A
quienes el fanatismo político nos la trae floja y estamos en disposición de
alabar a unos y a otros, aunque la realidad nos posicione en gran medida en el
trabajo de criticar a ambos lados -pocos se salvarían de la quema-, la realidad
no hace más que confirmarnos que estamos gobernados por mentes arcaicas e
interesadas.
De
interesadas es cosa pública. Pública y
notoria como diría algún intelecto de la verborrea. Que la política -y los políticos- sólo miran
hacia su ombligo -y el de los suyos- no es ningún descubrimiento. Desde que Zapatero alcanzó el poder, ya no
existe el sentido de Estado, sino que todo el engranaje del mecanismo público
está al servicio del partido en el Gobierno.
Desde los altos cargos nombrados a dedo hasta el más pequeño funcionario
que nunca pensó alcanzar cota de poder.
Pero eso son figues d’un altre paner.
Y
arcaicas también. Aunque se las den de
progresistas y avanzadas a nuestra sociedad, no dejan de estar ancladas en
posicionamientos de los años sesenta. Me
asombra el ministerio de Igualdad y todas las caras que lo representan por
cuanto no son capaces de encarnar unas políticas realmente novedosas, y han
quedado ancladas en el siglo pasado.
Gritan
mucho, eso sí. Insultan mucho,
también. Pero dudo -mucho, también- de
que trabajen lo suficiente como para hacer de España un país adelantado y
referente mundial en cuanto a la verdadera igualdad entre todos. Y me explico.
Un
ministerio no es sólo el “copia y pega” vía internet de una serie de
terminologías y darles carácter legal.
Tampoco es el chillar en una manifestación y encender a la sociedad para
que haga barricadas contra la estabilidad de una sociedad más bien pasiva. Si hay que derribar muros y esquemas
societales, se rompen y tan tranquilos.
No basta en el “copia y pega” de algún trabajo universitario rescatado
del Rincón del Vago.
¿Qué
espera Irene Montero y sus amigas a legalizar los matrimonios de tres o más
personas? ¿Qué espera Irene Montero y su
comparsa para regular las uniones civiles de grupos y comunas? ¿No conoce el
término “`poliamor”? ¿Dónde está la igualdad?
¿Acaso
no tienen derecho estas personas que se sienten relacionadas entre sí en número
superior a dos, a vivir en libertad y aceptadas por una sociedad que se dice
progresista y liberal? ¿Es progresista pertenecer a un Gobierno que no reconoce
sus derechos?
Para
mí, mientras Irene Montero no los autorice, seguirá siendo una ministra arcaica
y retrógrada.
¿O será tal vez que soy demasiado avanzado?
PUBLICADO EL 6 DE ABRIL DE 2023, EN EL DIARIO MENORCA.