Ni
el colesterol, ni los trigliceridos, ni la PSA muestran
alteraciones, pero el cuerpo hace tiempo que se resiente. Habrá que ir directo al grano. Que una cosa
es un chequeo y otra muy distinta es indagar las causas y sus
consecuencias. Sobre todo las
consecuencias, piensan algunos. Las causas, ya son historia.
Tratamiento,
cirugía, amputación, exitus…. ¿Estará el
paciente debidamente informado del pronóstico? ¿Arrojará la toalla, presentará
combate o solicitará cuidados paliativos?
De
momento está en la fase negativa. “No puede ser, no puede ocurrirme a mí, es
un error…” Pero los síntomas acabarán apareciendo. Y él, aceptándolo. Se pronostican peores resultados en el
próximo recuento de plaquetas, con significativo aumento de las
alteraciones.
Pero
en política, por suerte, ni se muere ni se traspasa. Se desaparece, se
reproduce, se transforman. Sobre todo,
se transforman.
Estos
días se habla mucho de fracaso electoral, del fin del bipartidismo, de cambio,
de la casta. Pero pocas son las
estrategias que se plantean y los análisis que se solicitan. Y uno se pregunta ¿dónde estaban tantos
asesores que no vieron aquellos síntomas, aquel enrojecimiento de la zona,
aquel olor putrefacto, aquel mareo repentino…?
El pulso
hacía tiempo que marcaba cierta alteración.
El CIS lo intuía y aunque lo cocinaba y maquillaba, emblanquecidos se
quedaban. O debieron. Morado dirán otros, como si aquella saturación de oxigeno
descendiera algunos enteros. Pero el color era lo de menos. Y lo bien hecho, también. O al menos, así
parece.
Y la
música ha sonado en clave nacional en vez de local. Y en lo no hecho. En la corrupción, en la sanidad, en la
educación… y en los espectáculos y
guerras internas.
Lo
ha definido muy bien Santiago Tadeo cuando ha dicho que la “misma marea que los
aupó, los ha hundido”. Al final del
recuento, poco distan de las
penúltimas. Aunque el centro izquierda,
sí que ha encorado. ¿Quién ha perdido pues? Pero aún hay futuro tras la
enfermedad, tras la amputación, tras el impasse.
El
análisis impone un centro que mire hacia la derecha y hacia la izquierda. A ambos lados. Y la estrategia impone sacrificio propio. La
solución pasa por disolver las cámaras y adelantar elecciones. Y sobre todo,
que la casta antigua, no se presente.
Los votos buscarán cobijo en un centro que aglutine a la mayoría de las
voces ciudadan@s.
Sólo
así empezará un nuevo ciclo... moderado.
Que no morado.
Luego, tiempo habrá para volver a corromper el
sistema.
PUBLICADO EL 4 DE JUNIO 2015, EN EL DIARIO MENORCA.