España
se cierra al ocio nocturno, vale ¿y ahora qué?
¿Acaso el virus circula más rápido y con mayor virulencia a partir de un
determinado horario? ¿No se habían
establecido unas determinadas normas de obligado cumplimiento para este tipo de
actividades?
En
España se prohíbe fumar en la vía pública a menos que se garantice una
separación mínima. ¿Acaso
intrínsecamente la obligatoriedad del uso de la mascarilla no prohibía la
acción de fumar? ¿O es que quienes redactaron
–o copiaron y pegaron- la norma no previeron que la obligación del uso de la mascarilla era incompatible con
la acción de fumar?
Se
recuerda la prohibición del botellón –entiéndase éste como el consumo de
bebidas “alcohólicas” en la vía púbica-. ¿Podrán juntarse varios amigos para
beber refrescos?
Simón
dice que aún no ha llegado la segunda
ola de la pandemia, lo que traducido en cristiano significa que ya está
aquí. O que aún no se ha ido la primera. Vaya usted a saber.
Aparece
la aplicación oficial llamada Radar COVID para el rastreo de contactos, pero de
momento sólo funciona en Canarias. En el resto no está, pero se la espera. Mientras tanto en Madrid, y a falta de
voluntarios, se contrata rastreadores en la sanidad privada.
Y
podríamos seguir hasta terminar la columna.
Da la sensación de que España está siempre cerrada. Al principio nos encerraron sin derecho a
juicio durante semanas y bajo ley marcial.
Luego, cerramos los pocos chiringuitos que se encontraban aún abiertos y
nos fuimos de vacaciones a cuerpo de rey.
Y ahora, de vueltas de vacaciones, preparamos el terreno para volver a
poner el cerrojo a toda la maquinaria del país.
Y
nadie dice nada. Amnesia total. Y es que los españoles nos vendemos
baratos. Mientras nos den ayudas en vez
de trabajo, mientras nos permitan okupar
viviendas en vez de construírnosla, y mientras dirijamos las culpas hacia el
vecino – o hacia la monarquía, como se ha puesto últimamente de moda-, siempre
habrá un español a punto de vitorear al más pintado. Y desgraciadamente son muchos ya los que se apuntan a este carro vencedor.
Y
deberemos acostumbrarnos a todo este cambio de valores, porque la espera se
adivina larga. Escucharemos a expertos
que no existen e ignoraremos a los sí
presentes. Esta es la nueva España de la
que alguien dijo que no la reconocería
ni su propia madre, aunque de momento que no venga, no porque no haya PCRs -que no se hacen en las entradas-, sino porque
lo encontrará todo cerrado.
¿Cerrado
o encerrados?
PUBLICADO EL 20 DE AGOSTO DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.