Desconozco si existe el término “ignorancia pasiva” pero, si bien la ignorancia “activa” puede llegar a ser un don, no cabe duda que la “pasiva”, para algunos podría llegar a ser un privilegio.
Definiría a esta última como el uso de la mentira y la manipulación de ésta para ganarse el dominio de la voluntad ajena. Vamos, que el ignorante “activo” sería el ciudadano de a pié, y el “pasivo”, el político maquiavélico que dirige nuestras vidas.
Lo padecemos diariamente. Últimamente sus claros exponentes son las medidas que nos imponen con la excusa del Covid-19: Que si no podemos movernos entre islas, pero si desde el extranjero.. Que ahora sí, pero que luego no. Que sí, que no…. Les faltaría añadir “que caiga un chaparrón”. Y caerá seguro, pero no traerá “ni azúcar ni limón”. Más bien traerá hambruna y desolación.
Y ya no hablemos cuando esta ignorancia se tercia desde el legado de la historia. Vamos, que si de verdades hay una versión para cada hijo de vecino, de la historia hay hasta para los bastardos de éstos.
En Palma de Mallorca –o Palma a secas- su ayuntamiento ha decidido democráticamente y por imperio de la Ley de Memoria Histórica decretar que personalidades como son los almirantes Churruca, Cervera y Gravina, eran franquistas. Y ya no hablemos de la ciudad de Toledo. Y se quedan tan panchos. Y tan anchos. Y para excusarse, dicen que lo leyeron en un libro. Vamos, que si llegan a leer el libro de chistes de Jaimito...
Visto lo visto, tampoco me asombraría que este mismo alguien escribiera en su libro que el almirante Churruca fue además el empresario que fabricó las pipas de su propia marca. Y que éstas nacieron por generación espontánea. Vergüenza ajena.
Ya me imagino que los susodichos autores del libro de marras se presentan en Menorca y empiezan a leer Es Diari un día como hoy, primero de abril “Dia d’enganyar”. Muy por seguro que les da suficiente material para escribir una trilogía e incluso lo institucionaliza como festivo en aquel ya famoso almanaque intercultural. Pero lo peligroso sería que otro de su misma graduación se presentara para político. Y leyera el libro.
Y peor aún, que a su pobre o sabio entender lo calificara como una festividad franquista, por aquello del “cautivo y desarmado el Ejército rojo…”. Esperemos que nuestros alcaldes no se parezcan –al menos en eso- al de Palma.
Y si leen algún libro, que lo leído y “entendido” lo comparen con otras fuentes –y no sólo en el www.maldita.es del Gobierno de turno-.
PUBLICADO EL 1 DE ABRIL DE 2021, EN EL DIARIO MENORCA.