¡NO HAY DERECHO!


Nunca pensé que llegaría a lanzar  una lanza a favor de sus señorías.  Primero porque  seguro que ellos no la lanzarían a favor mía, y segundo porque algunos no se merecen que pierda un mínimo de tiempo en defenderlos, cuando quien más quien menos va acompañado de tanto cargo asesor y tanto máster, que no necesita que mis pobres energías se fijen en ellos.

Lo cierto, pero, es que no hay derecho que para asumir un cargo público como es el de diputado, concejal o vividor político del erario público, tengan que hacerse públicas sus declaraciones de bienes.  Es incuestionable que deben hacerlas y custodiarlas.  E incluso, añadiría que investigarlas, no fuera cosa que alguien se dejara algo por el camino.  Y si acaso, eso sí, cotejarlas cuando terminan el mandato.  Allí, sí que habría que comparar y hacer públicas las diferencias del haber.

Las declaraciones de bienes de sus señorías me producen sonrojo.  Y no porque algunos posean más dinero que algunos ayuntamientos en sus presupuestos anuales, no.  El sonrojo aparece cuando un pobre diputado declara que no llegan a veinte euros el dinero que tiene en el banco. O los ciento cincuenta de una deputada catalana.  ¡No tienen ni para comprar un pasaje para Menorca!

Y ¡no hay derecho!, que desde la Oficina Anticorrupción de las Illes Balears recomienden a sus señorías que también deberían presentar la declaración sus cónyuges o asimilados. Vamos, que alguien podría mal interpretar que lo que no figura en una cuenta, figura en la otra.  Y eso duele.

Que nuestro país, patria, nación o estado, o como quiera llamárse a esta piel de toro, es corrupto, nadie puede negarlo.  Que nuestros políticos se creen más inteligentes y listos que sus votantes, también.  Que hecha la ley, hecha la trampa, sin duda.  Que las leyes  las hacen sus señorías, también.  Pero igualmente, no hay derecho.

No hay derecho a que un señor que se haya  comprado un Audi no pueda  llenar el depósito de gasolina con los dieciséis euros que tiene en su cuenta.  No hay derecho que muchos otros diputados a quienes no les llega a mil euros el saldo de su cuenta bancaria, tengan que pasar apuros para pagar los recibos del IBI,  el seguro del coche,  libros de texto..

Y de lo que realmente no hay derecho es que se nos tome por gilipollas.  Vamos,  que ni unos ni otros.  Ya lo dice el refranero:  “además de cornudos, apaleados”.  Y nuestros dirigentes,  contestando un cuestionario como el que rellena un boleto de la primitiva.  

¿Sonrojo?   ¡Gilipollez, más bien!



PUBLICADO EL 13 DE JUNIO DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.