Que el 15-M marcó un antes y un después, está claro. La autoridad ya no es autoridad y además, da la sensación de que se nos alienta a rebelarnos contra el poder establecido. El “no es no” podría ser eslogan para alcanzar el poder. El problema les vendrá cuando ellos sean la autoridad –si es que aún no lo son-. Después, sí que acusarán del delito de rebelión de las masas, que ahora niegan.
Pero hoy no toca hablar ni del 15-M ni de perroflautas, aunque sí de perros, titulares y noticias. Y es que la predisposición a una misma noticia no es la misma si el titular cambia: “policía mata perro” parece diferente a “perro muerde policía”, aunque el cuerpo de la noticia sea el mismo. Vamos, que las encuestas del CIS tras pasar por la cocina, tienen mucho que envidiar de ciertos sectores de la sociedad que viven de subvenciones públicas.
Hace pocos días, un agente de la Guardia Urbana repelió el ataque de un perro que ya había mordido a varios ciudadanos, abatiéndolo en legítima defensa. Ésta y no otra será la noticia. El titular puede variar según sean las intenciones del medio. Y las repercusiones están aún por llegar.
En diciembre pasado, otro agente de la Guardia Urbana abatió a otro perro que se abalanzó hacia él, cuando ya había sido mordido previamente por éste. En este caso las repercusiones ya han llegado. El policía está investigado, el poder local no le respalda y el perro subido a los altares. Y del dueño del perro nadie habla. Quienes hablan son algunos mal llamados “animalistas” para quienes matar un perro en defensa propia, no es hacer un uso proporcional de la fuerza.
Me imagino al nuevo Gobierno con Pablo Iglesias de Ministro para la Cosa Animal, protocolizando las intervenciones de los cuerpos de seguridad ante cualquier ataque animal. Me imagino directrices como las de avisar hasta en tres ocasiones y en forma entendible para el animal de que cese en su actitud. En caso de no responder positivamente a las advertencias dadas, avisar a los servicios psicológicos de atención animal para su presentación en el lugar. Y ya como último recurso, la sedación del mismo mediante dardo somnífero.
Vamos, más partidas presupuestarias del ministerio del Interior, policías autonómicos y ayuntamientos, para la compra de pistolas dispara-dardos. Y el de Sanidad, para psicólogos animalistas. Y el de Justicia, para abogados del turno de oficio especializados en dar defensa al pobre animal.
Con dinero, todo se arregla.
PUBLICADO EL 11 DE JULIO DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.