BANDA CRIMINAL

 

Decir que Pedro Sánchez es el cabecilla de una banda criminal es una provocación digna de todo reproche.  El PSOE actualmente es tan honrado como pueda serlo cualquier otra formación política del abanico parlamentario mientras no se demuestre lo contrario.  Otra cosa sería si nos remontáramos a su memoria.

Negar el hecho de que el PSOE en su momento sí fue una banda criminal, sería mentir.  Igual ocurre con el Partido Comunista, por muchas cosas chulísimas que hagan ahora.  Los demás partidos parlamentarios nacieron en plena democracia, por lo que nada histórico se les puede reprochar -a excepción claro está del pasado criminal que puedan tener algunos de sus dirigentes y parlamentarios en los diversos parlamentos existentes-.

El PSOE de principios del siglo XX tiene demasiadas manos manchadas de sangre.  Pasó de colaborar con la Dictadura de Primo de Rivera a protagonizar el golpe de Estado contra la II República en 1934.  “El Socialista” -órgano de expresión del PSOE, fundado por Pablo Iglesias- pregonaba: «Renuncie todo el mundo a la revolución pacífica, que es una utopía; bendita la guerra».  Y allí estaban presentes Indalecio Prieto y Juan Negrín cuando se capturó el alijo de armas que portaba el Turquesa en la ría asturiana de Pravia.

Salvador de Madariaga llegó a reconocer que “con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936”.  Incluso Indalecio Prieto llegó a confesar: “Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario. Lo declaro, como culpa, como pecado, no como gloria.”

Pero de todos, quien se lleva la gloria es Largo Caballero, creador en 1933 del grupo paramilitar de las Juventudes Socialistas, llamado “batallones de chíbiris”.  Largo Caballero en las elecciones de 1936 había prometido la guerra civil como remedio a todos los males y defendió la bolchevización del PSOE, no en vano se le llamaba el “Lenin español”.  Y pues sí, lo consiguió.  Provocó la guerra, pero la perdió.  Y por su culpa, España vivió cuatro décadas de dictadura.

Y podemos hablar también de la comunista Dolores Ibárruri, la “Pasionaria”, quien fiel a este espíritu democrático de los años treinta, dijo en Valencia que: ‘Más vale condenar a 100 inocentes a que se absuelva a un solo culpable’.

Vamos, que más que una Memoria Histórica o Democrática, parece que lo que han inventado es una “Desmemoria” en toda regla.


2 noviembre 2022