AGUA

Azucarillos y aguardiente, podría seguir el título, pero no es el caso. No es ni zarzuela ni género chico, simplemente es un drama. Y como drama, tampoco será lección del tanto por ciento de presencia en la naturaleza, que aunque de esto se trata, dicho así engaña, y mucho.

Simplemente el tema de hoy es la carencia de ella. Se viene pronosticando desde hace años, y cada verano nos advierten de que no hay suficiente, que si la gastamos, que si la despilfarramos, que si tal o cual. Este año no ha sido diferente. Y para que nos concienciemos incluso se da un primer paso con la prohibición de riego en lugares públicos. Vale. De acuerdo. Pero no basta.

La concienciación no basta. Y tampoco la solución es subir el precio, porque en ello, pagamos siempre justos por pecadores. Y el método utilizado tampoco es proporcional. Hay demasiado desaguisado que escurre el bulto y sigue gastando. ¿Y entonces, qué medidas tomar?

Nadie quiere colocarle el cascabel al gato. Y más si este tiene las uñas afiladas. Y en verano, menos. Además, crecemos por todas partes. Siete Menorcas necesitaríamos para generar los recursos que utilizamos, dice la noticia. Pero lo que no dice es que si lo fuéramos, seguiríamos creciendo al mismo ritmo.

A los purines del ganado, en su día se les cargó el muerto en el tema de los nitratos. Ahora, los nitratos ya es lo de menos. Ya bebemos agua embotellada –la misma que aumentó el precio con el aumento de los nitratos-. Ahora es el agua en sí. El recurso.

Y cuando el cerdo y la vaca ya no pagan el pato, resulta que no tenemos culpables a quienes señalar. Nadie se atreve a decir que tantos no cabemos sobre la superficie. Si gastamos siete veces más, por qué no tendemos a reducir el gasto en siete. Siete duchas menos, siete lavados de coches menos, siete lavadoras menos, siete piscinas menos….

Tampoco tenemos que confundirnos, no es que tengamos que ducharnos un día a la semana, como antiguamente solía ocurrir. No es eso, no. Es que podemos seguir duchándonos igualmente, pero menos gente. Que podemos lavar el coche, pero con menos coches. Vamos, que sobramos seis de cada siete habitantes. Mejor dicho, sobran seis de cada siete.

O eso, o que consumamos seis veces menos. Seguro que así adelgazamos de golpe, sin dieta ni gimnasios. Porque lo otro, la construcción de las desaladoras, más que reducir consumo, seguro que lo aumenta. Y el negocio, de algunos, vamos.

Pero ni eso. Ni con el agua al cuello, nunca mejor dicho, se soluciona.


PUBLICADO EL 10 DE AGOSTO DE 2017, EN EL DIARIO MENORCA.