¡NOS ENGAÑAN!

Cuando llegan estas fechas uno se vuelve más sensible.  En mi caso, esta sensibilidad se vuelve  desconfianza.  Uno ya duda si es porque el día de los Santos Inocentes está por llegar o porque la experiencia acumulada no hace más que hondar en ello.

Podría referirme a muchas cuestiones.  Desde la Lotería de Navidad en la que todos nos abocamos y es la que menos beneficios deja al participante y ya no digamos de las participaciones en la que –aunque no salga premiado- la ganancia segura es para el depositario, a la llamada Navidad del pobre.

Me resisto a participar en la propaganda encubierta de ciertos establecimientos de alimentación en la que incitan a la solidaridad de sus clientes para que donen algunos alimentos en estas fechas. Y me resisto porque lleva el mismo patrón que  el recargo del que hablaba en el párrafo anterior de las participaciones de la lotería.  El cliente solidario paga a precio de venta su solidaridad, mientras el establecimiento va acumulando beneficio por aquel aumento de compra.  ¿Por qué no venden  los productos que se donarán a precio de coste? O mejor aún, por debajo del precio de coste.  De esta forma el establecimiento también participaría solidariamente.  ¡E incluso seguro que desgravaría!

Te llamarán de ONGs para una aportación extraordinaria para estas fechas.  ¡Pero si ya no llegarán a tiempo para la Navidad!  Te viene a la memoria aquellas recolectas que se hacía en los colegios y el comentario de que dado que el transporte encarecía el traslado a los países pobres, los productos se vendían en España para poder entregar el dinero a sus destinos.  Piensas que poco ha cambiado la situación: la carestía del transporte y como no, la estrategia de vender a bajo precio.   ¿Por qué no pedían directamente dinero?

Las compañías de telefonía habilitan un número al que, si mandas un sms,  parte de su coste se destina a una fundación.  Igualito con la recogida de productos alimenticios.  Vamos, ahora sólo falta que vengan las eléctricas y te vendan arbolitos de navidad con sus luces para que ilumines la Navidad de los necesitados.

Y luego vendrá el invento de las rebajas para acabar de liquidar el presupuesto doméstico.  O para endeudarlo aún más.  Aunque en esto de los presupuestos mejor no abrir boca.
 
No abrir boca, porque está aún demasiado reciente los pluses a altos cargos  podemitas aprobado por el Govern de Francina Armengol.

¿Será el espíritu navideño o la solidaridad con el resto de pueblos de las Españas?


Bones Festes a tothom!

PUBLICADO EL 26 DE DICIEMBRE DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.

SOBERANÍA DEL PUEBLO

Cuando llegan tiempos en que todos opinamos de la Constitución –y muy por seguro que muchos ni la han leído y otros ni la han comprendido- te das cuenta dónde están unos y por dónde van los otros.

Si hay un artículo en el que todos deberíamos estar de acuerdo –partiendo de la base de que nos creemos demócratas- es sin duda el primero.  Y más concretamente donde dice que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”.

Nada podrá haber más sano y democrático que seamos nosotros,  el pueblo, los propios ciudadanos, quienes seamos dueños y señores de nuestro destino, de nuestras decisiones, de nuestro futuro.  De subir a los altares a un dirigente y de mandarlo al infierno en menos de cuatro años.   Así de claro y así de conciso.  Lo demás es puro relleno.  Pero no.

Las cosas de la democracia no funcionan de esta forma, deben entender algunos.  Algunos muchos, ya empiezo a pensar.  Cuando el futuro de todos los españoles está en manos de una decena de sediciosos encarcelados y huidos, es que algo no funciona.

La capitulación, presunta y futura, de Sánchez con la minoría catalana, nos llevará a un nuevo formato, del que pocos o ninguno podía imaginar tras la entrada del interino de la Moncloa por excelencia, en la vida política.  En términos religiosos ya estaríamos hablando de un anticristo.  En términos civiles, mejor mantener la boca cerrada –y el teclado mudo-.

Los sediciosos catalanes quieren cambiar ya de entrada este artículo primero.  Da la sensación, de que no les gusta que la soberanía resida en el pueblo.  Y eso que se dicen demócratas y alguno incluso, se declaró cristiano ante el Tribunal Supremo.  Vamos, que al pueblo –a los ciudadanos- lo quieren cambiar por el territorio –por las piedras, vamos-.  Así no es raro que aquellos que defienden la ensoñada república catalana a golpe de adoquín, no encuentren repudio alguno  por parte de los dirigentes catalanes.

Vamos, que si la soberanía reside en el territorio, alguien deberá definir qué es el territorio. ¿Tal vez una calle, un municipio, una barriada, una masía del Maresme,  una comunidad autónoma o un simple huerto urbano?  También deberán especificar quién representa al territorio.  ¿Acaso pretenden que la soberanía recaiga en un presidente de una asociación de vecinos o en un alcalde pro-sedicioso?


¿Querrán volver a los tiempos feudales, donde se hacía y deshacía al antojo del señor feudal?   ¿Se habrán confundido los términos federalismo con feudalismo?

PUBLICADO EL 19 DE DICIEMBRE DE 2019, EN EL DIARIO DE MENORCA.

CUMBRE DEL CLIMA

Dicen quienes me lo contaron que la Cumbre del Clima está siendo un éxito.  Que incluso sospechan que la mano de nuestro interino por excelencia, debe estar  detrás del rotundo éxito que viene acumulando jornada tras jornada, porque de lo contrario no entienden el apoteósico éxito.  

Me comentan  que los acuerdos y resoluciones tras tantos días de debate, son el no va más.  Y me lo creo, porque noto a mis interlocutores tan excitados como si del Black Friday se tratara.  No me cuentan mucho más.  Supongo que observan mi cara de póker que intenta, sin conseguir, disimular mi ignorancia –y mi apatía-  sobre esta cumbre.

Mientras dura el arrojo  de tanta información intento  ordenar por carpetas en mi disco duro  lo que ha sido añadido, lo que realmente ha ocurrido y lo que roza el vasallaje político.  Mucho adorno y poca credibilidad.
Me refería antes a mi apatía sobre esta cumbre, y tengo mis motivos.  Supongo que Pedro Sánchez no habrá prometido que si resulta investido dejará de usar los Falcon para ir a los conciertos, ni que tampoco los sediciosos utilizarán más plástico amarillo con que engalanar sus puentes.

Y muy por seguro que Greta, la niña estrella subida a los altares del clima, no  dejará de viajar con tren ni se dedicará a ir a la escuela, para así poder ganarse la vida sin vivir del contribuyente.

Y ya que estamos, ni  Vigo ni Madrid, se habrán comprometido a no competir por quién enciende primero la bombilla de Navidad.  ¡Las millones de bombillas!  Ni tampoco los hogares españoles dejarán de colocar el infiltrado árbol de Navidad –ya sea éste de plástico o natural-.  Plástico porque contamina, y el natural porque priva de crear un pulmón verde.

Me imagino los criaderos de estos abetos que durante tantos años crecen para el disfrute de unas pocas semanas, sin ser arrancados de su tierra, de crecer años y más años y repoblar territorios de la España abandonada.  Y  también de la España súper poblada.  Me imagino un planeta verde y azul.

Me imagino, porque no? unos ecologistas y unas ONGs que no se disgusten porque las energías alternativas se alimenten de placas solares y de aerogeneradores.  Ni que el Gobierno de turno nos imponga impuestos por usar estos mismos medios a nivel doméstico.

Ya imagino mucho. Y es que de niño, devolvías el casco de los botellines y vendías el cartón y el papel de diarios y de  revistas al chatarrero.  Ahora, pagas para que lo recojan.  ¡Y en lugares está prohibido recogerlo particularmente!


Por eso, tal vez soy apático.

PUBLICADO EL 12 DE DICIEMBRE DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.

ME TOO

“Yo también” diríamos en España.  Diríamos, porque al parecer, en España, somos más selectivos.  Cuando empezó el movimiento  Me Too en Estados Unidos, contra los abusos –llámeseles agresión, abuso o acoso- sexuales,  por parte de algunos –más muchos que pocos- productores, directores, artistas del mundo del cine, se extendió como la pólvora e incluso saltó el charco y afectó a muchas caras y nombres conocidas.

Nadie dudó de las palabras de aquellas mujeres  que -una a una- denunciaban a los presuntos agresores.  Es más, nadie se atrevía a defender al presunto agresor,  de quien sin necesidad de juicio,  ya había sido desterrado del estrellato.

Gracias a este movimiento, gracias a la pérdida del miedo de tantas mujeres, muchos de estos idolatrados monstruos han caído del pedestal y han quedado señalados de por vida –y de por muerte-.  Todos no, pero.

Llegó el turno a un conocido cantante español.  La acusación del “Yo también” le afectó cuando una mujer también se atrevió a –públicamente- relatar su propia experiencia.  La gira del cantante por tierras americanas se vio involucrada en el escándalo y allí parecía que acababa su trayectoria.  Pero no.  España, como suele decirse, aún es diferente.  Aquí fue recibido con aplausos y parabienes.  El “Yo también” tiene dos caras, dos varas de medir.

Mientras a los partidarios de Vox les aplican el cordón sanitario, al cantante español nadie lo destierra del escenario.  Paradojas de una hipocresía mediática, vasalla, sumisa…  Y hay más.

Dejamos el mundo del espectáculo profesional y la noticia nos lleva a otro espectáculo, esta vez animalista.  La noticia tiene lugar en Ibiza.  Allí un grupo de activistas, defensores, o como quiera llamárseles, de los animales, protestan por el posible traslado de un grupo de perros podencos ibicencos hacia Mallorca, dada la escasez de plazas en las perreras ibicencas.

La protesta se motiva porque hay temor de que los perros sean sacrificados en Mallorca.  El ayuntamiento recapacita y da marcha atrás.  En vez de los podencos ibicencos serán trasladados un número determinado de los que denominaríamos  “mil leches”.  Allí las protestas se terminaron.  El podenco ibicenco se salvó, sí o sí.  Los otros, no saben, no contestan.

Podríamos continuar sacando nombres, hechos y más gente de la política y del  espectáculo, que caminan sobre la frágil línea que bordea el límite entre lo correcto y lo incorrecto. Del bien y del mal. 


Aunque eso de momento en España,  sería una pérdida de tiempo.

PUBLICADO EL 5 DE DICIEMBRE DE 2019, EN EL DIARIO MENORCA.