¿Quién
es Olive Kamara se preguntarán ustedes?
Pues no lo sé. Si ponemos el nombre en el buscador de Google saldrán algunas
entradas en Facebook, y poco más. ¡Como que quien no esté en el Google, no
exista! Si además le añadimos que la búsqueda se centre en Costa de Marfil, la
cosa ya se pone más difícil. No obstante, si la búsqueda la redondeamos con “el
timo de Olive Kamara”, la cosa cambia.
¿Y por qué timo y no desesperación? Sencillamente porque recibí un email en el
que una supuesta Olive Kamara de Costa de Marfil se dirigía a mí –y es de
suponer que a miles más- para pedirme colaboración para invertir un millón y
medio de dólares.
Que
a uno no le toque ni el reintegro en la primitiva y venga alguien de fuera que
le haga esta oferta, es irrisorio vamos.
Y más aún cuando te dicen que tienes el perfil adecuado. Ni que fuera una entidad bancaria o una
ONG. Y cuando miras el calendario y ni
es primero de abril ni el día de los Inocentes, vamos, de juzgado de guardia.
También
es verdad que podría haber titulado el escrito como “duros a cuatro pesetas”, pero ni eso. En internet se conoce como la “estafa
nigeriana” y también como “timo 419” en relación al artículo del código penal
nigeriano en que se encuentra tipificado.
La
primera reacción te hace pensar que estás ante un virus informático y que la
curiosidad de darle al intro puede
desencadenar la pérdida de tus códigos secretos y de tus secretos con el
fisco. Salvado el primer escollo, ves
que el intro no entraña problema
alguno y sí la candidez –o el interés- de uno.
¿Acaso en este siglo XXI aún persiste el timo de la estampita?
Pues
parece que sí, o al menos, lo intentan.
Otra cosa es que alguien pique, aunque todo es posible en esta sociedad
tan necesitada de recursos y sobrante de deslealtades. ¿De verdad alguien puede creer que una
presunta heredera de un millón y medio de dólares, necesita dinero para salir
del país de origen?
Y
es más, en el último párrafo indica que
necesita invertir aquí, por la inestabilidad política del suyo. ¿Sabrá que estamos en España?
¿No
llegarán noticias de juzgados ni de banqueros que manifiestan complejidad en entender las preferentes, o de miembros de la realeza que no saben ni
contestan?
Estampitas,
cadenas y demás artilugios del pasado se mantienen ancladas en la época actual. Es la infraestructura moderna puesta al
servicio de la estafa. Esperemos que los
cándidos sean menos numerosos y allá los otros con su codicia.
En
el fondo, falta formación.
PUBLICADO EL 15 MAYO 2014, EN EL DIARIO MENORCA.