No
voy a decir que el ministro Illa sea un mentiroso, porque además de tener que anteponerle –por un si acaso- el “presunto” al calificativo de marras, no
es mi estilo. Tampoco voy a disculparlo diciendo que erró, porque eso sí que no lo hizo. Atendiendo a la definición del término por la
RAE creo que queda bastante claro y
dicho. La mentira es ni más ni menos, la
“Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente”. Vamos, como
lo de “al pan pan y al vino vino”.
Lo
cierto –si no es otro de los bulos a los que nos tiene acostumbrado el Gobierno
de Sánchez Iglesias- es que el famoso “comité de expertos” que se nos decía que
aconsejaban al Gobierno durante la desescalada, no existió. En pocas palabras, que los expertos eran
ellos mismos. Vamos, que ni Juan Palomo
lo hubiera hecho mejor.
Sin
duda, mientras pasa el tiempo la mentira va en escalada. En todo lo que llevamos de pandemia, las
mentiras se agudizan. Una de las
primeras –aparte de negar la evidencia-
fue la de desaconsejar el uso de la mascarilla. Y le siguieron una legión de ellas. El juego
–premeditado- con los términos
Monarquía-Coronavirus- Covid-19. Luego vino el juego de palabras con el término
doctor –por médico- para referirse a Fernando Simón. Los datos en cuanto a los fallecidos por la
Covid-19. El abuso de los arrestos domiciliarios en el Estado de Alarma –a falta aún del pronunciamiento de los tribunales al
respecto-. Los expertos que aconsejaban al Gobierno. El no-pacto de la Moncloa.
Los amagos de manos tendidas mientras en los medios extranjeros manifestaban
todo lo contrario. El cierre inmotivado de las administraciones públicas. Y un
largo etcétera.
Y
lo curioso del caso es que el entorno mediático afín a las tesis del Gobierno,
tan preocupados en desmentir los “posibles” bulos que pudieran perjudicarlo, nunca detectaron
ninguno de los bulos lanzados desde el propio ejecutivo. Ni los propios servicios de información de
Grande-Marlaska, tan preocupados públicamente en rueda de prensa de perseguir
los bulos, nada dijeron de las presuntas intromisiones en la verdad del propio
Gobierno.
La
caída del PIB también tuvo su momento en
la TelePSOE –o radio televisión espantosa, según dijo Rosa María Mateo-. Tan mayúsculo, que tuvieron que rectificar a las pocas horas
el gráfico para hacerlo creíble.
Otro
lío de Illa, será la consideración o no
como accidente laboral a los sanitarios
infectados por Covid-19. Para que luego digan que los apoyan.
PUBLICADO EL 6 DE AGOSTO DE 2020, EN EL DIARIO MENORCA.