Las tentaciones eran varias. Una de ellas era la de hablar del trabajo entrecomillado que realiza el camarada Garzón en su Ministerio de Consumo, y sobre todo tras su salida a escena con la “recomendación” de que no comamos carne roja. ¿Será porque el color rojo se asocia al comunismo? ¿Nos recomendará en el próximo capítulo que comamos “pescado azul”? Pero no.
Ciutadella y su “no sant Joan” era otra de las tentaciones. Y hay más. La lista es larga, porque de haberlas, haylas. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Ironías y estupideces aparte, intentaré que los colores no desaparezcan del escrito de hoy. Y no será por sacarle los colores a nadie, porque lo que es el sentido del ridículo y de la vergüenza es algo que desde hace ya tiempo ha sido desterrado del vocabulario al uso. Vamos, que ahora más que de uso, se habla de abuso.
Hace poco han sido noticia algunos murales con los que se han “ornamentado” algunas fachadas de edificios en desuso. Han recibido críticas negativas y el rapapolvo municipal al contravenir en algunos casos los dictados urbanísticos. Y aunque tras ellos esté la firma de algún artista, al parecer no tiene la misma consideración de arte urbano el grafiti que se plasma en un parque público que el mural pintado en una fachada. Y eso que el “graffiti” está mejor tipificado como infracción en las ordenanzas que lo pueda estar un mural artístico. Pero claro, sobre gustos colores.
Y siguiendo con los colores, lo que ya se ha convertido en moda es el pintar los pasos de peatones con variedad de colores. Si bien lo inicial fue –sin tanto colorido y sin duda de incumplimiento de normativa- el pintar pasos de peatones en 3D, con el tiempo y la moda se ha corrompido esta iniciativa –positiva para la seguridad vial- y se ha transformado en la “nueva” tendencia de un “nuevo” arte urbano. Artistas y “menos artísticos” van invadiendo las calzadas de las ciudades con sus extravagancias.
El nuevo look, el del arco iris, ha llegado a nuestras vidas en forma de banderas y de mobiliario urbano. Los bancos –entendiendo por éstos al mobiliario para dejar las posaderas, no el del dinero- fueron los primeros en estrenarse. Algunos pasos de peatones también les siguieron y lucen ahora este nuevo look.
¿Llegará la moda de pintar las fachadas en los colores del arco iris? ¿Se cumplirá con la norma urbanística?
Seguro que sí. Y posiblemente las fachadas serán subvencionadas por la administración. Vamos, pagada por todos.
PUBLICADO EL DIA 15 DE JULIO DE 2021, EN EL DIARIO MENORCA.