CUARTO AMBIENTE

 

El título de hoy tiene su parte irónica, como viene siendo habitual. Y no es para menos. El medio ambiente ya no llega si quiera a medio, por lo que lo he titulado de cuarto. Un cuarto de ambiente, la mitad de la mitad, vamos. Y eso siendo generoso.

En la COP27 faltan los que más contaminan. Y aunque estuvieran, tampoco cumplirían con las resoluciones. No lo han hecho nunca. ¿Qué sentido tiene que los demás países corrijan sus emisiones si ellos siguen contaminando? ¿Qué medidas toman contra ellos? Ninguna. Burro, paga i fel-les.

Y en casa, lo mismo. El caso recientemente destapado del affaire Es Milá, no es nuevo. Ya hace muchos años que en la memoria anual en cuanto a los residuos tratados, faltaba detallar el destino que se daba a cierto tipo de ellos. Ahora, con las últimas publicaciones de Es Diari, queda claro cuál debía ser éste. El común a todos.

¿Ocurrirá lo mismo con el sistema “puerta a puerta” que pretenden realizar en los municipios de Mahón y Es Castell? ¿Por qué gastar tan generosamente en cubos y demás, si al final todo va a ir a la misma celda? ¿Por qué se tiene que gastar más presupuesto si al final los únicos beneficiarios en el tema del medio ambiente son las empresas que en ello trabajan?

¿Por qué razón todo lo relacionado con el medio ambiente viene acompañado siempre de un sobrecosto, si al final el destino es el mismo? ¿Por qué razón nunca caen cabezas cuando la gestión del medio ambiente se centra en determinada formación política? ¿Qué hubiera ocurrido si la gestión la hubieran llevado otras personas u otra formación política? ¿Por qué no se exigen responsabilidad a los técnicos responsables de la gestión?

La Aguja de la Giganta degrada el medio natural. Una, no. Quinientas, seguro. Y las concesiones de sombrillas, tumbonas, piraguas y velomares ¿no degradan el medio natural? ¿O es que cuando se paga la concesión, esta degradación es mínima? ¿No causa degradación al medio natural los trabajos de la retirada de las algas de las playas? Y la masificación humana en las calas ¿no las degrada?

¿Será por ello que se inventó el impuesto medioambiental? ¿Quién destruye paga por ello? ¿Acaso si se paga, se puede destruir? Al parecer los impuestos por el medio ambiente son un poco incongruentes ¿no? Mucho, mejor dicho. ¿Acaso el rico puede destruir y el pobre no?

¿Sabrán diferenciar entre impacto visual, diferencias de gustos y degradación ambiental?

¡Vamos, que hay que hacérselo mirar! O consultar el libro gordo de Petete.


PUBLICADO EL 17 DE NOVIEMBRE DE 2022, EN EL DIARIO MENORCA.