Por suerte o por desgracia no
milito en partido político alguno. Por
suerte, porque ello me da libertad de
criticar a unos y a otros, o de alabarlos si se da el caso. Si uno se da cuenta, el militar en un partido
político tiene como consecuencia que pierdes parte de tu libertad de expresión. Y por desgracia, porque nunca podrás
beneficiarte de favores ni de ayudas públicas cuando tu partido esté en el
poder. Vamos, que seguirás siendo un
pringado toda tu vida.
Estos días pienso con Pedro Sánchez. Con él, y con los militantes, simpatizantes y
votantes de su partido. Un partido con
historia y con gran bagaje a sus espaldas.
Con líderes que demostraron ser grandes hombres de Estado –Felipe
González sin ir más lejos- y otros a quienes
la duda siempre planeará sobre sus cabezas –Largo Caballero, Negrín, Zapatero, etc –
Pedro Sánchez siempre me ha
creado desconfianza. De él, me he
quedado con el semblante de un personaje
egoísta capaz de vender al prójimo en beneficio propio. Ahora, tras las últimas elecciones, cuando
todos sus miedos e insomnios se han convertido en abrazos y besamanos, cuando
el dije digo, se ha convertido en Diego, y cuando la convivencia está en
peligro de estallar por los aires, esta desconfianza se acrecienta.
Y se acrecienta porque lejos de
intentar pactar una gran coalición de
Estado, o en minoría con apoyos puntuales, lo hará pactando posiblemente con la
anti-España. Lo hará con los nietos de
un Carrillo a quien siempre le
perseguirá la memoria de las víctimas de Paracuellos; lo hará también con quienes robaron y
engañaron a los catalanes, con quienes
vitorearon al entorno de ETA, en definitiva con quienes a España les importa un
rábano.
¿Será que a Sánchez se le ha olvidado
todo lo que dijo en fechas previas a la
jornada electoral? ¿O será que nos engañó a todos? ¿Embuste, engaño, traición,
olvido…? ¿Qué dice de ello el militante
socialista? ¿Le gustará ser engañado por su ídolo terrenal?
Creo que el militante,
simpatizante y votante socialista, se
merece mucho más respeto. Y el resto de
los españoles también. Porque una cosa
es que él consiga dormir en su colchón de Moncloa y otra cosa muy distinta es
que el noventa y cinco por ciento de españoles tenga que tomar orfidal para
conciliar el sueño.
Por suerte, Sánchez no me ha
quitado el sueño –de momento-.
Desconozco si estaré en este cinco por cierto que decantó o que simplemente
mintió, se equivocó o erró en los porcentajes.
Tal vez, Tezanos sepa algo de esto.
PUBLICADO EL 21 DE NOVIEMBRE DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.