden las ideas de desdoblamientos y demás.  Está claro que estos desdoblamientos lo único que facilitarían sería el llamado efecto llamada que siempre se esgrime por la derecha y se niega por la izquierda.   Pero siguiendo con mis independencias, también tengo que estar en desacuerdo en que paguemos justos por pecadores –en este caso, nativos por visitantes-. 

La avalancha turística y  el negocio de unos pocos, desde hace ya algunos años me impide  -durante unas tres semanas cada verano-  poder llegar a casa y aparcar en los alrededores.   Este año, la cosa se augura peor.  No digamos si quiero ir de excursión por el Camí de Cavalls. Al llegar a Favaritx tendré que pagar el bus, eso si tengo suerte de encontrar plazas vacantes o en caso contrario deberé hacer doble recorrido.

La izquierda solía mencionar aquello de “la tierra para quien la trabaja”, tal vez ahora no vendría mal alguna renovación de eslóganes y decir aquello de “Menorca  para quien la reside”.

Limitar entradas como ya se habla en Formentera y en Ibiza, parece una exageración para quien lo vive desde lejos.  Limitar entradas para quien vive dentro, puede llegar a ser un alivio.  Pero antes alguien tendrá que pensar en limitar también el negocio de tanto vehículo de alquiler – y más teniendo en cuenta que muchos de ellos pagan sus impuestos en la península-.  Limitar entradas también a tanta furgoneta y autocaravana, que de pagar no pagan ni ecotasa ni ocho cuartos, y  ocupan su espacio y el de su influencia.

Mejor no venga.



PUBLICADO EL 21 DE NOVIEMBRE DE 2018, EN EL DIARIO MENORCA.