TESITURA

Pedro Sánchez promete que no va a haber unas terceras elecciones.  Que de una forma u otra, las fuerzas del cambio se unirán y sacarán  a Rajoy del gobierno. Y aunque lo haya dicho en precampaña electoral y las promesas se las lleve el viento, lo cierto es que esta vez  me lo creo.

Me lo creo porque a él le interesa que así sea.  A él y a su señora esposa.  Otra cosa muy distinta es que sean ellos quienes  lleguen a ser los inquilinos de la Moncloa.  Pero esta segunda ronda ha vuelto la pelota sobre el tejado de los electores.  En la tesitura estamos los españolitos de a pie y no precisamente los profesionales de la política.

Sin duda, quienes peor lo tienen en esta tesitura serán los votantes populares y socialistas.  ¿Quién garantiza a los votantes populares que otro gobierno popular no volverá a suprimir pagas extras, abaratar el despido,  intentar privatizar la Sanidad y reducir el gasto educativo? Si cuando nadie hablaba de ello, lo hicieron, ¿de qué serán capaces de hacer  ahora cuando  los socios  europeos se lo reclaman?

Y los socialistas otro tanto.  Saben que su líder está más preocupado por su salvación personal que por la de España entera.  Que sería capaz de vender el alma de los españoles al diablo para conseguir que su mujer fuera la primera dama.  Y saben también que un apoyo al partido morado representará un paso atrás en todo lo que representa este estado de bienestar que tantos años ha costado alcanzar.  Y tantos sacrificios se han llevado por delante.

Quienes mejor lo tienen son los votantes de la extrema izquierda y los de ciudadanos.  Ellos, sin necesidad de reflexión alguna y sin miedo a equivocarse,  volverán a votar a sus formaciones de referencia y a esperar el  escrutinio de los votos.

Y ahí es cuando en un acto de patriotismo me imagino el sacrificio de los populares.   Lo dije antes de las elecciones del 20-D y lo repito antes del 26-J.  Si el Partido Popular no se presentara a las elecciones, sus votos irían hacia Ciudadanos.  Y allí sí que Ciudadanos y PSOE podrían alcanzar este acuerdo mayoritario por la que tanto clama Rajoy.

Y por la que claman también tantos ciudadanos de a pie.  Por una vez, no se pedirían sacrificios al pueblo.  Con sólo unos trescientos políticos que sacrificaran su bienestar, léase señorías, el resto, podría salir ganando. 

Y no crean que sea tan difícil.  Seguro que el Palacio de la Moncloa es suficientemente  amplio como para  dar cobijo a las familias Sánchez-Rivera.


Y ni he bebido ni fumado, lo prometo.

PUBLICADO EL 2 DE JUNIO DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.