El
Gobierno nos sorprendió con una grata noticia. Se acabaron ya las tan temidas
ruedas de prensa posteriores a los consejos de ministros, viernes si, vienes
también. Ahora, el comprar obras de arte
nos saldrá muchísimo más barato. Y no es
que el españolito de a pie llene el carro de la compra con estas obras, pero seguro que algún otro españolito –de los
que no van a pie-, sí que lo hace. Y por
alguien se empieza, claro. Por los
ricos, que son menos.
La víspera –madrugada más
bien- de tan memorable decisión, la fachada de mi domicilio fue víctima de la
acción de un presunto –eso siempre- mal
nacido. Dos rayas de spray o lo que algunos llamarían un grafiti. Un grafiti sin arte, sin gracia, sin
nada. Vamos, que no llega ni a grafiti,
sólo a pintada. Y por tanto sin abaratamiento alguno en el IVA
La póliza de seguros ya contempla que las
pintadas, aun siendo un acto vandálico, no quedan cubiertas. Y es que de
pintadas hay muchas. El epígrafe del
pintor profesional que intentará suavizar dicho impacto visual, tampoco figura
entre quienes han sido agraciados en el último consejo con la definición de
arte.
El código penal lo
contempla como deslucimiento y no como daños, y por si fuera poco, tampoco
contempla los gastos que a uno le cuesta restituir al punto anterior. Una gamberrada. Una levedad, dirán algunos.
En mi ruta semanal de
supermercados, diviso en uno de ellos dos estanterías llenas de sprays, a tres euros y pico el envase. La tentación volvía a estar al alcance de la
mano por un módico precio. Me pregunto por qué no les subirán el IVA o incluso
se les imponen un canon para compensar los desaguisados que con ellos, pueden
llegar a producirse, tal como hizo el Gobierno de turno con los Cds, Dvds y
aparatos grabadores. Pero claro, los
ricos viven en urbanizaciones privadas con vigilantes y sin actos vandálicos.
Cambio de tercio y me
posiciono en pensar en positivo. La vía del
emprendedor, como diría la propaganda del régimen, es la que vende. Contratar a la señora Cecilia y hacer de
aquellas dos rayas otro Eccehomo al más puro estilo del de Borja. O diferente.
Y como no, hacerlo reclamo turístico y
programar visitas guiadas previo pago, claro.
¡Y con IVA reducido!
Me despierto del sueño
emprendedor. Aumentar frecuencias aéreas y abaratar precios para hacer rentable
el negocio, va a ser un imposible. Y en esto, el Gobierno ya no puede
ayudarme. Deberé recurrir al estribillo
de Peret y en vez de cantar, pues “pagar
y ser feliz”.
PUBLICADO EL 30 ENERO 2014, EN EL DIARIO MENORCA.