Poco debía pensar
Sonora Smart Dodd, cuando allá al principio del siglo XX propuso
celebrar el día del padre, los negocios que se montarían tras su idea. Tampoco debía pensar la disparidad de fechas
en las que se celebrarían. Si en su
origen se celebraba en el mes de junio –y así perdura en la mayoría de los
países del continente americano-, en España, Italia, Portugal y algún otro, lo
hicieron coincidir con la festividad de San José, el 19 de marzo. Y en otros,
incluso esperan a que lleguen las primeras aguas de septiembre. ¡Que le vamos a hacer!.
En aquellos años sesenta y
setenta, época de mi niñez, por
mucho que los comercios intentaran hacernos picar, la economía doméstica estaba
mucho más en crisis que en la actualidad y nuestros padres, mucho más
concienciados de cuales eran las
prioridades en cuanto al gasto.
La festividad de San José, así como el del día de la madre, el primer
domingo de mayo, no se vivía como un
consumismo enfermizo, sino más bien al contrario. Un trabajo manual con pinzas de tender, una redacción, un poema, era el típico objeto
de regalo que aquellos felices hijos, quienes
sin complejos, regalaban a sus progenitores. ¿Qué mejor regalo que un objeto hecho con las
propias manos y dedicación del hijo?. Y
como mucho, un encendedor, una corbata, o un cenicero….
Ahora es diferente. La crisis ya
no sólo está en los hogares, sino que también se dice que lo está en los
comercios. Y el regalo ya no es una
opción personal, manual y de dedicación, sino una obligación en mayor cuantía
monetaria. Al menos esto nos intentan
hacernos entender.
Nos convirtieron a medida que íbamos creciendo en la abundancia, en unos
devoradores de consumo. Y así, muchos de
los ahora padres, lo han ido trasmitiendo e inculcando a los hijos. No es de extrañar que nos sorprenda la
noticia de que Su Santidad el Papa Francisco viajara en autobús y pagara con su
propio dinero el hospedaje. Tal vez este
primer paso de la Iglesia ,
nos sirva para marcar el paso y reconducir lo complejo en simple.
Y como nos sorprende esta anécdota del nuevo Papa, nos sorprende, y por
qué no, hacemos escarnio de muchas otras normas que treinta y tantos años
atrás, cuarenta y más, era costumbre
cotidiana en todas las familias.
Y en treinta y tantos años, ser padre ha cambiado mucho. Y ser hijo, también. Antes, de treinta alumnos en clase había uno
o dos que eran hijos de papá, con sus ropas de marca y sus deportivas. Hoy, treinta y tantos años, sólo dos son los
que van sin marca, sin teléfono móvil y sin Nintendo.
Treinta y tantos años después, es mucho más difícil ser padre. Mucho más difícil ser hijo. Mucho más difícil todo. Y no culpa de unos, sino de todos. Desde la sociedad, desde las leyes, desde los
profesores, desde los padres, y porqué no, desde los hijos.
Lo que aprendimos de nuestros padres, ya no sirve de patrón para nuestros
hijos. O bien si. El amor y el cariño mutuo.
Esta es la base en la que formar una vida, una familia, una raíz.
Ahora cuando uno ya no dispone físicamente de su progenitor, y en cambio es progenitor de otros, valoras lo que es ser padre, lo difícil que
es serlo en este momento, lo mucho que le debes al tuyo, y lo mucho que te
gustaría poder hacérselo saber día a día, porque ser padre es un estar
continuo, un día si, y otro también.
Hemos avanzado demasiado rápido en la conquista de unos derechos, y no
hemos sabido equiparar la velocidad en cuanto a los deberes. Ni tampoco se han puesto mecanismos para
ralentizar unos, acondicionar otros.
¿Cómo poner freno a la adolescencia si los que tienen que dar ejemplo
deberían ser los primeros en ser depurados?
¿Cómo negar un adelanto tecnológico si el consumismo se ha instalado
entre nosotros y no sale de nuestros hogares?¿Cómo enseñar humildad si la
consigna que tu le enseñas es el de “y tú más”?
Y me consta que en los colegios públicos este espíritu igualitario aún
perdura. Una postal, un dibujo, un mural…, aún son entregados en días
señalados. Es en el ámbito doméstico en
el que tanto padres como hijos, nos dejamos llevar por aquello del “ y yo,
más”.
A veces, un regalo de chuches con
una nota que las acompaña, hace feliz a más de un padre, por muy putativo que
este sea.
PUBLICADO EL 19 MARZO 2013, EN EL DIARIO MENORCA.