FALCON MAH-PMI-IBZ

 

Desde que estoy jubilado me he aficionado a moverme -a parte del a pie de toda la vida- en autobús y en avión.  En autobús, inicialmente por pagar sólo la mitad del billete, y ahora -gracias al camarada Sánchez- gratis.  Y en avión, porque es la única manera rápida de salir y entrar a la isla.  Bueno, lo de rápido habría que entrecomillarlo.

La semana pasada hice uno de estos viajes relámpago a Mallorca, más concretamente para acudir a una reunión concertada en Manacor.  Vamos, eso de salir por la mañana y volver por la noche.  Pero no.  La compañía aérea se ve que intuyó que no me gustaría Manacor y pensó que, con retrasarme el vuelo de salida en dos horas, pues ya tendría suficiente.

Y efectivamente así fue.   Llegada al aeropuerto de Palma.  Dirigirme a Manacor.  Comida de trabajo en el Mig i Mig -muy buena comida, por cierto-. Tren Manacor - Palma.  Y dirección aeropuerto de nuevo.  Al menos, el vuelo de regreso fue puntual.

Lo que para mí fue una anécdota más, para otros fue un gran incordio.  El vuelo previsto a las 9:40 horas, además de mí, portaba setenta y tantos pasajeros.  Algunos de ellos para consulta médica a Son Espases.  El aterrizar pasado mediodía motivó que no llegaran a tiempo a la consulta médica y ésta se les anulara.  Y sin fecha programada para una próxima visita.  El “vuelva usted mañana” de antaño se ha transformado en el “ya se le avisará cuando haya una cita disponible”.  Y vuelta a Menorca con dolencia incluida.

Otros, tenían enlace con un vuelo para Ibiza, y claro, adiós muy buenas.  Todo el día perdido en Palma para coger el siguiente vuelo con plazas libres disponibles, eso sí, por la noche.  Y la compañía tan pancha.  Y tanto da el nombre de una o de otra compañía.  En eso, lo de los perros, los collares y los molineros, sigue vigente.

Durante estas dos horas de retención involuntaria, observas los ajetreos de unos y de otros. Los nervios, las llamadas y los ruegos.  Y entiendes al camarada Sánchez y sus ansias en viajar con el Falcon.  No sería digno de un presidente el que día sí, día también, llegara tarde a sus encuentros con sus ciudadanos y sus grupos musicales afines. Y en esto, le tengo que dar la razón.

Aunque bien pensado, tampoco estaría mal que, cuando no lo utilizara, el Falcon estuviera disponible para, al menos, transportar a los pacientes con visita programada o pasajeros con enlaces a la isla hermana.  Sería un acto de solidaridad, confraternidad o de camaradería, con sus ciudadanos de segunda.  O de tercera.


PUBLICADO EL 20 DE ABRIL DE 2023, EN EL DIARIO MENORCA.