Dice
el refrán “de fuera vendrá el que de casa
te echará” o si lo prefieren, por aquello de normalizarnos al más puro
estilo catalán como pretende nuestro Goven, “de fora vingueren que de casa ens tragueren”. Pero esta vez el refrán se ha
equivocado. O al menos, en lo referente
al comentario de hoy, que nada tiene que ver con presuntos tintes racistas o políticamente incorrectos. Todo lo contrario.
Pedro
Quevedo, diputado por Nueva Canarias hará posible, mal que le pese a muchos,
que los isleños veamos aumentado el descuento para residente –en los vuelos
interislas-. Ni PP ni PSOE durante
décadas han querido favorecer este argumento ante Madrid. Ni estando en Madrid, han sido capaces de
subsanar este agravio comparativo con el resto de España al que en teoría,
constitucionalmente hablando, pertenecemos.
Pero
lo triste del caso no es que tenga que venir alguien de fuera a sacarnos las
castañas del fuego, no, lo triste es que ahora, tanto Rajoy con Armengol saquen
pecho, y nos quieren vender la vaca, la bicicleta y el sol si fuera
necesario. Y la vaca está flacucha, la
bicicleta con parche, y el Sol necesita protector.
Desde
los inicios de la democracia, Canarias siempre ha ido adelantada en todo
–excepto en el horario- y se ha servido de algunos pocos diputados
nacionalistas para obtener lo que no querían darles sus mismos diputados de
partidos estatales. En Baleares nos pasa
un tanto de lo mismo, con la excepción de que nuestros “nacionalistas” son
cortos de miras. O lo que es lo mismo,
que en vez de mirar hacia Madrid, su objetivo está dirigido hacia Cataluña.
Y
eso es cuestión de grados – y no de alcohol precisamente- y de altura. Rectificar el tiro, aumentar la parábola y
darle suficiente impulso-. Una cuestión
de física en vez de lengua. Así, y sólo
así, Baleares podría ser oída en Madrid.
Y no tan sólo oída, sino escuchada.
Pero
tampoco hay que pedir peras al olmo. Si
nuestros actuales nacionalistas siguen queriendo ser lacayos de los catalanes,
siempre puede haber alguna corriente, llamémosla “regionalista” dentro del
resto de los partidos “nacionales” que podrían dirigir sus políticas en
beneficio de los isleños, y quien sabe, si creando una especie de marca blanca
canaria lograrían impulsar unas políticas que favorecieran los intereses de los isleños.
Ah,
eso sí, con políticos cualificados. Que
para juntar a cuatro gatos que quieran meterse en política para seguir con sus
andanadas, más vale esperar que vengan los canarios a rescatarnos.