Desde que el marido de Begoña
desahució a Yoli del plató de la rueda de prensa posterior al Consejo de
ministros, ésta tiene que buscarse otros escenarios donde rentabilizar sus
necesidades políticas. Si a esto le añadimos que, a la izquierda de este país,
patria, nación o como quiera que se le llame, se le ha indigestado tanto la
posible paz entre los terroristas de Hamás y el gobierno de Netanyahu, como la
otorgación del premio Nobel de la Paz a la opositora venezolana María Corina
Machado, ya no digamos.
El “manual táctico de propaganda para
la supervivencia política” ya detalla que cuánta mayor sea la cagada mental del
titular de la cosa, mayor será el recorrido mediático de la misma. Y Yoli lo sabe. No es la primera vez que en
sus vacías alocuciones intercala una frase polémica. Esta vez no ha llegado ni a frase. Le ha bastado un solo vocablo para ello.
Inocente, dirán algunos. Lapsus, los
demás. Sin duda, Freud ha jugueteado
esta vez con la vice. Y se demuestra por
sí misma. Por el género mismo de la
expresión.
Cuando Yoli anunció por su cuenta y
riesgo que aprobaba la ampliación del derecho del trabajador a disfrutar de
diez días de permiso retribuido por la muerte de un familiar o amigo, dijo
precisamente “amigo”, cuando lo normal en ella hubiera sido que hubiera
mencionado el palabro “amigues”. Y la
polémica se desató.
Se desató en el Gobierno y en la
patronal. Pero esta polémica institucional es mínima. Gana pocos enteros publicitarios. Lo que Yoli busca es la polémica de calle,
del populacho, del populismo como dirían los centrados. Del titular del voto. Y
lo ha conseguido, al menos irónicamente. A estas alturas ¿quién se cree a la
vice? Y el juego de palabras ya circula
en los memes y entre los contertulios desfanatizados.
¿Qué es un amigo? ¿Qué grado de
amistad se considerará factible? ¿Amigo de roce, de Facebook, amigo de copas,
de viaje, de confidencias o sólo al más íntimo? ¿Se incluirá el concepto
compañero de trabajo, coincidente o simplemente de conveniencia? ¿El amigo de
un amigo puede considerarse amigo, o solamente el amigo de la canción de
Roberto Carlos? ¿Los amigos de mis amigas serán mis amigos, tal como cantaba el
grupo español Objetivo Birmania?
¿Dependerá de la antigüedad en la relación que se den más o menos días
por el fallecimiento? ¿Inspirarán los Manolos con su “Amigos para siempre” para
concretar la cuantía de estos?
La polémica está servida, pero no se
hagan ilusiones. De momento la noticia no tiene más recorrido que pasearse por
los platós llenos de contertulios vacíos de contenido. Y de “amigues” del
régimen.
PUBLICADO EL 16 DE OCTUBRE DE 2025, EN EL DIARIO MENORCA.