EL “33” CASTELLANO-MANCHEGO

Fuimos muchos quienes nos alegramos cuando en Baleares se suprimió el famoso nivel 33 para los funcionarios que habían pasado por la política.  No era justo que ello ocurriera y mucho menos en tiempo de recortes.  Pero el nivel 33 sigue siendo noticia. No en Baleares sino en Castilla-La Mancha.  Y todo, gracias al PSOE y a Podemos.  Aunque algunos ya han salido a rectificar y han cambiado el nombre.  Nada de treinta y tantos. Simplemente es el complemento de la carrera profesional.  ¿Por qué no llamarla “carrera política”?

Si el timón de la nave manchega hubiera estado bajo los mandos del PP seguramente Iglesias ya hubiera pedido –junto con Sánchez- la dimisión de Rajoy y de todo su equipo. Y los catalanes seguro que hubieran pedido sacarlos a escobazos, pero no.  En este caso, uno ya no sabe si la dirección de Podemos se ha ido de vacaciones o es que está asesorando a la Asamblea Constituyente de Venezuela. Y de los catalanes, mejor no hablar.

Lo cierto es que algunos creerán que Podemos ha sucumbido. Que se ha vuelto casta, vamos.  Pero no, no creo que Podemos haya cambiado.  Siempre creí que eran de los más inteligentes del sistema político español. Al menos, sus dirigentes de la capital.  Tenían el perfil adecuado: universitarios, progres, jovencitos con cara de buenos chicos, y sus propuestas fabricadas al dictado de las encuestas. ¿Qué más podían pedir los desilusionados de la cosa pública?

Eran –y son- la quinta columna de los antisistema. Un partido hecho a medida para España –y para los españoles y asimilados-.  Seguramente en Francia, Inglaterra y Alemania, no hubieran comido un rosco, pero en España, triunfan.  España es diferente. Y como no vamos a ser diferentes si incluso salvamos a los bancos de la quiebra para seguir pagándoles más comisiones.  Cómo no vamos a ser diferentes, si en cierta manera alentamos a la desobediencia civil y algunos se enorgullecen de ello, sin reprimenda alguna.

Y es más, estos antisistema, hacen negocio con la cosa pública. No hay empresa en España que supere unas ganancias del 300 % y con casi veinte millones de euros  netos en el periodo anterior.  ¿Van a redistribuir estas ganancias con los millones de parados, dependientes y viudas mal pagadas? ¿Las van a devolver al Estado para que las invierta en el fondo para las pensiones? ¿O las entregarán a Venezuela para recompensar a las familias de estos centenares de muertos a manos de la policía política de Maduro?


Ni lo uno, ni lo otro.  La casta, siempre gana. Y así va.

PUBLICADO EL 17 DE AGOSTO DE 2017, EN EL DIARIO MENORCA